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Principios Del Sistema Educativo Bolivariano 1. Transformador De La Sociedad A Partir De La Identificación De Lo Local, Lo Regional Y Lo Nacional. La Práctica De La Participación, La Formación Crítica, La Integración A La Comunidad, El Arraigo La P

aristeus14 de Junio de 2013

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Principios del Sistema Educativo Bolivariano

1. Transformador de la sociedad a partir de la identificación de lo local, lo regional y lo nacional. La práctica de la participación, la formación crítica, la integración a la comunidad, el arraigo la propia historia, a las costumbres y valores, apuntan a la construcción de una sociedad más justa y al fortalecimiento de las personas y las comunidades para que sean protagonistas de la transformación del país.

2. Participativo y democrático, pues todos los miembros de la comunidad participan en la toma de decisiones, en la ejecución y en la evaluación de las actividades educativas con un clima de relaciones horizontales donde toda opinión se valoriza, donde se forma para la autonomía, la participación y la democracia. Un sistema cuya gestión sea cada vez más, producto de la participación protagónica, soberana, respetando las especificidades locales, regionales y nacionales.

3. De participación comunitaria: en, con y para la comunidad. Esto significa que la comunidad está presente en la actividad educativa, hace uso racional de la escuela y su entorno. En consecuencia, la comunicación entre la comunidad y su escuela tiene que ser fluida y significativa. La escuela es útil a la comunidad y le sirve para fortalecer su capacidad de organización, de reflexión, de expresión y de acción. Al mismo tiempo, permite su interacción con otros modos de ser, de hacer y pensar.

4. Atención educativa integral que promueve la justicia social. Para consolidar el derecho de todos y todas a la educación, no basta con garantizar el ingreso a los centros educativos, es necesario proporcionar una atención integral que permita la permanencia, la prosecución y la culminación de la educación en cualquier etapa. En este sentido, se concibe al estudiante desde una visión holista, en las esferas del saber, del ser, del hacer y el convivir. Para tal efecto, propone el desarrollo de acciones con la familia y la comunidad, así como intersectoriales, con organismos de salud e instituciones científicas, artísticas, deportivas y del trabajo como espacios de relación humana y social.

5. Ejemplo de renovación pedagógica permanente. Entendiendo lo pedagógico, más allá de las técnicas y estrategias de enseñanza, la renovación y transformaciones pedagógicas parten de un cambio ético, de la reflexión sobre para qué se enseña y lo que se aprende, a quién (es), qué, dónde y por qué. Implica entender al educando como sujeto de su propio aprendizaje, a partir de su experiencia y de su acervo. Igualmente, se entiende la enseñanza como el arte de propiciar las situaciones y las interacciones que permiten al estudiante afirmarse como sujeto de su propia formación. Esto conlleva a construir y expresar sus ideas y sentimientos, trabajar en equipo, considerar puntos de vista diferentes y comprender y aprender la producción cultural humana, de manera permanente. De esta manera, la escuela se convierte en un espacio para el diálogo de saberes y producción cultural. Entonces, el aprendizaje se realiza, en compenetración con la vida, emprendiendo y haciendo, investigando y comunicando.

6. Lucha contra la exclusión educativa. Esto se comprende como el reto central, para alcanzar una educación de calidad para todos y todas, en el marco de integración nacional.

Fundamentación pedagógica

El Sistema Educativo Bolivariano tiene su base pedagógica en el pensamiento robinsoniano, así como en las corrientes del pensamiento humanista social. Parte de la aserción de que se debe construir una pedagogía propia potenciadora y humanizadora que ofrezca oportunidades de experiencias que redunden en cambios significativos y de calidad en la educación de los educandos; que facilite nuevos aprendizajes que respondan a sus intereses y potencialidades. Para ello se propone asumir una actitud de reflexión e investigación del entorno en la indagación de nuevos planteamientos para los cambios posibles. En este aspecto se destaca la reflexión y análisis de la práctica pedagógica y su relación con la realidad, lo que implica una interacción continua entre los conocimientos y experiencias que posee el/la docente y la realidad en la que actúa. De esta forma se favorece una mayor participación en el proceso de construcción curricular que debe ser permanente y ajustado a los saberes y a la práctica, en la búsqueda de su pertinencia académica, social y cultural.

En este contexto, la educación bolivariana se concibe como un proceso social y cultural permanente, integral y de calidad, que tiene como finalidad desarrollar las potencialidades de cada ser humano y garantizarle el pleno ejercicio de su personalidad, de manera que contribuya al desarrollo de procesos de transformación social, consustanciados con los valores de la identidad nacional.

