Psicologia- Amor verdadero.

Amor verdadero.

Cuentan  las personas que la han conocido, que es una de las pocas afortunadas que ha podido encontrar a una persona que  le pudo brindar lo que tanta gente desea, un amor verdadero, esa afortunada mujer llamada Berenice.

 Como olvidar el  último día en que estuve con el aquel hombre que me hizo tan feliz, las noches que me contaba cómo iba su día en el trabajo, cuando veíamos películas de terror y me la pasaba ahorcándolo porque me daban miedo.

Me viene a la mente aquella ves que salimos y estaba lloviendo demasiado, íbamos corriendo para no mojarnos  tanto, y cuando íbamos corriendo agarrados de la mano los dos nos caemos a un charco lleno de lodo, estábamos muy mojados y teníamos mucho frio pero no podíamos levantarnos de tanta risa que nos dio, nosotros no queriendo mojarnos y salió peor la cosa.

Recuerdo cuando me tomaba la mano hasta quedarme dormida, incluso cuando me daba de  comer cuando yo no quería, recuerdo sus mensajes de cumpleaños, cada año lo más esperado eran esos mensajes, que me alegraban el día, esos mensajes que me expresaban cuanto me amaba y que como no era muy afectivo en cada uno de esos mensajes me expresaba lo que en otro día no estaba acostumbrado a decirme, como olvidar su comida y lo mucho que le gustaba cocinar.

Prefiero a estas alturas recordar los buenos momentos que vivimos juntos, rara vez se enojaba conmigo, siempre fue cariñoso con conmigo, aunque no con las demás personas, recuerdo las veces que él iba manejando y yo contándole mi día o haciendo bromas provocándole una sonrisa con mis ocurrencias.

Extraño tanto pasar tiempo con él, si estuviera aquí lo abrazaría tan fuerte y le diría lo mucho que lo amo, no dejaría que escapara de mis brazos pero uno no puede volver el tiempo atrás.

Pasa la vida, los años, las horas del reloj, y aquellos tiempos en donde él estaba conmigo ya no vuelven más, al principio no podía aceptarlo, no quería dejarlo ir pero tuve que hacerlo si no lo dejaba marcharse lo único que se iba a ir era la vida, mi vida.

 Ahora le cuento a mis hijos y conocidos que yo conocí un príncipe azul, el amor de mi vida, y que el amor real si existe, todos me preguntan que si eso es real, yo contenta le digo que obviamente sí, yo lo tuve y al preguntarme su nombre yo contesto que mi príncipe tenía un nombre, pero que yo le llamaba papá.

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