Pensamiento Politico
nesita27 de Abril de 2013
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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA
FUNDACION MISION SUCRE
ALDEA LUIS BELTRAN RAMOS
LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA Y SU PROYECCION EN EL RESTO DE LOS PAISES DEL MUNDO
REALIZADO POR:
VANESSA FINOL
CI 16.151.758
DICIEMBRE, 2011
PAPEL DE VENEZUELA EN LA TRANSFORMACION REVOLUCIONARIA DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Chávez ha tenido prioridad en las relaciones de Latinoamérica con los países de Sudamérica, en particular los integrantes del MERCOSUR, cuyos gobiernos son izquierdistas y más opuestos a Estados Unidos, en cambio con la comunidad andina (de la que Venezuela ha formado parte desde 1973) las relaciones han sido frías, porque los gobiernos de los países miembros (exceptuando Venezuela, y desde 2006, Bolivia), están a favor de ALCA y han negociado además un tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos.
Con Colombia hubo diferencias sobre el paso de camioneros venezolanos a territorio colombiano. El gobierno colombiano de Andrés Pastrana ofreció asilo al presidente golpista venezolano Pedro Carmona -que derrocó por dos días al gobierno de Chávez-, además de a varios militares venezolanos sublevados. Cuando llegó a la presidencia colombiana Álvaro Uribe Vélez -sucesor de Pastrana-, éste decidió apresar al miembro de las FARC Rodrigo Granda en territorio venezolano (véase, Caso Rodrigo Granda) sin permiso, intensificándose los roces diplomáticos, incluyendo cruces de declaraciones donde el gobierno de Chávez acusaba al gobierno colombiano de apoyar el golpe de estado del 2002 y el de Colombia al gobierno venezolano de apoyar a las guerrillas colombianas.
Con Perú, Chávez tuvo un incidente diplomático por la estadía de Vladimiro Montesinos en territorio venezolano de forma ilegal (véase, Caso Vladimiro Montesinos), donde peligró las relaciones diplomáticas con el entonces presidente peruano Valentín Paniagua, con su sucesor Alejandro Toledo, mejoraron en un primer momento, pero se volvieron a deteriorar a finales de 2005 cuando Chávez declaró su apoyo al que fuera candidato Ollanta Humala a las elecciones de 2006 en Perú, el gobierno de Toledo consideró esta acción una intromisión de Chávez en los asuntos internos peruanos y rompió relaciones con Venezuela, Chávez desestimo estas críticas de su homologo peruano, recibiéndose insultos mutuamente. Igualmente persiste las declaraciones subidas de tono con el sucesor a la presidencia peruana Alan García.
Con Ecuador, las relaciones son regulares el préstamo de petróleo por parte de Venezuela al gobierno de Alfredo Palacios, para contrarrestar los efectos de una huelga petrolera y ha habido acuerdos petroleros en conjunto.
Con Bolivia en un principio no fueron mejores, pero al ser elegido Evo Morales presidente del país, se percibió un importante acercamiento en las relaciones bolivianas-venezolanas, con Chile también hubo fricciones en donde el entonces presidente de ese país Ricardo Lagos decidió igual que otros mandatarios con fricciones con Chávez en retirar su embajador de Venezuela porque Chávez declaró que desearía bañarse en una playa boliviana, las relaciones con este país mejoraron después con la sucesora de Lagos Michelle Bachelet, pero no son muy dinámicas, en cambio las relaciones con Brasil, Argentina y Uruguay, son espléndidas (como proyectos en conjunto, Tele sur o Petrosur, entre otros), incluso Venezuela accedió al MERCOSUR, algo impensable en el pasado; estas relaciones solo son superadas por las cubano-venezolanas.
Además de la citada diferencia con México, Colombia, Perú y Chile, Chávez ha tenido pobres relaciones con los países centroamericanos, porque todos sus gobiernos son derechistas o centristas, esto se evidenció cuando Chávez decidió apoyar al candidato chileno, José Miguel Insulza, como secretario de OEA (a pesar de la diferencia de Chávez con el gobierno de ese país), en contra de los candidatos salvadoreño y mexicano, Francisco Flores y Derbez respectivamente, lo que evidenció la división de la política ínter latinoamericana en dos bloques bien diferenciados.
Las relaciones con los países caribeños anglófonos y francófonos se han mejorado ostensiblemente con la creación de Petro caribe, especialmente con Jamaica, pero hay diferencias con Anguila, Dominica y Barbados (por el litigio de la isla de Aves wikinoticias) Trinidad y Tobago (Petro caribe, le perjudica su negocio petrolero).
