Realidad De Los Emigrantes En México

La realidad de los inmigrantes en Estados Unidos, el turno de los mexicanos

La inmigración en Estados Unidos siempre ha sido controversial. Desde hace más de dos siglos el mismo Benjamín Franklin se preocupaba porque muchos inmigrantes alemanes mestizaran la cultura británica de su país. En el siglo XIX los irlandeses eran catalogados como borrachos y perezosos, y la discriminación abarcaba también a otros grupos católicos. A principios del siglo XX se creía que una parvada de nuevos inmigrantes polacos, italianos, rusos y judíos eran muy diferentes como para alguna vez ser asimilados en la vida norteamericana. El historial de subestimación americana hacia los ciudadanos de otros paises, es largo y macabro.

Hoy en día, los mismos temores de hace dos siglos son adaptados contra los inmigrantes Latinoamericanos, principalmente, claro está, de los vecinos mexicanos, sin embargo quienes soportan estos miedos están equivocados garrafalmente, quienes aseguran que se lacera la raza estadounidense o la economía del país por la llegada de externos, se equivocan tal como se equivocaron en épocas anteriores. La inmigración no daña a Estados Unidos, la migración mantiene a Estados Unidos, el fenómeno migratorio es primordial en ese país. Estados Unidos es un pueblo de inmigrantes. Los inmigrantes conservan joven al país, enriquecen su cultura y contribuyen al aumento de la capacidad económica de la nación, por ellos es que los americanos se sostienen como potencia mundial.

Para respaldar el profundo desprecio con que se dirigen hacia los mexicanos, los estadounidenses se defienden argumentando que los mexicanos les quitan el trabajo, llevan a la sobrepoblación de su amado país, y como última instancia apelan a que los mexicanos no podrán adaptarse cultural o socialmente a su país.

El verdadero motivo que lleva a los estadounidenses a la no aceptación del mexicano, es sin duda la desinformación, puesto que las tres teorías que manejan en su defensa, pueden ser fácilmente rechazadas.

Los inmigrantes mexicanos, jamás pretenden dejar sin trabajo a los estadounidenses. Los americanos en su país, ocupan puestos que los mexicanos no pueden ocupar, especialmente en las partes alta y baja del abanico de opciones en la mano de obra. Los inmigrantes representan una mínima parte en áreas sumamente calificadas como la medicina, la física, la computación, pero también en sectores subcalificados como la hotelería y restaurantes, los servicios domésticos, la construcción y la manufactura ligera.

Aunado a lo anterior, también se puede asegurar que los inmigrantes tampoco merman las finanzas del gobierno. El inmigrante y su descendencia pueden pagar hasta $80.000 netos en impuestos durante su vida, contribuyendo más en materia fiscal que lo que reciben por servicios del estado. Para los inmigrantes con grados universitarios, el retorno tributario neto es de $198.000. Es cierto que los inmigrantes poco calificados y los refugiados en Estados Unidos utilizan más la asistencia social que los estadounidenses, pero la Ley de Reforma a la Beneficencia Pública de 1996 dificultó a los recién llegados el acceso a los fondos de asistencia. Como resultado, se puede afirmar que el número de inmigrantes utilizando beneficencia pública ha disminuido en los últimos años.

Los mexicanos tampoco causamos sobrepoblación. Estados Unidos se maneja con un índice de crecimiento del uno porciento, lo que significa que queda muy por debajo de la tasa promedio de crecimiento mundial, no solo de éste, sino también del siglo pasado. Muy por el contrario, el país norteamericano se pudiera ver en aprietos si la productividad de los mexicanos bajara, si la fuerza laboral mexicana en disminuyera, o si de repente un día a los mexicanos se les antojara regresar a su país, dejando varada la producción de las empresas, quienes no pueden conseguir mano de obra mas barata o estadounidenses que estén dispuestos a hacer el trabajo “pesado”. Además de esto y al contrario de lo que estipulan los etnocentristas que denigran a los mexicanos, se sabe que desde el año 2000, Estados Unidos ha presentado una baja población en áreas representativas de sus condados, como es el caso de Nueva York, que solo fue revitalizada gracias a los inmigrantes que se convirtieron en los nuevos pobladores de estos sitios en declive demográfico.

La tercera gran escusa para prohibir la entrada de mexicanos al país de norte América, es la difícil o nula adaptación cultural del mexicano en la sociedad estadounidense. Afirman que los inmigrantes mexicanos recién legalizados e incluso sus descendientes no van a poder asimilarse a la sociedad norteamericana. Incluso un ex-candidato presidencial sostenía:“la inmigración mexicana es un reto a nuestra integridad cultural, a nuestra identidad nacional y potencialmente a nuestro futuro como país".

Refutando la anterior crítica, se puede argumentar que los hogares mexicanos inmigrantes no alcanzan igualdad en ingreso con otros estadounidenses sino después de varias generaciones. Los niveles de ingreso y educativos suben de la primer a la segunda generación, ciertamente, pero ahí el progreso parece estancarse con relación al resto de la sociedad estadounidense. Un estudio reciente encontró que la disparidad de

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