PREESCOLAR
angydrea22 de Octubre de 2014
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LECTURA PREESCOLAR
En el jardín de infantes como espacio de relaciones educativas dice que entre los seis meses de edad los espacios y las experiencias se dilatan enormemente entorno del niño: las capacidades perceptivas, intelectivas y motrices adquiridas lo proyectan fuera de la familia; poseer un lenguaje suficientemente articulado permite cada vez más amplias posibilidades de comunicación; la creciente capacidad de comprensión verbal permite recibir impresiones cada vez más diferenciadas, mientras el discurso de los adultos y otras interferencias socioculturales facilitan el contacto del niño con mundos ajenos a su directa experiencia.
En el jardín de infantes el niño encuentra vestigios de estos ambientes que le son extraños, posibilidad de acceder a su comprensión y mientras que el ámbito de la familia se ensancha en espacios a menudo inasibles, el mundo de la escuela parece poder contener y hacer accesibles muchos nuevos campos de la experiencia. Tiene además una característica tranquilizadora: el acceso a lo desconocido está mediatizado a través de la experiencia de otras personas, adultos o niños portadores, junto con lo conocido y lo común, de muchas aperturas sobre áreas todavía inexploradas.
Cada niño podrá ser por esto alentado o asustado, su reacción podrá ser de interés o de rechazo; entrara entonces en el juego de las nuevas relaciones intersubjetivas con mayor o menor iniciativa (en los casos de grave inseguridad no entrará en absoluto), con real o ficticia disponibilidad al intercambio relacional.
Si se observa a los niños, en efecto, parece que cada uno de ellos a través de lo que hace o dice, a través del movimiento, el gesto, la actitud o la mímica que intente definir, podríamos decir “construir la situación”, algunos lo hacen participando en un contexto ampliado, que incluye las intensiones del educado y al actuar de los demás; son los niños que toman parte en las iniciativas propuestas y que ocupan un propio espacio, otros no lo logran; pero no por esto, si se observa bien se puede decir que a su vez no construyen una situación. Esto se mueve en un contexto restringido que puede comprender pocas o ninguna presencia y en el cual actúan según una representación de sí y de la situación.
No siempre se trata de niños con perturbaciones, su dificultad está a menudo ligada con un problema de gestión de los contactos interpersonales que reclaman habilidades de tipo gestual o verbal no todavía maduras y una destreza en la comunicación que el niño no tiene o que en ese momento no está dispuesto a usar, nos preocupamos por predisponer un contexto educativo capaz de motivar y orientar los comportamientos infantiles y no prestamos atención al contexto subjetivamente percibido y vivido por el niño.
Los elementos de variedad y novedad del ambiente educativo estimulan la intervención del niño, multiplican sus posibilidades de acción, ofrecen provocaciones y estímulos, exigen estrategias de selección y control de los mensajes y plantean la necesidad de realizar elecciones para delimitar y definir el ámbito de acción y de sus posibles significados.
Gran parte del comportamiento infantil puede considerase en el grupo de los pares un puro actuar entre los otros sin la intención de transformar la propia acción en un mensaje para alguien y sin la disponibilidad de acoger la respuesta de quien lo recibe, pero no siempre es así.
El niño recaba de la situación los elementos para leerla, interpretarla y al mismo tiempo se inserta y asume una posición, pone una imagen de sí en la que trata de ser coherente y en la cual quisiera vincular a los otros, en el jardín ocurre a veces encontrar niños que tienen dificultad para insertarse rápidamente en la situación entonces deben tomarse en cuenta los aspectos particulares del modo de actuar y del reaccionar del niño.
Interactuar supone un intercambio,
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