LA INTEGRACION POLITICA DE AMERICA LATINA, VIGENCIA DEL PENSAMIENTO BOLIVARIANO.
Esta integración se vincula históricamente con los proyectos integracionistas sustentados por Simón Bolívar, Monteagudo y José Artigas. Es decir, hay una continuidad histórica entre una y otra. Es el marco de la unidad continental que las naciones pequeñas (Bolivia, Paraguay, Uruguay) pueden llevar adelante el desarrollo y la liberación. Es decir, que unidad y liberación van juntas.
En los inicios de los años 60 del siglo XX cuando América Latina se debatía entre la llamada Alianza para el Progreso propuesta por los Estados Unidos de Norteamérica particularmente por la administración Kennedy y el ejemplo de la revolución cubana encabezada por Fidel Castro. Cuando además la cuestión de las vías (¿lucha armada o lucha electoral?) de la revolución y la revolución socialista en el continente latinoamericano estaban en el orden del día de la discusión en la izquierda latinoamericana.
La transformación revolucionaria de nuestra realidad es la única solución para superar el subdesarrollo, alcanzar la justicia social, para conquistar la soberanía nacional. La fase nacional y la fase socialista son las dos fases por las que ha de pasar la revolución latinoamericana. Que es la continuidad histórica de la primera independencia que realizara la unidad federal de nuestro continente.
En la mitad de los años 60 del siglo XX en que se produce una transformación de política norteamericana que repercute en América Latina y el Caribe. En donde se pasa de una política de "equilibrio de poderes" y de "balcanización" hacia una política integracionista que se funda en los cambios estructurales del capitalismo. La integración del continente austral es en el siglo XX una necesidad histórica.
El tiempo de la balcanización latinoamericana ha arribado a su ocaso. La integración se producirá de cualquier manera. Es decir, puede concretarse para afianzar el subdesarrollo y la dependencia colonial, o puede realizarse para superar el atraso y liberarse de la opresión imperialista. La integración en si misma no es nada más que un instrumento, una herramienta, un medio. Todo dependerá de a que estructuras servirá la integración, a que pautas favorecerá. En otros términos, integración para la servidumbre o integración para la liberación. Es claro que la integración liberadora en Latinoamérica, tiene que operar sobre las bases de soberanías nacionales efectivas e igualitarias.
Es decir, sin abusos, ni prepotencias, ni satélites mayores, ni menores, ni países dominantes y dominados. Es así que, solo desde ese punto de partida se podrá construir la gran nación latinoamericana. Sin patrias soberanas no habrá integración valida y fecunda.
La integración latinoamericana, debe ser entre iguales, sin tutelas o hegemonías. No se trata de canjear una dependencia por otra. Pero en la realidad en el continente hay potencias (relativas) cuyas decisiones son determinantes para concretar un proceso integrador y liberador. Esas potencias relativas son Argentina y Brasil. Es decir, la dialéctica relación argentino-brasileña. Su enfrentamiento o acuerdo, han sido decisivos en la historia de Sudamérica. La estéril rivalidad argentino-brasileña equivale a desunión y debilidad del continente. Favorece la integración dependiente.
Su unidad, su cooperación en un bloque activo y aglutinante, será decisiva para el curso de la integración liberadora. Esto es debido a razones de carácter territorial, poblacional, económico, de recursos naturales, de parque industrial, geopolítico e histórico. El bloque argentino-brasileño, regido por regímenes populares y liberadores, es una doble garantía contra cualquier tentación de predominio.
A fines de los años 70 del siglo XX cuando los pueblos del tercer mundo particularmente Latinoamérica luchaban por un nuevo orden económico internacional, y para lograr ese nuevo orden desde la perspectiva latinoamericana es necesario pactar un nuevo statu con los Estados Unidos, desde posiciones de fuerza y sin desligarse del resto del tercer mundo. Es por eso, que la integración en Latinoamérica se vuelve algo prioritario.
El continente latinoamericano si desea alcanzar las metas de su desarrollo económico, de una justa distribución de su ingreso, y de una democracia pluralista estable debe liberarse de su dependencia. El negociar entonces un nuevo statu con los Estados Unidos que no trabe inexorablemente su desarrollo es algo importantísimo.
En lo que se refiere concretamente al Uruguay, en el último cuarto del siglo XIX se afianza el Uruguay como estado tapón y engranaje del equilibrio platense. Sobre esta condición se dedicará su historia del siglo XX hasta la década de los 60. Entre tanto el Imperio de turno -primero Gran Bretaña y luego Estados Unidos- valoró enfáticamente el rol
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