Perú: la ausencia de síntesis
lunita07Tutorial29 de Noviembre de 2013
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Perú: la ausencia de síntesis.-
Fidel Tubino Arias-Schreiber
“ ... De pavores y espantos y angustias y desgarramientos se ha hecho el milagro de todas las patrias; pero aunque la nuestra puede ser más dulce que cualquiera, no nos avergüenza ser crueles con ella, y mientras unos se ponen a soplar estérilmente en los siniestros “pututos” del encono, en otros reaparece de pronto la ancestral dureza del abuelo corregidor “.1
1. La identidad nacional como carencia de ser
Los peruanos sabemos lo que no somos y no lo que queremos ser. No sabemos lo que somos y lo que deseamos ser. Somos una colectividad sin proyecto, una colectividad sin contornos, una colectividad sin rumbo. Creo que nuestro país adolece de una crisis crónica de identidad, es decir, de ubicación en el tiempo y en el espacio. Los peruanos no solemos definirnos como colectividad de manera positiva; nos definimos más bien por nuestras carencias, por lo que nos falta, por lo que no somos, por lo que no deseamos ser. Lo valioso es siempre una externalidad estructuralmente distante, ajena, extraña. Somos carencia, carencia de lo ajeno, carencia de ser. Nacimos como nación con una identidad truncada, con una relación defectuosa con nuestras pertenencias. Tenemos, como decía Salazar Bondy, una identidad descentrada porque la relación que mantenemos con nosotros mismos – con “lo propio”- es estructuralmente una relación fallida.
Pero, qué es “lo propio”? Una primera posibilidad es entenderlo como una esencia permanente, como sustancia, es decir, como lo subyacente, lo que no se modifica a través del tiempo y que por ello, permite identificarnos como siendo “lo mismo“a través del cambio y la diversidad. Una segunda posibilidad es entenderlo como un télos, una finalidad compartida, una vocación común, una orientación valorativa, una tarea común que congrega a la diversidad y le otorga sentido a la convivencia .
Como esencia permanente, lo propio se construye mediante acciones colectivas sostenidas en el tiempo. Es así por ejemplo como se construyen las identidades nacionales: mediante políticas de construcción nacional – national buildings- tramitadas desde el Estado-nación. Pero las identidades nacionales se construyen siempre en oposición a otras identidades, es 1 Basadre, Jorge. Meditaciones sobre el destino histórico del Perú. Lima, Ediciones Huascarán, 1947 .P. 95
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por ello que crecen en los períodos de guerra y se fortalecen en los períodos de paz. Son identidades en conflicto. Identidades que se construyen marcando la diferencia con otras identidades, identidades que conllevan la confrontación como potencialidad siempre presente.
2. El Perú como tarea
Podemos pensar lo propio como tarea a futuro, como proyecto común. Pero para que esto se de es necesario compartir un ethos, una cultura común. El Perú como tarea a futuro, como proyecto compartido por las diversas colectividades presupone la creación de una cultura transcultural, valores comunes que hagan razonable la convivencia desde nuestras diferencias culturales, políticas y religiosas. Y eso es justamente aquello de lo que carecemos es decir, una cultura política pública arraigada en la diversidad y por ello mismo compatible con la pluralidad de credos, culturas y opciones ideológicas de los ciudadanos. Esta cultura pública no puede ser una cultura superpuesta como una externalidad ajena, debe ser más bien, una cultura común enraizada en los éthos de la gente. Sólo de esta manera la participación en un proyecto común adquiere legitimidad y sentido para todos, y por ende, se torna vinculante y capaz de motivar una empresa que congrege a los ciudadanos respetando su diversidad y reconociendo sus diferencias como valiosas.
“ … Un país decía Basadre - ...es algo en que nacemos y que – querámoslo o no- nos otorga muchos elementos fundamentales de nuestra ubicación dentro de la vida... Pero – no lo olvidemos nunca y menos ahora – es también empresa, proyecto de vida en común, instrumento de trabajo en función del porvenir “.2 Sin embargo, aún no nos hemos construido un rumbo unitario como país. Somos por lo contrario una comunidad imaginada, cuya esencia – también imaginada-es el descentramiento, es decir, el estar lanzados hacia fuera desde ningún centro.
La cultura nacional del Perú es la cultura urbana castellano-hablante. Esta cultura no es sin embargo una cultura que lleve en sí “la multiplicidad de tradiciones” que nos conforman. Es una cultura sin centro, o, como decía Salazar Bondy, una cultura que torna a la mayoría de los peruanos ajenos a sí mismos, una cultura que no se ofrece como espacio de reconocimiento recíproco, una cultura que nos des-realiza.
