RETOS A LOS QUE SE ENFRENTAN LOS DOCENTES CON LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI
violet2612 de Junio de 2015
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“RETOS A LOS QUE SE ENFRENTAN LOS DOCENTES CON LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI”
INTRODUCCION
En la actualidad no se puede negar que la educación a traviesa grandes retos, imposible evadir dicha realidad; con las crisis sociales, políticas, religiosas, de atención al proporcionar servicios, entre otros.
Vivimos en una época en la que se manifiesta una carencia de valores; por lo que es importante darnos cuenta de lo que estamos haciendo en nuestro entorno educativo, sin olvidar el familiar y el social. Cualquier conducta, cualidad o valor que pretendamos cultivar en el alumno, debe de poseerla de manera real. Debemos mostrar la educación con testimonio y no solo con la palabra.
Es necesario comprender lo que verdaderamente la palabra educación engloba, pero no se puede hacer si el ser humano y en especial el trato que se brinda a través de las actividades docentes diarias no demuestran la capacidad determinante de una enseñanza adecuada a su vida diaria.
Para el docente todo esto engloba un problema muy grande ya que se encuentra en una época donde su trabajo es demeritado, donde los nuevos retos y demandas que exige la sociedad empiezan a oprimirlo sin darle lugar a que se le reconozca su labor, por estas circunstancias los docentes en servicio y los futuros docentes deben primeramente conocer cuáles son esos retos a los que se enfrentara y por otro lado que le demanda la sociedad para que haga su labor.
Pero ¿cuáles son esos retos y esas demandas que nos exigen la educación del siglo XXI? ¿A que debemos enfrentarnos para adquirir las herramientas necesarias para cumplir con estas demandas? ¿Qué papel juega la preparación del docente ante estas exigencias?
El presente trabajo buscará resolver estas interrogantes para tener una visión clara de lo que la sociedad exigen y demanda a los profesores para adquirir una educación de calidad en nuestro México.
Desarrollo
En nuestro país como docentes nos encontramos ante grandes retos, el principal es los constantes cambios a la educación con las reformas, a eso le sumamos que como la reforma cambia no hay una actualización docente y se vive ante un desconocimiento total de lo que es su plan de estudios, principalmente el de trabajar por competencias en las escuelas de educación básica, por ende al encontrarnos frente a grupo seguimos repitiendo modelos de enseñanza que no nos permiten avanzar en el ámbito educativo. Pero ¿Qué es trabajar por competencias? Un problema mayor es que como futuros docentes durante nuestra formación no se nos enseña a ser maestros por competencias ya que nuestros planes de estudio son muy atrasados e ahí donde encontramos una brecha grande al enfrentarnos a la vida laboral y que nuestra tarea no la desempeñemos al 100 y se nos tache de incompetentes o de inservibles para nuestros alumnos. Pero ¿cómo podemos subsanar todas estas fracturas o carencias que se tienen?¨empecemos por saber que es una competencia y cuál es el perfil que se debe tener para trabajar con ellas.
La educación basada en competencias ha resurgido como una política educativa clave en países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá y EEUU extendiéndose hasta Latinoamérica, lo que implica la aparición de una nueva etapa en el pensamiento educativo, el movimiento de conjunción entre la teoría y la práctica así como de la parte vocacional del sujeto; es un enfoque progresista. Consecuentemente el sistema educativo mexicano no escapa a esta serie de hechos y pauta, entonces, el cuestionamiento referente a ¿qué tipo de educación es la qué debe predominar en el nuevo milenio?
Aunadas a problemáticas particulares como la dispersión curricular originada por la existencia de disímiles programas con materias aisladas que responden a de los contenidos, la incomunicación del currículo aplicado de diversas, el embrollo de la sistematización de los conocimientos que se transmiten, la inexistencia de una formación profesional específica para los docentes, la necesidad de cobertura, mejor calidad y mayores recursos; es evidente que también requiere de un mayor involucramiento y de una inversión proporcional de tiempo en la solución.
Por ello, queda manifiesto que una reforma curricular no basta, que su punto medular principia desde el diseño y capacitación del personal hasta la puesta en práctica que mejora en función del grado de conocimiento, comprensión e involucramiento que tienen los implicados para así, transformar su práctica a la par que la formación de los jóvenes (Ornelas, 1995). Todo currículo, entonces, debe contener una selección de contenidos y objetivos para la reproducción social, es decir, una selección de los conocimientos y competencias que han de transferirse mediante la educación, una organización del conocimiento, de las destrezas y una indicación de los métodos relativos a los contenidos que deben ser enseñados.
