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Que Es la Estica


Enviado por   •  17 de Junio de 2015  •  2.214 Palabras (9 Páginas)  •  284 Visitas

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CURSO: INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA

PRIMERA LECTURA: ¿ QUÉ ES LA ÉTICA?

(Resumida por Raúl Vergara del capítulo 1 del libro de Augusto Hortal “ÉTICA”)

1.- La Ética como reflexión sobre la moral

La Ética es un tipo de saber. Los saberes y las ciencias se definen y caracterizan ante todo por su objeto, por aquello de lo que se ocupan. La Zoología estudia los animales y la Astronomía los astros. ¿De qué trata la Ética? En una primera aproximación diríamos que la Ética o Filosofía Moral se ocupa de reflexionar sobre la moralidad, sobre la dimensión moral de la vida humana.

Los hombres vivimos, pero nuestras vidas no consisten únicamente en desplegar un programa de potencialidades previamente fijadas para toda la especie; actuamos de forma diferenciada, individual y grupalmente, y nos planteamos cómo vivir y actuar. Hay formas de vivir y actuar que son más humanas que otras. Y esto es ya sumamente significativo. El pez no puede dejar de ser pez sin dejar de existir, ni el árbol puede dejar de ser árbol; es un raro privilegio del hombre poder ser inhumano sin dejar de ser miembro de la especie “homo sapiens”. Dicho positivamente: vivir humanamente no es para nosotros algo automático o puramente espontáneo; es una tarea encomendada en la que podemos tener éxito o fracasar. En la medida en que ese éxito o fracaso humano es responsabilidad de los hombres, la vida de los hombres y sus conductas son morales o inmorales. De reflexionar sobre esto se ocupa la Ética.

2.- De la vida moral a la Filosofía Moral.

Hay pues formas de vivir y de comportarse que por ser humanas ( o inhumanas) y responsables, reciben el calificativo de morales (o inmorales).El hecho moral, el hecho que determinadas conductas y formas de vivir sean valoradas positiva o negativamente para la supervivencia, para la convivencia y en definitiva, para la vida plenamente humana, es un hecho universal e inevitable. Este hecho se da en todas las culturas y en todos los hombres normalmente desarrollados. La moralidad es algo constitutivo del hombre, como puede serlo lo social o el lenguaje. La universalidad y necesidad del hecho moral se concreta de mil maneras, a veces discrepantes, en la multiplicidad de situaciones, temáticas y culturas en las que se despliega la vida de los hombres: matar o respetar la vida de otros hombres, mentir o decir la verdad, dictadura o democracia, igualdad o discriminación, amor o guerra, etc.

No es realista hacer filosofía ignorando todo esto, haciendo tabla rasa, intentando empezar sin presupuestos. La Ética no crea la vida moral, se la encuentra y reflexiona sobre ella. Cuando empezamos a filosofar sobre la moral, somos ya, con las deficiencias y limitaciones que haya en cada caso, personas capaces de actuar en conciencia, libre y responsablemente; llevamos una vida moral que seguirá más o menos su curso cotidiano, en el que nos iremos haciendo personas honradas, sinverguenzas o mediocres, con relativa independencia de que avancemos mucho o poco en el esclarecimiento filosófico de los problemas morales. La Ética no es ni una fábrica de personas morales, ni una creación del mundo moral.

Reconocer que la realidad que estudiamos está ya constituida cuando empezamos a reflexionar sobre ella, no significa que la estudiemos para dejarla como está. Partimos del hecho, pero no damos por supuesta su legitimación. Realismo moral no quiere decir que la vida moral sea necesariamente como es, o que esté exenta de interpretaciones y sea inmune a la desfiguración. La vida moral, tal y como la vive cada cual, es el punto de partida y el marco de referencia de la reflexión ética. Pero cada una de sus concreciones puede y debe ser cuestionada punto por punto. Eso sí, sabiendo que nunca acabaremos de cuestionarla exhaustivamente, nunca la habremos recuperado en plena trasparencia intelectual. Y nunca podremos partir del cero absoluto de presupuestos, mientras permanezcamos inmersos en el flujo de la vida y de la historia.