Desde una auto-imagen empobrecida y auto-mutilante, los peruanos somos por ello presa fácil de las influencias culturales externas, pues al no poseer centro, no disponemos de criterios de selección de lo externo. Nos hemos acostumbrado a mirar lo familiar como defecto y lo extraño como valioso. Nos hemos quedado sin criterios de valoración de “lo ajeno “: por ello, el contacto con lo ajeno nos enajena: no porque sea enajenante per se sino porque tenemos originariamente una relación defectuosa con nosotros mismos.
La “cultura nacional “es una cultura de la carencia. La carencia de ser es, para nosotros, nuestro sino. Carecemos de virtudes cívicas, carecemos de proyecto nacional, de orientación compartida, carecemos de una identidad que nos unifique desde nuestra 2 Jorge Basadre. Discurso pronunciado en Torre Tagle el 26 de Enero de 1979.
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diversidad, carecemos, siempre carecemos. La cultura nacional es, por ello, una cultura en falta .
Somos un país donde lo real no es como aparece, donde el espacio público no es lugar de aparición de lo verdaderamente importante, donde la agenda pública no se centra en los grandes problemas nacionales, donde las élites intelectuales están ausentes de la deliberación pública, donde la historia oficial es un relato compacto que ignora la vivencia de los excluídos, donde la memoria histórica de la nación se halla totalmente dislocada de las memorias y las culturas locales.
Para construirnos como tarea a futuro, “como proyecto de vida en común “, como “trabajo en función del porvenir “tenemos que empezar por hacer del espacio público un lugar de aparición de lo realmente importante y de la deliberación política un debate sobre los grandes problemas nacionales. Pero sobretodo, debemos re-escribir nuestra historia, hacer de ella la conjunción de nuestras memorias, la expresión de nuestros recuerdos y de nuestros olvidos.
. 3. La cultura nacional como híbrido inconcluso
Jorge Basadre nos ha enseñado con magistral hondura por qué “la síntesis social peruana no se ha realizado aún “3. El Perú – sostenía con la lucidez y la honestidad intelectual que lo caracteriza - es un país complejo, fracturado, sin vasos comunicantes entre sus colectividades, compuesto por “una serie de compartimentos estancos, de estratos superpuestos o coincidentes, con solución de continuidad ” 4. La Nación peruana – hay que decirlo - no ha logrado constituirse en lugar de encuentro de la diversidad. El “verdadero Perú”, el que anhelamos, es aún, por desidia, un problema, pero “es también, felizmente, posibilidad “ 5 .
Hablar del Perú como problema es hablar de una historia de exclusiones, de silencios cómplices, de desencuentros identitarios, de procesos inconclusos, de cursos y recursos. En el Perú la exclusión de las culturas originarias fue y sigue siendo soslayada mediante el ideologema del mestizaje: desde esta perspectiva la identidad nacional suele ser presentada como un logro, no como una tarea. Extraña postura ésta de usar ideológicamente la teoría del mestizaje para no vernos como “un país complejo, fracturado, sin vasos comunicantes entre sus colectividades “. Ignorando éste, nuestro punto de partida, la identidad nacional – es decir, la peruanidad- fue presentada la síntesis viviente de lo indígena y lo hispano. Síntesis que nunca se produjo y que más bien dio lugar a complejos procesos de superposición, hibridación y diglosia tanto linguística como cultural. El mestizaje no es síntesis , es fusión compleja, es acomodo y reacomodo de lo diverso, es expresión de una historia de flujos y reflujos , de encuentros y desencuentros que no han logrado superar aún la brecha entre la cultura hegemónica - la cultura urbano castellano hablante- y las culturas subalternizadas desde la conquista española. Es en este sentido que Basadre enseñaba que en 3.Ibid. p. 35. 4 Ibid. 5 Ibid. P. 36.
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el Perú “ aún no se ha resuelto fundamentalmente el problema creado por la conquista española cuando se superpuso el grupo conquistador ( y quienes siguieron a los conquistadores ) a la masa indígena. Esa especie de dualismo no se ha roto definitivamente a pesar de la existencia de un vasto mestizaje “.6“
La síntesis social peruana – solía decir Jorge Basadre – “no se ha realizado aún” y – diría yo- tal vez no tengamos que aspirar a realizarla. Antes que aspirar a una integración sintética de la diversidad, lo que urge, para empezar a generar formas de convivencia dignificantes, es visibilizar la diversidad, y a partir de allí, y sólo de allí, establecer vasos comunicantes que nos permitan dejar de ser “una serie de compartimentos estancos, de estratos
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