Origen De Cabimas
Enviado por claudia • 1 de Marzo de 2015 • 6.501 Palabras (27 Páginas) • 4.175 Visitas
Introducción
En este trabajo se resalta las grandezas de nuestra tierra Cabimense, reflejando la gran inmensidad de su historia y actividades en esta bella extensión de tierras resaltando los beneficios económicos que la misma brinda no solo al Estado Zulia si no también a nuestro país Venezuela.
No podemos hablar del Municipio Cabimas dejando a un lado a su gente, misma que se caracteriza por ser luchadora amable y trabajadora aspecto importante en la que se a destacado el Cabimense en los diferentes campos de la vida, como el deporte, las artes, música, las letras etc.
Es importante mencionar que el Municipio Cabimas, posee una rica historia desde el punto de vista de sus pobladores su crecimiento económico suelos ricos sobre todo es una tierra en donde el petróleo es abundante, brindándole al país una imagen de País Petrolero. Por tal motivo hemos querido realizar esta investigación donde expresamos no solo la sutileza del pueblo, sino que también describa a nuestro municipio, con el fin de que todos los habitantes puedan conocer nuestros orígenes e historia ya que muchos desconocen dicho aspectos.
Por lo que la investigación nos hace valorar aun más nuestro municipio y podemos reafirmar que Cabimas “Es Orgullo Zuliano"
Origen de Cabimas.
Su nombre proviene de una voz indígena de origen Caribe, con la cual se designa en Venezuela a un árbol conocido con el nombre de Copaiba o Cabima,
Historia de Cabimas. La historia de Cabimas se remonta a los aborígenes que habitaban originalmente esta región de la costa oriental del lago. Poco se conoce de los primeros pobladores sobre todo porque las investigaciones comenzaron en fecha tan reciente como 1990.
Recién antes de la colonización española habitaban la región indígenas de la tribu de los caquetíos los cuáles vivían en palafitos y extraían la resina del árbol de Cabimas (Copaifera Oficialis) la cual tenía propiedades medicinales. También hacían uso del aceite que manaba de la tierra al que llamaban Mene.
Se han encontrado de ellos petroglifos en la parroquia Germán Ríos Linares y entierros indígenas en la Misión. Los indígenas eran enterrados en vasijas de barro con las rodillas en el pecho. Fabricaban además vasijas con figuras de animales e imágenes antropomorfas.
Estos indígenas llamaban al lago Coquivacoa. Aunque no hubo guerra de conquista, las crónicas si narran casos de crueldad contra los aborígenes, azotados y encarcelados por vivir en concubinato luego de haber sido casados por la iglesia, tal era el crimen del que se les acusaba.
Los indígenas de Cabimas se mestizaron y su cultura desapareció, los últimos palafitos permanecieron hasta fecha tan reciente como los que están frente a Puerto Azul y al Boulevard. De ellos solo queda 1, ubicado en el sector las Tierritas al lado del muelle de los guardacostas detrás de la plaza Bolívar, y fue declarado patrimonio histórico del Municipio Cabimas en 2008. Futuras investigaciones podrían sacar a la luz la cultura y el modo de vida de estos indígenas.
Algunos vestigios arqueológicos hallados pueden verse en el Museo Arqueológico de Cabimas, ubicado en la casa de la cultura en la calle el Rosario
Cabimas nunca fue fundada, simplemente ocupada por españoles, por consiguiente promovieron los valores morales y religiosos del catolicismo con la Virgen del Rosario y San Benito.
Cabimas tuvo su primera plaza pública en 1818, cuando el obispo Rafael Lasso de la Vega aprobó la creación de la parroquia eclesiástica, y ordenó y supervisó la construcción del pueblo y la iglesia en La Rosa como primer centro de Cabimas. El obispo fundador se constituyó en nuestro primer urbanista al trazar la cuadrícula de nueve manzanas de cien varas en cuadro cada una y calles anchas, con iglesia y plaza en el centro. Luego de la destrucción de este primer centro en 1822 por las tropas realistas de Morales, y la extensión del poblamiento hacia el norte con la desaparición de La Misión, ocurrió la mudanza del centro de Cabimas hacia Punta Icotea, donde se encuentra hoy en día.
Allí se reconstruyó el pueblo a partir de 1924 y se volvió a establecer al frente de la iglesia el espacio de la plaza, la cual recibía los nombres de Plaza del Templo, Plaza de la Iglesia o Plaza del Rosario. Este espacio de encuentro llegó a ocupar un lugar tan importante en el imaginario popular, que a partir de entonces se extendió la denominación de "La Plaza" a todo el caserío que se formó en torno a la iglesia en este segundo centro. La plaza era un amplio terraplén con forma de trapecio unido al Camino Real (posteriormente Avenida Principal) que comunicaba con La Rosa y Punta Gorda hacia el sur. La plaza también se conectaba con una calle (Avenida del Muelle) que conducía hacia el puerto de la costa. Durante cien años el amplio trapecio de La Plaza fue la principal y tal vez la única plaza pública de Cabimas.
Hacia 1925 un jefe civil caraqueño de nombre Julio Campbell inauguró una nueva plaza dedicada a la memoria del malogrado hermano del dictador Juan Vicente Gómez. A diferencia de la Plaza del Templo, fue concebida como parque urbano, como una contribución al ornato público por la presencia de árboles de sombra y plantas ornamentales cultivados en su interior. Para este fin se expropiaron casas y terrenos ubicados en una esquina, a la derecha, de la Avenida del Muelle con la Principal, en el ángulo noroeste de la Plaza del Templo.
Tenía la forma de un rectángulo dorado, más alargado hacia el lago, con un busto de mármol blanco sobre un pedestal de cemento ubicado en el centro, sobre la confluencia de tres cominerías: dos diagonales y una horizontal con respecto a la Avenida Principal. Tenía escaños (bancos) de cemento armado y luz eléctrica. Esta segunda plaza llegó a ser denominada popularmente como Plaza "Juancho" Gómez, "El Parque" o simplemente como "La Placita", para diferenciarla de la otra, la del templo; también llegó a convertirse en símbolo de la tiranía de las autoridades gomecistas a las órdenes de las compañías petroleras trasnacionales. Duró diez años, de 1925 a 1935.
Plaza Bolívar. El 21 de diciembre de 1935, los Cabimeros tomaron desde muy temprano los espacios de las dos plazas públicas, con la intención de deponer a las autoridades gomecistas que se negaban a abandonar la Jefatura Civil luego de la muerte del dictador. También desde muy temprano los gomecistas colocaron un pelotón de veinticinco hombres armados al frente de la Jefatura y como francotiradores, para contener la manifestación. La multitud congregada en la Plaza Juancho Gómez, en el más alto desafío al poder constituido y a sus fuerzas policiales
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