Lejos de cualquier realismo ingenuo y objetivista, acrítico, afirmamos a la vez que la realidad no se constituye sin interpretación, al menos la dimensión moral de la vida humana. Ser hombre no es nunca pura facticidad mostrenca como la de la piedra. Incluye siempre la visión que el hombre tiene de sí mismo y de su quehacer fundamental: vivir humanamente. El ser incluye, pues, el conocer. No se es responsable, honrado o sinvergüenza, como se es bípedo, alto o moreno. Uno puede tener un grupo sanguíneo que desconoce; puede hablar en prosa sin saber que eso que hace se llama precisamente así; puede vivir una vida moral ignorando la terminología precisa con la que la filosofía designa algunos aspectos de la misma; pero no puede ser moral sin de alguna manera saber que lo es.

No es posible la tarea de vivir humanamente sin una cierta manera de entender al hombre como tarea (“moral como estructura”) y una cierta manera de concebir en qué pueda concretarse eso de vivir humanamente (“moral como contenido”). Pertenece constitutivamente al ser ético saber que se es ético y saber de algún modo en qué consiste ser ético. La Ética o Filosofía Moral no viene de fuera, sino que tiene su raíz en la vida moral que quiere y necesita dar razón de sí misma. Cuando esa manera de entender y de concebir no es pura convicción incuestionable, sino que se hace problemática e indaga reflexivamente en busca de respuestas, ha nacido la Filosofía Moral o Ética. Por eso cuando hacemos Ética no realizamos algo externo o extraño a nuestra vida moral.

3.- Ética y cultura

La moral forma parte de la cultura, del modo de vivir y de entender la vida que tiene una sociedad. Los modos de vida tienen una dimensión moral que se refleja en las costumbres, instituciones, en los modos de hablar y de pensar, etc. Este es el terreno común que nos sirve de punto de partida. Podemos y seguramente debemos aspirar a distanciarnos críticamente de la cultura en la que vivimos inmersos ( y que por cierto posibilita y fomenta ese distanciamiento). Podemos intentar configurar nuestra moral de un modo más personal. Pero aún entonces será difícil que no se trasluzca la impronta cultural desde la que lo intentamos. Y si aquello que innovamos o modificamos tiene éxito social pronto pasará a formar parte del mopdo de vivir y de entender la vida de un grupo y tal vez del conjunto de la sociedad.

El entorno cultural marca nuestro modo de hacer filosofía y muy especialmente Filosofía Moral. El punto de partida y el marco de incidencia de la filosofía que hacemos está configurado por la cultura a la que pertenecemos. Eso sí, una cultura nunca es un conjunto finito cerrado e inmóvil de objetivaciones culturales, sino algo siempre abierto y dinámico.

4.- ¿Ética o Moral?

La palabra “ética” procede del griego. Es el nominativo plural neutro sustantivado del adjetivo “ethikos”. Este adjetivo proviene del sustantivo “ethos”, que significa “carácter, forma de ser, y originariamente morada, lugar donde habitan los hombres o pacen los animales. Etimológicamente “ta ethika” significaría “ las cosas referentes al carácter”. El “ethos” puede ser tanto individual como social y se pone de manifiesto en al manera habitual de actuar de un individuo o de un grupo.

Aristóteles distingue entre virtudes dianoéticas o de la inteligencia y virtudes éticas o del carácter. Las primeras se originan y crecen mediante la enseñanza. Las otras son el resultado del “acostumbrarse”, de hacer personal y propia la “costumbre” (“nthos” es costumbre, de donde según Aristóteles provendría “ethos”, el carácter, por la apropiación).

La palabra “moral” se usa hoy indistintamente como adjetivo o como sustantivo. Su origen es el vocablo latino “mos”, que significa “costumbre”.

Aún a sabiendas que la inercia de los usos del lenguaje ordinario se resiste a un uso excesivamente rígido de los términos, usaremos “moral” para hablar del conjunto de normas y criterios por los que de hecho se rige o pretende regir una persona o grupo en sus actuaciones, y que también emplea para valorar, aprobar o desaprobar actuaciones propias o ajenas. En cambio, usaremos Ética o Filosofía Moral para designar la parte de la Filosofía que trata de decir cómo debemos actuar las personas y los grupos, buscando fundamentar racionalmente las normas y criterios por los que se deben regir las personas y los grupos en sus actuaciones.

5.- Ética y Ciencias Humanas

Las ciencias y los saberes se definen por su objeto. El objeto de la Ética es la vida moral, lo que los hombres hacen o dejan de hacer para vivir humanamente. Hay también otros saberes que estudian la conducta humana: la Etología o ciencia del comportamiento; la Psicología, la Sociología, la Antropología, etc. ¿En qué se diferencian?