En esta concepción es necesario la construcción de una pedagogía que recoja los valiosos aportes de los pedagogos venezolanos y que a la vez tenga la apertura para incorporar nuevos conocimientos, a partir de un análisis crítico y a la vez constructivo de los aprendizajes que brinda la propia realidad para producir teorías que nazcan de la investigación y la práctica docente, que respondan a las realidades y expectativas de la diferentes comunidades; todo ello en función de generar y aprovechar oportunidades de aprendizaje significativos de los niños y niñas, a partir de un proyecto de desarrollo humano que haya sido discutido y consensuado en un ambiente democrático. Una pedagogía participativa, que contribuya a fomentar la convivencia ciudadana y que involucre a los educandos en la resolución de problemas y toma de decisiones en cuanto éstos afectan a su comunidad. Lo que significa un currículo, que se acerca al desarrollo del individuo como persona pero también como sujeto social que se ubica dentro de una cultura determinada y que participa desde su diversidad como sujeto cultural.

Asimismo el enfoque de desarrollo humano y social enmarca su fundamentación pedagógica en perspectivas teóricas que se interpretan manteniendo la coherencia curricular; así como, explican y profundizan el desarrollo humano tomando en cuenta su diversidad y complejidad.

Todo esto en atención a la definición de la educación como elemento fundamental para el desarrollo del ser social, por lo que se entiende el desarrollo “como un proceso que se produce a lo largo de toda la vida y que se origina por la combinación de estructuras biológicas (lo genético) y las condiciones sociales y culturales (medio ambiente)” (MED, 2005, Pág. 27). Igualmente, Stern, Piaget, Vigotsky y Leontiev, comparten este planteamiento, de acuerdo a Hernández y Granier (2003). Esta autora explica que las condiciones humanas de vida son determinantes fundamentales de las condiciones psíquicas humanas y no son producto sólo del cerebro humano. En esta perspectiva la relación entre la herencia y el medio ambiente definen el desarrollo del ser social, la formación de la persona pues determina la condición humana. Lo que trae el individuo genéticamente, sus particularidades, las propiedades naturales del organismo, en combinación con un ambiente rico en aprendizajes y experiencias en la sociedad humana en la que el niño o la niña se educa, potencian su desarrollo.

Un elemento importante a considerar para analizar y comprender el desarrollo son los estadios del mismo, que según Santrock, (2003), se refieren al período de vida en el cual una persona cuenta con determinadas características. Esto significa que las distintas características deben estar relacionadas con etapas específicas de la vida. Para el mismo autor los períodos usualmente definidos son: prenatal, primera infancia, niñez temprana, niñez intermedia y adolescencia. Aunque la posición asumida en esta fundamentación es que el desarrollo se produce durante toda la vida, desde la gestación hasta la vejez.

Igualmente se considera a Vigotsky (1981) quien planteó la teoría del constructivismo social-cultural, explicando que los procesos psicológicos del ser humano tienen un origen social. Sostiene que la finalidad de la educación es promover el desarrollo del ser humano y que la educación siempre va delante del desarrollo, por lo que éste se debe potenciar mediante el aprendizaje. La interacción social con otras personas es fuente de aprendizaje y promueve el desarrollo. Existe una relación entre el desarrollo, la educación y el aprendizaje; por ello se deben conocer los niveles de desarrollo del educando, el nivel real se determina mediante las actividades que hace independientemente, y el nivel potencial, cuando necesita la ayuda de alguien, pero al final puede lograr hacerlo independientemente. Es así que la educación promueve los aprendizajes, actuando en la zona de desarrollo potencial, proporcionando apoyo para fomentar el desarrollo del estudiante. En este enfoque existe una valoración positiva de las diferencias individuales, porque aunque en el nivel de desarrollo potencial la ayuda la aporta alguien más capaz, se parte de que el aprendizaje se produce entre iguales, ya que el sujeto social que aprende es activo, pero ante todo es interactivo (Castorina y Ferreiro, 1996).

De acuerdo a esta teoría la mediación es el proceso por excelencia para avanzar en el desarrollo, actuando entre el educando y su entorno, sirviendo de apoyo y ayuda en la organización y desarrollo de su sistema de pensamiento, facilitando la aplicación de nuevos conocimientos, nuevas capacidades en las situaciones que se le presenten. Si los educandos aún no han adquirido las capacidades para organizar lo que perciben, la persona que actúa como mediadora le ayuda a resolver la actividad

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