Plan General De Trabajo
Mitzi_2328 de Enero de 2013
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Anthony Giddens
Sociología
Tercera edición revisada
Versión de Teresa Albero, Jesús Alborés, Ana Balbás, José Antonio Olmeda, José Antonio Pérez Alvajar y Miguel Requena
Revisión técnica de Jesús Cuellar Menezo
Alianza Editorial
Índice
2. Cultura, sociedad e individuo
Conceptos básicos
La especie humana
Evolución
Instintos y necesidades biológicas
Diversidad cultural
Identidad cultural y etnocentrismo
Socialización
Niños no socializados
Desarrollo inicial del bebé
Desarrollo de la percepción
Llanto y sonrisa
Niños y cuidadores
El desarrollo de respuestas sociales
Teorías del desarrollo infantil
Freud y el psicoanálisis
Las teorías de G. H. Mead
Piaget: el desarrollo cognitivo
La relación entre las teorías
El ciclo vital
La infancia
La adolescencia
El adulto joven
La edad adulta
La Vejez
La sucesión de las generaciones
Socialización y libertad individual
Resumen
Lecturas complementarias
Términos importantes
8. Desviación y delito...229
Conceptos básicos...229
El estudio del comportamiento desviado...230
¿Qué es la desviación?...231
Normas y sanciones...232
Teorías del delito y la desviación...233
Teorías sobre la escolarización...526
Berristein: códigos lingüísticos...526
Bowles y Gintis: los colegios y el capitalismo industrial...528
Illich: el plan de estudios oculto...529
Educación y reproducción cultural...530
Willis: un análisis de la reproducción
cultural...531
Educación y desigualdad ...533
2. Cultura, sociedad e individuo
Socialización
Los animales inferiores en la escala evolutiva, como es el caso de la mayor parte de las especies de insectos, son capaces de valerse por sí mismos poco después de nacer, con escasa o ninguna ayuda de los adultos. No existen generaciones entre las especies inferiores, ya que el comportamiento de los "jóvenes" es prácticamente idéntico al de los "adultos". Sin embargo, a medida que vamos subiendo en la escala evolutiva estas observaciones se hacen menos ciertas, ya que los animales superiores tienen que aprender formas de comportamiento apropiadas. Entre los mamíferos, los jóvenes están en muchos casos totalmente indefensos cuando nacen y necesitan el cuidado de los mayores. El niño es el más indefenso de todos ellos y no puede sobrevivir sin ayuda de un adulto, al menos durante sus primeros cuatro o cinco años de vida...
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La SOCIALIZACION es el proceso por el cual la criatura indefensa se va convirtiendo gradualmente en una persona consciente de sí misma, con conocimientos y diestra en las manifestaciones de la cultura en la que ha nacido. La socialización no es un tipo de "programación cultural" por la cual el niño absorbe, de un modo pasivo, las influencias con las que entra en contacto. Desde el momento en que nace, el niño tiene necesidades o exigencias que afectan al comportamiento de los responsables de su cuidado: el bebé es un ser activo desde el principio.
La socialización pone en contacto a las diferentes generaciones. El nacimiento de un niño altera las vidas de aquellos que son responsables de su crianza, los cuales, a su vez, experimentan un nuevo aprendizaje. La paternidad liga normalmente las actividades de los adultos a las de los niños para el resto de las vidas de ambos. Las personas mayores siguen siendo padres cuando se convierten en abuelos aunque, por supuesto, establecen una nueva serie de relaciones que conectan a las diferentes generaciones entre sí. Aunque el proceso de aprendizaje cultural es mucho más intenso durante la infancia y el principio de la niñez que posteriormente, el aprendizaje y la adaptación continúan durante todo el ciclo vital.
En los apartados siguientes continuaremos abordando el tema de la "naturaleza" frente a la "crianza". En primer lugar, analizaremos el desarrollo del individuo humano desde la infancia hasta el principio de la niñez, identificando los principales estadios de cambio que se producen.
Niños no socializados
¿Cómo serían los niños si, por alguna razón, crecieran sin la influencia de los adultos? Evidentemente, ninguna persona, a modo de experimento, podría criar a un niño apartado de la influencia humana. Sin embargo, han existido ciertos casos, muy debatidos, de niños que pasaron los primeros años de su vida apartados del contacto humano normal.