Dos ciencias o saberes pueden tener un mismo objeto material y ser sin embargo distintos, si cada uno enfoca su objeto desde un aspecto diferente (objeto formal). El objeto formal de la Ética, la perspectiva desde la que enfoca su estudio es la relación entre la conducta humana y la vida humana, el vivir “humanamente”. No es un conocimiento empírico, no investiga como se comporta en la realidad, sino que este conocimiento es una ciencia práctica, un saber teórico - práctico: cómo debería comportarse.

Saber Historia, Química o Derecho Comparado son saberes teóricos. Saber conducir, cocinar o poner inyecciones son saberes prácticos. La Medicina es una ciencia teórica y práctica. La Ética es por una parte un saber teórico acerca de la conducta humana, de la praxis, pero está constitutivamente orientada a guiar y dirigir esa praxis. Aristóteles dice que la Ética “no reflexiona para saber qué es la virtud, sino para hacernos virtuosos” (Etica a Nicómaco, 1103, b).

La Ética es un saber teórico. No es puro practicismo moral, no es una gimnasia moral. La ética busca ante todo esclarecer, sistematizar y fundamentar los conocimientos acerca de la moral, de lo que hacen los hombres para vivir humanamente.

La Ética es saber teórico acerca de la praxis humana y siéndolo es como puede ser un saber práctico. Pero siempre es saber y no mero actuar. Los límites de su dimensión práctica coinciden con los límites de su capacidad teórica de justificar racionalmente lo que dice. Cuando sobrepasa esos límites la Ética está diciendo más de lo que sabe, está abandonando el difícil campo de la pregunta filosófica para degenerar en propaganda, retórica, ideología moral, fundamentalismo.

6.- ¿Qué valora la Moral?

La Ética intenta valorar las conductas humanas por los mismos criterios que debe hacerlo la vida moral. Ética y moral no valoran la operatividad de los medios, sino la humanidad tanto de los medios como de los fines. No basta, sin embargo, para caracterizar debidamente la Ética, decir que ésta se ocupa de los fines, mientras que todos los otros saberes prácticos o normativos se ocupan sólo de los medios.

Bajo el influjo de la razón instrumental tendemos a pensar que todo saber es o puramente teórico o técnico. El concepto de una racionalidad práctica que no sea meramente instrumental se nos ha hecho extraño, aún cuando en los últimos decenios está siendo fuertemente reivindicado.

Sin embargo la Ética no es ni mucho menos el único saber práctico que se ocupa no sólo de medios sino también de fines. También el derecho, la Medicina, la Pedagogía son saberes normativos o prácticos, no puramente instrumentales. Cada uno de estos saberes incluye una perspectiva valorativa que no es exclusiva ni primordialmente técnica: la convivencia humana, la salud, el desarrollo integral del ser humano.

Ante este panorama no resulta del todo exacto definir la Ética como saber categóricamente normativo, como si todos los otros saberes prácticos fuesen sólo hipotéticamente normativos. Es verdad que el derecho, la Medicina o la Pedagogía se acercan a lo categóricamente normativo cuanto más están en juego contenidos éticos de su propia especialidad, alejándose del nivel puramente técnico. No es de extrañar esta cercanía a la Ética de estos saberes que se ocupan de aspectos tan centrales de lo humano. La diferencia pues entre Ética y otros saberes prácticos habrá que buscarla sobre todo en la especialización de las perspectivas de lo humano que adopta cada uno de los saberes prácticos.

La valoración ética y la valoración estética son más fáciles de distinguir y más difíciles de relacionar. Por de pronto la estética tampoco es un puro saber teórico ni menos aún un puro saber técnico. Escapa a la razón instrumental que todo lo divide en medios y fines. Tampoco se limita a valorar sólo conductas humanas; toda realidad puede ser objeto de consideraciones estéticas. Ciertamente as quien le falta la dimensión estética en alguna de sus manifestaciones fundamentales le falta algo de plenitud humana. Sin embargo en la medida en que eso pueda faltarle sin responsabilidad de su parte, la descalificación estética no tiene por qué ser ética. Sólo merecen valoración ética aquellas realizaciones o destrucciones de lo humano de las que somos responsables. No están al mismo nivel la descalificación de una persona por su falta de gusto o de sentido estético, que por su falta de sentido ético. La descalificación ética es más central a la persona que la descalificación estética.

Resumiendo: la Ética es el saber teórico – práctico sobre la conducta humana en cuanto está encaminada consciente y libremente a vivir y convivir humanamente. Pero ¿qué es lo humano?, ¿qué es una vida humana plenamente lograda y realizada?. Son preguntas que nunca tendrán una única respuesta, ni menos ésta será exhaustiva.

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