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Objeto volador no identificado


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  Tutoriales  •  7.466 Palabras (30 Páginas)  •  288 Visitas

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Objeto volador no identificado

Platillo volante de origen terrestre hecho volar y fotografiado en Spring Hill, Florida, Estados Unidos.

El término objeto volador no identificado, más conocido como ovni1 (por las siglas O.V.N.I., calco del acrónimo inglés UFO o Unidentified Flying Object),1 se refiere a la observación de un objeto volante, real o aparente, que no puede ser identificado por el observador y cuyo origen sigue siendo desconocido después de una investigación.

El acrónimo fue creado para reemplazar al de "platillo volante" y ha llegado a trascender más allá de las simples observaciones aéreas. Aunque autores como Erik von Daniken (1999) o Jacques Fabrice Vallée (1976) han apuntado que los antiguos carros de los dioses o las apariciones y raptos en bosques y pantanos podían ser el equivalente a los relatos ovni actuales, el fenómeno-mito comenzó en 1947, íntimamente vinculado a los medios de comunicación.

Su interés para los gobiernos, si es que alguna vez lo tuvo, ha ido decreciendo al encontrarse explicación a la mayoría de los casos y no apreciarse nada especialmente raro ni misterioso en los no aclarados. Sin embargo, la tendencia parece opuesta en la literatura especializada en estos temas, que ha ido creciendo en número de cabeceras y tirada, para pasar a recoger también supuestos contactos telepáticos, pretendidos secuestros y declaraciones sobre experimentos genéticos perpetrados por los tripulantes de dichos objetos. Todas estas afirmaciones extraordinarias tienen en común la ausencia de pruebas extraordinarias que las demuestren. Pese a la total ausencia de las mismas, la hipótesis extraterrestre sigue siendo defendida, quizá por la recompensa mental que aportan las fantasías e ilusiones de ser visitados por inteligencias de otros mundos.

Índice

Contexto histórico

Autores como Luis Alfonso Gámez, Ricardo Campo2 o Neil deGrasse Tyson3 han insistido en la gran importancia de los antecedentes históricos que rodeaban el nacimiento y la popularización del término O.V.N.I.

Percival Lowell, defensor de vivir cerca de otras civilizaciones extraterrestres con gran inteligencia.

A finales del siglo XIX y principios del XX, Percival Lowell había publicado varias obras sobre Marte, en las cuales postulaba que las líneas oscuras divisadas por Giovanni Virginio Schiaparelli en la superficie marciana constituían una red de canales, creados por una civilización inteligente, para traer agua desde los polos al ecuador del Planeta Rojo.4 Pese a que las observaciones de Lowell se revelarían erróneas, el público en general consideró la existencia de vida extraterrestre inteligente y cercana a la Tierra como un hecho probado científicamente. El astrónomo y divulgador científico Carl Sagan (1996, p. 232) indica que la Mariner 9 refutó esa posibilidad cuando fotografió la superficie del Planeta en 1971.

En 1944 la Luftwaffe había conseguido hacer operativo el Heinkel He 178. El motor de este avión sorprendió por su sencillez al no necesitar bielas, pistones, cigüeñal, aceite y los demás elementos utilizados hasta el momento.5 También su velocidad, cercana a los 700 Km/h, dejaba bastante atrás a los mejores aparatos de la época, caso del Supermarine Spitfire. Como tercera virtud se puede destacar su maniobrabilidad. Además el aparato en sí ya era sorprendente para personas poco introducidas en el mundo aeronáutico por no tener hélices que lo impulsaran. Aparatos como este y tantos otros que le siguieron comenzaron a implantar en el ciudadano corriente la idea de que se investigaba sobre nuevos modelos aéreos, bastante diferentes de los anteriores y con unas prestaciones muy superiores.

Un efecto más contundente si cabe para la opinión pública lo causó el V2. Este misil balístico dejaba muy atrás a lo que podían presentar naciones como la URSS o Estados Unidos. La V2 era capaz de mover una carga útil de casi una tonelada, a varios cientos de kilómetros y a velocidades que superaban con mucho la del sonido, según Nigel Hawkes (1992, p. 193) dicha velocidad se consideraba "barrera" infranqueable para un ingenio humano, pese, continúa Hawkes, a que las balas de fusil ya viajaban a esa velocidad desde hacía décadas. Este portento de la ingeniería abrió nuevamente la mentalidad del público en general e hizo ver como posible que un ingenio de origen inteligente causara imágenes que antes se hubieran tomado por espejismos, resplandores, relámpagos o cualquier otra explicación natural.

El 16 de julio de 1945 tuvo lugar en Álamo Gordo la Prueba Trinity, con la que culminaba el Proyecto Manhattan. Dicha prueba, junto a la utilización posterior de una bomba de uranio y otra de plutonio, demostró que se podía conseguir gran cantidad de energía con poca masa. Pero, al mismo tiempo, se descubría un nuevo tipo de arma, con una capacidad destructiva incomparable, lo cual supuso un salto cualitativo en el tipo de guerra que podría librarse. Asimismo, también se dio el pistoletazo de salida para una carrera de armamentos entre los Estados Unidos y la URSS junto a una carrera de información para conocer cada bando el nivel alcanzado por su oponente.6 Aunque actualmente se sabe que la tecnología soviética estaba por detrás de la estadounidense, había dos campos donde si llevaban cierta ventaja: uno era el misilístico, como se verá más adelante, y el otro fue la capacidad de guardar sus secretos. El régimen de Iósif Stalin era una dictadura férrea, con un control considerable de la información producida y difundida, por lo que las apariencias eran más fáciles de guardar. Unido a esto, las inmensas proporciones del país le concedían una profundidad estratégica sin igual, lo que hacía imposible observar todo su territorio, aunque sólo fuese indirectamente, desde ningún punto de su frontera, por muy alto que se alzara el observador. Como ha recogido posteriormente John Lewis Gaddis (2008), los soviéticos podían amenazar con misiles que no tenían y esgrimir divisiones con las que no contaban, o al menos en determinados momentos, porque las agencias de información al principio tenían un gran desconocimiento de lo que sucedía en el interior del país enemigo. La recién creada CIA (Agencia Central de Inteligencia) necesitaba información sobre lo que sucedía en la URSS y financió proyectos de todo tipo para conseguir fotografías o mediciones atmosféricas que pudieran indicar los avances de la otra superpotencia en campos como el de los misiles intercontinentales, los bombarderos estratégicos o las pruebas nucleares atmosféricas.

Ante

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