Así, la competencia se torna una alternativa, basándose en un concepto de formación que incluye lo actitudinal y lo valoral de una cultura (Paniagua, 2005). La implementación de la Educación Basada en Competencias en México se inicia con la formulación del Proyecto para la Modernización de la Educación Técnica y la Capacitación (PMETYC) en el diagnostico que hace de la educación técnica y la capacitación en México; arranca a partir de que no existe un mecanismo que proporcione información veraz y oportuna acerca de lo que las personas saben hacer, ni mucho menos parámetros que permitan distinguir los diferentes tipos de información laboral de las personas. González (2001: 138) plantea como eje rector de su investigación el problema de la formación docente, ya que “mientras los docentes no comprendan el significado de la Educación Basada en Competencias, mientras no conozcan los mecanismos para su utilización productiva y, sobre todo, mientras no estén persuadidos de su posible utilidad y relevancia, difícilmente se le acercaran con la buena disposición necesaria para trasladarla a su práctica magisterial”.
Ramas (2008) indica que las prácticas pedagógicas permanecen inalterables; a este respecto, se tendría que generar una conexión entre su realidad y la abstracción implicando reconocer al individuo como alguien capaz de organizar y dirigir su aprendizaje, por ende, los docentes tendrían que privilegiar estrategias donde los estudiantes jueguen un papel activo tanto para enfrentar las situaciones que se les planteen, como para integrar conceptos y conclusiones o para proponer alternativas.
De igual manera, “…la formación de docentes en educación basada en competencias debe contemplar el componente de adquisición de competencias en el ámbito psicopedagógico y en la enseñanza de dominios conceptuales específicos, tales competencias se abordan principalmente cuando se analizan aspectos como las metodologías de la enseñanza-aprendizaje y evaluación, pero la formación de profesores debe considerar las competencias que lleven al análisis como la intervención en el contexto educativo de origen (estructura organizacional y de participación, relaciones sociales en interpersonales en la institución y en el aula), en el marco de una reflexión que trascienda lo educativo, al ser también social y ético” (González, 2001: 57).
La intencionalidad del docente en el desempeño así como el logro de los propósitos educativos y la certeza que implica desarrollar competencias a largo plazo, indican que no es posible observar resultados de un día para otro, que esto es un proceso gradual y complejo con diversos niveles de desempeño en los alumnos, quienes mediante las actividades cotidianas accederán a ellas. Es en el desempeño en donde el docente observa y propicia les habilidades del estudiante para lograr que adquiera las competencias necesarias en su vida escolar y social, finalidad de la Reforma Educativa actual.
Ramos (2005) plantea en su artículo la definición del perfil y el rol de este nuevo docente en el marco acuñado en un largo y nutrido compendio de “competencias deseadas” que le caracterizan como un sujeto polivalente, profesional competente, agente de cambio, practicante reflexivo, profesor investigador, intelectual crítico e intelectual transformador. Por ende, la UNESCO (1990) establece que el docente del nuevo milenio deberá ser un profesional actualizado en las disciplinas básicas y en nuevas, con una pedagogía basada en la interdisciplinariedad, informado, capaz de apoyar a sus estudiantes en la selección y utilización crítica de la información; se plantea la necesidad de un profesional capaz de iniciarse en los problemas del trabajo, inmerso en la vida económica a la par de la pedagogía, en la compresión de los grandes problemas del mundo contemporáneo al tiempo que colabora con los padres y la comunidad.
La planeación entendida en esta línea, dista mucho de ser un elemento rígido que implique la aplicación tácita de lo diseñado en el papel preponderándolo sobre la valoración de los aprendizajes logrados en el mundo real y los elementos para su rediseño, se deberá trabajar en la realización de una planeación que sea reducto a la mecanización del desempeño docente con miras a otorgar una calificación.
El desarrollo de las competencias didácticas es un reto en la formación inicial y ejercicio de los futuros docentes, se requiere hacer frente a la diversidad y tomar decisiones sobre estrategias didácticas que permitan reconocer las diferencias individuales de los estudiantes y sus niveles de influencia en los procesos de aprendizaje; este desarrollo también implica aplicar las estrategias didácticas adecuadas para el logro de los aprendizajes y desempeñar un rol activo
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