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Premio Ver y Estimar: el atentado


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  Tesis  •  2.311 Palabras (10 Páginas)  •  279 Visitas

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El itinerario del '68

1. Premio Ver y Estimar: el atentado

el 30 de abril de 1968, la inauguración de Ver y Estimar fue interrumpida abruptamente. Ruano entró a la sala del MAM, seguido por compañeros, y dirigió un ataque hacia la que hasta ese momento todos habían considerado su obra, al grito de “Fuera yanquis de Vietnam” y otras consignas antiimperialistas.

Ruano había enviado a la exposición una vitrina donde se exhibía una imagen de John Fitzgerald Kennedy, asesinado en 1963. A pocos metros de la vitrina, el artista había colocado un ladrillo de plomo apoyado en el piso y señalado con flechas, de modo que se visualizara como parte de la obra.

Pero la obra no eran la vitrina y el ladrillo, sino el acto que interrumpió la ceremonia inaugural, atacando y destruyendo la vitrina y la imagen.

Ruano es explusado de a muestra, pero la efectividad de su obra ya estaba lograda. La obra de Ruano no es el papel intacto previo al ataque ni los restos del destrozo. La obra de Ruano es la acción misma de apedrear a Kennedy, de hacer un acto de violencia política contra su imagen oficial en el seno de la institución artística.

El pasaje de la obra-objeto a la obra-acción que varios artistas de esta generación venían explorando con los primeros happenings y ambientaciones, es acompañado por otro corrimiento; se deja de lado la representación de la violencia política, para pasar a realizar actos (artísticos) de violencia (política).

En estas acciones, los artistas se apropian como materiales estéticos de recursos, modalidades y procedimientos propios del ámbito de la política, más específicamente, de las organizaciones de izquierda radicalizadas. Son ellos mismos los que definen la intervención en el Ver y Estimar como un atentado, dirigido a la política exterior norteamericana y a la institución-arte.

La acción de Ruano pone de manifiesto la incipiente ruptura con las instituciones del circuito modernizador, aunque este quiebre todavía se instale en el interior de las mismas.

La acción de Ruano, si bien es una obra firmada por un artista, requiere del apoyo de un colectivo, que es sostén solidario de la acción de un autor individual y que se expone con él frente a las autoridades artísticas y policiales.

El atentado no es la primera manifestación política en las artes plásticas de los años '60; sin embargo, posee un carácter inaugural en tanto inició una seguidilla de acciones artístico-políticas llevadas a cabo colectivamente por un núcleo de la vanguardia plástica argentina de los años '60, que postula (y en alguna manera efectiviza) una forma excepcional de cruce entre arte y política. Esta secuencia, concentrada entre abril y noviembre de 1968, es bautizada como el itinerario del '68. Este nombre alude al clima de época que se condensa en el Mayo francés y en las revueltas estudiantiles y populares mexicanas, en cuyo seno se originan radicales experiencias de pensamiento y de acción. Este itinerario puede congelarse en una serie de escenas que muestran la crisis y la ruptura de los plásticos con los ámbitos artísticos y muestran la progresiva disolución de las fronteras entre acción artística y acción política.

Experiencias 1968: el Mayo argentino.

Las experiencias 1968, convocadas por el Instituto Di Tella, pueden definirse como el epítome de la experimentación y también de las tensiones del desarrollo cultural argentino de fines de los años '60.

La creciente radicalización política de muchos de estos artistas se manifiesta tanto en algunos de sus planteos artísticos como en los modos de intervención que se generan a partir de la censura. Se desencadena la ruptura de la vanguardia con la institución más importante del circuito que la albergaba. Los hechos ocurridos dan cuenta del agravamiento de los conflictos del régimen de Onganía tanto con el Di Tella como con los artistas.

Las obras

Pablo Suárez optó por entregar al público, instalado en la vereda lindante al acceso al instituto, miles de copias de una carta dirigida a Romero Brest, mediante la que renunciaba a participar de las Experiencias. Extractos:

“Se desprende la necesidad de crear un lenguje útil, una lengua viva y no un código para élites. Se ha inventado un arma, que recién cobra sentido en la acción, en la vidriera pierde toda peligrosidad. Creo que la situación política y social del país origina un cambio. El ITDT representa la centralización cultural, la institucionalización, la imposibilidad de valorar las cosas en el momento que inciden en el medio, porque la institución sólo deja entrar productos ya prestigiados a los que utiliza cuando estos han dejado de suponer un riesgo. Todo producto pasa a alimentar el prestigio del Instituto, no del artista. El público del ITDT es un público muy reducido. Allí, todo es arte. Esas cuatro aredes encierran el secreto de transformar todo lo que está dentro de ellas en arte, y el arte no es peligroso. A los espectadores les aseguro: nadie puede darles fabricado y envasado lo que está dándose en este momento. La obra: diseñar formas de vida”.

Ruano, que había quedado excluido de las Experiencias después de Ver y Estimar, realiza un nuevo acto relámpago. Distribuye un panfleto, que presenta como un dispositivo para denunciar el funcionamiento del aparato cultural. Se ubica así en los márgenes de la institución y en contra de ella. A través de volantes, que definieron simultáneamente como una obra y un hecho estético.

Jacoby optó por inscribir su crítica en el interior del CAV y desplegó un gran mural en un panel de madera. Extracto: “El futuro del arte se liga no a la creación de obras, sino a la definición de nuevos conceptos de vida; el artista se convierte en el propagandista de esos conceptos. El “arte” no tiene ninguna importancia: es la vida la que cuenta. Es la historia de estos años que vienen. Es la creación de la obra colectiva más gigantesca de la historia: la conquista de la tierra, de la libertad por el hombre”. La entrega de Jacoby se completaba con una foto de un negro norteamericano manifestando contra la guerra de Vietnam y el racismo, y portaba un cartel en el que se leía “yo también soy un hombre”, y un teletipo proporcionando por la Agencia France-Press. Los cables que emitió el teletipo estaban relacionados con las revueltas en Francia, posibilitando a los espectadores el contacto directo con estos acontecimientos franceses.

Más que girar en torno a la desaparición del arte, el texto de Suárez y la proclama de Jacoby coinciden en postular explícitamente

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