Politicas Sociales

Introducción.

El trabajo social como profesión surge en un contexto en el que la elaboración de políticas por parte del Estado requiere la construcción de espacios específicos para facilitar la aplicación de esas políticas.

Sólo cuando el Estado se propone intervenir con formas institucionales, se crea el espacio para la profesionalización del Trabajo Social. A partir de allí, el modo de llevar a cabo dicha intervención se basa en una segmentación de la realidad en “problemáticas” que facilitan el establecimiento de prioridades y la asignación de espacios institucionales y de presupuestos. Entonces, ¿cuáles son las “problemáticas” de las que se ocupa tradicionalmente el trabajo social? Estas se relacionan con derechos sociales reconocidos por el Estado, pero que no están a un en su totalidad efectivizados: vivienda, educación, salud, trabajo, seguridad, entre otros.

Sin embargo, el escenario socio- político cambia con el transcurso de la historia, lo cual conlleva transformaciones sociales.

Se sabe que el Estado es el generador de las Políticas Sociales asumiendo un rol benefactor, pues con ello debe cautelar la adecuada vida de las personas en su territorio.

Dado a esto fue que en primera instancia el Estado al ver las demandas por el pueblo que no sólo eran económicas sino también por el poder socio-político derivó las necesidades más urgentes provocadas por el drama de la condición obrera a instituciones religiosas o privadas de beneficencia, los cuales asumieron éstas tareas con un carácter asistencialista. Pero las presiones del movimiento obrero desbordaron las posibilidades de respuestas de las Instituciones religiosas y privadas, por ello el Estado se vio en la necesidad de incorporarlas a un sistema de políticas sociales y al mismo tiempo debió crear más instituciones e ir depurando sus funciones, lo cual generó la demanda de personal pero esta vez con conocimientos técnicos para administrar las políticas sociales, dando lugar e inicio a la profesión de Trabajo Social.

El rol que asume en esos comienzos el trabajador social, fue netamente asistencialista contribuyendo también a la reproducción del sistema capitalista y en el marco de la creciente división del trabajo, con el objetivo principal de generar un espacio para apaliar las necesidades en conjunto a los conflictos formados entre capitalista y trabajo. Por lo tanto, las posibilidades y los límites del trabajador social se encontraban enmarcados por la apertura de dicho espacio dinámico legalmente reconocido y el desarrollo de las demandas populares, con la particularidad que su objeto de intervención se encontraba exclusivamente conformado por la atención de las clases subordinadas.

Luego tras los años fue evolucionando el rol del trabajador social frente a las políticas sociales, ya no se hablaba de asistencialismo sino más de la intervención de grupo y comunidad en la medida que los sectores populares fueron intensificando sus demandas por mayores beneficios sociales y a la espera que el Estado respondiera a sus aspiraciones, se logró la ampliación del espacio profesional mejorando la calidad de formación que se impartió en las Escuelas de Trabajo Social de igual manera desarrollando programas que tiene que ver con las necesidades reconocidas fundamentalmente e impostergables

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