El "niño salvaje de Aveyron"
El 9 de enero de 1800 una extraña criatura surgió de los bosques cercanos al pueblo de Saint-Serin, en el sur de Francia. A pesar de andar en posición erecta se asemejaba más a un animal que a un humano, pero pronto fue identificado como un niño de unos once o doce años. Únicamente emitía estridentes e incomprensibles chillidos y parecía carecer del sentido de la higiene personal y evacuaba donde y cuando le parecía. Fue conducido a la policía local y, más tarde, a un orfanato cercano. Al principio se escapaba constantemente y era difícil volver a capturarlo. Se negaba a vestirse y rasgaba ...
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las ropas en cuanto se las ponían. Nunca hubo padres que lo reclamaran.
El niño fue sometido a un minucioso examen médico en el que no se encontró ninguna anormalidad importante. Cuando se le puso delante de un espejo parece que vio su imagen sin reconocerse a sí mismo. En una ocasión trató de alcanzar a través del espejo una patata que había visto reflejada en él (de hecho, la patata la sostenía alguien detrás de su cabeza). Después de varios intentos, y sin volver la cabeza, cogió la patata por encima de su hombro. Un sacerdote que observaba al niño a diario describió este incidente de la siguiente forma:
Todos estos pequeños detalles, y muchos otros que podríamos añadir, demuestran que este niño no carece totalmente de inteligencia, ni de capacidad de reflexión y razonamiento. Sin embargo, nos vemos obligados a reconocer que, en todos los aspectos que no tienen que ver con sus necesidades naturales o la satisfacción de su apetito, se percibe en él un comportamiento puramente animal. Si tiene sensaciones no desembocan en ninguna idea. Ni siquiera puede compararlas unas con otras. Podría pensarse que no existe conexión entre su alma o su mente y su cuerpo. (Shattuck, 1980, p.69; véase también Lane, 1976.)
Posteriormente, el niño fue trasladado a París, donde se llevó a cabo un intento sistemático para transformarle "de bestia en humano". El esfuerzo resultó sólo parcialmente satisfactorio. Aprendió a utilizar el cuarto de baño, accedió a llevar ropa y aprendió a vestirse solo. Sin embargo, no le interesaban los juguetes ni otros juegos y nunca fue capaz de articular más que un reducido número de palabras. Hasta donde sabemos por las detalladas descripciones de su comportamiento y sus reacciones, la cuestión no estaba en que fuese retrasado mental. Parecía que o no deseaba dominar totalmente el habla humana o que era incapaz de ello. Con el tiempo hizo escasos progresos y murió en 1828, cuando tenía unos cuarenta años.
Sin duda, hay que tener cuidado a la hora de interpretar casos de este tipo, pues es posible que quedase sin diagnosticar una anormalidad mental. Por otra parte, las experiencias a las que fue sometido el niño podrían haberle causado daños psicológicos que le impidieran alcanzar las habilidades que la mayoría de los niños adquieren a una edad mucho más temprana. Aun así, existe una similitud suficiente entre este caso y otros que se conocen como para poder sugerir cuán limitadas estarían nuestras facultades si careciéramos, desde el principio, de un período prolongado de socialización.
Pasamos ahora a tratar directamente las primeras fases del desarrollo infantil. Con ello podremos comprender mejor los procesos por los cuales el niño llega a ser reconocible como "humano".
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Desarrollo inicial del bebé
Desarrollo de la percepción
Todos los niños nacen con la capacidad de realizar ciertas distinciones mediante la percepción y de responder ante ellas (Richards y Líght, 1986). Antes se pensaba que el recién nacido estaba inundado por una masa de sensaciones que era incapaz de diferenciar. En una famosa observación, el psicólogo Y filósofo William James escribió: "El bebé, abrumado de repente por sus ojos, orejas, nariz, piel y entrañas, lo siente todo como una gran confusión floreciente y febril" (James, 1890). La mayoría de los estudiosos del comportamiento infantil ya no consideran exacto este retrato, pues incluso los recién nacidos reaccionan de un modo selectivo frente a su ambiente.
Desde la primera semana miran con mayor interés las superficies decoradas (rayas, círculos concéntricos o una imagen parecida a un rostro) que las lisas con vivos colores. Cuando tienen un mes estas capacidades perceptivas son aún
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