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QUITO, PATRIMONIO CULTURAL

acuarelista19 de Mayo de 2013

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Antes de introducirnos en el tema en mención, establezcamos el significado de patrimonio, (del latínpatrimonium), según el diccionario de la lengua española. Hacienda que alguien ha heredado de sus ascendientes. Conjunto de los bienes propios adquiridos por cualquier título. Conjunto de los bienes propios, antes espiritualizados y hoy capitalizados y adscritos a un ordenamiento, como título para su ordenación (Real Academia Española,2001: 1156).

El efecto patrimonio se genera por acumulación de huellas, por lógica es también lo que traspasamos por herencia, se trata fundamentalmente de objetos materiales, como una casa, libros, monedas, utensilios, etcétera. De forma parecida también podemos referirnos a derechos y obligaciones, es decir a materiales menos tangibles, podemos hablar de patrimonio en un sentido menos materialista, más abstracto o más espiritual.

El término de forma inmediata me trae como evocación una relación de pertenencia, aún en nuestros días es usado en mención a la herencia familiar. Por extensión se puede hablar de Patrimonio Cultural a la descripción de la herencia sociocultural de los ciudadanos de una determinada nación.

El Patrimonio cultural es la herencia cultural (propia del pasado), con la que un pueblo vive hoy y que transmitimos a las generaciones futuras.En este sentido diríamos que patrimonio cultural se compone de todos los bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad o identidad de un pueblo, (web: Wikipedia. Patrimonio cultural) es decir las costumbres, los hábitos, las tradiciones. Integran el patrimonio material los objetos utilitarios del período prehispánico (piezas arqueológicas); el conjunto urbano antiguo mejor conocido como Centro Histórico (casco colonial) con su arquitectura residencial y religiosa del período colonial y republicano; todo tipo de obras de arte: esculturas, pinturas, orfebrería, libros, documentos, archivos; edificaciones, plazas, parques, espacios públicos y monumentos.

Cabe indicar que el Patrimonio se concibe en función de Memoria y de Identidad, una memoria difundida con significados políticos que lo dan los grupos hegemónicos contemporáneos; es una memoria selectiva y excluyente.

En este sentido se concibe el Patrimonio y la memoria como producto cultural desarrollado en determinadas fuerzas sociales, étnicas y de género, dejando de lado memorias de otros sectores como las mujeres, gremios de artesanos, tribus urbanas, etc. Se trata de una memoria selectiva y excluyente que destaca hitos, monumentos, obras de arte, zonas, etc. y desvaloriza otras.

Una de las más antiguas capitales sudamericanas es “La ciudad histórica de Quito”, como le llama el Comité Mundial de Patrimonio; quien conserva muchos aspectos de su pasadoque están cargados de historia y belleza que muy pocas ocasiones valoramos, o simplemente pasan inadvertidas para muchos.

En efecto, son turistas los que día a día se maravillan de la riqueza de nuestra ciudad que en un acto de justicia internacional fue calificada por la UNESCOen 1978 como Patrimonio de la Humanidad, convirtirtiéndose junto con Cracovia (Polonia), en las primeras ciudades del mundo en formar la lista del Patrimonio Mundial.

La nominación de la ciudad como Patrimonio Cultural de la Humanidad es un atributo quese asienta sobre todo en el área histórica central, en donde se encuentran 29 edificacionesde arquitectura religiosa: iglesias católicas; conventos con sus patios y huertas; museos yespacios administrativos, los mismos que tienen un valor histórico y cultural, pero no todosestán dentro de la oferta y la demanda turística.(Del Pino 2009:13).

El patrimonio cultural de nuestra ciudad capital, San Francisco de Quito, comprende 12.000 años dehistoria aborigen, colonial y republicana; está formado por el conjunto de creaciones y realizaciones desarrolladas por nuestro pueblo durante toda su historia, estas elaboraciones de universos son las que nos diferencian y dan identidad.

Al hablar de Quito es evocar siglos de arte y cultura abarrotada de exquisitas obras del arte escultórico, pictórico y arquitectónico, resultado de una prodigiosa mezcla de los conocimientos españoles e indígenas,(López, 2005:145)éstos últimos fueron quienes asimilaron técnicas de las diferentes formas arquitectónicas que dilucidaban las cosas más complicadas de la ornamentación y del uso de los dispositivos decorativos, demostrando un alto nivel de destreza artesanal que se concibieron como patrimonio cultural no solamente como el conjunto de obras estéticas que representan los valores históricos de una ciudad, sino el acervo de la creación espiritual de una sociedad.

Imaginar a Quito a principios del siglo XIX es pensar en una ciudad con una base urbana escasamente desarrollada, que no pasaba de los cuarenta mil habitantes (Kingman,1992: 129) y que estaba ligada estrictamente al campo. En esa época era una ciudad pequeñaque estaba en constante desarrollo urbano, en la cual circulaban aguateros, arrieros e indígenas que llegaban desde diferentes lugares periféricos de la ciudad.

Las edificaciones de aquellos años era la respuesta local a lo que los españoles disponían,casas blancas de adobe, con techos rojizos que se interrumpen con iglesias de piedray están coronadas por el Panecillo, montículo que fuera escenario de ritos antiguos de los indígenas y, después, de un fortín español.Excepto en la majestuosidad de iglesias y conventos, no existían construcciones civiles de relevancia.

Hace 101 años; esto es en la Celebración de Centenario de la Independencia se dieronpasos importantes para otorgar valor simbólico a una serie de bienes culturales ya existentes o por construir (Terán, Kingman. s/a). En este sentido se recuperaron monumentos de origen colonial y decimonónico, las iniciativas privadas y las políticas seguían mostrando una directa exaltación por la modernización de la sociedad.

El centro histórico quiteño en los años cuarenta pese a la política proteccionista de la alcaldía de Jacinto Jijón y Caamaño, se convirtió durante años en el objetivo de una arremetida modernizante que no siempre mejoró la fisonomía urbana de la ciudad, excepto de algunas edificaciones civiles consideradas actualmente como patrimoniales, entre ellas podríamos citar a los antiguos hospitales Espejo y Militar, los colegios 24 de Mayo y Mejía, entre otros.(Tomado de Terán, Kingman. s/a)

La planificación de la ciudad era más espacial, es decir, la ciudad se extendía más allá de los cascos históricos, con ello el surgimiento de las nuevas tendencias arquitectónicas dio como resultado nuevos esquemas urbanos, donde las viviendas unifamiliares prescindían del patio central y se rodeaban de jardines.(López 2005:145) Las grandes avenidas, se establecían como ejes para formular las nuevas urbanizaciones, tanto al sur como al norte de la ciudad.

Las separaciones entre la república de españoles y la de los indígenas siempre dejaron la posibilidad de encuentros y yuxtaposiciones, como herencia de la ciudad barroca.

Con la modernización, los centros históricos de América Latina, se abandonarán a su suerte, pero se mantuvo su significado simbólico herencia de la tradición española.

Al desplazarse las clases altas del centro de la ciudad hacia el norte, los espacios fueron ocupados por migrantes provincianos, dando paso al abandono y a la renovación social, estableciendo imaginarios de vejez y miseria. Por consiguiente, la parte antigua de la ciudad aún conserva su traza original y su arquitectura colonial enriquecida con los nuevos aportes de los siglos XIX y XX.

En los años cincuenta se realizaron varias “intervenciones” a nombre de la más insolente eliminación de la memoria histórica de Quito, con el consecuente ensanche y destrucción de edificios históricos que respondían a una progresiva

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