Redaccion
yasmeperna13 de Octubre de 2013
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
UNIDAD XOCHIMILCO
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
LA REDACCIÓN: CONCEPTO, CARACTERÍSTICAS, SUS FASES
Ensayo que presenta Alfredo Salazar Duque
al Concurso de Oposición para la plaza de Profesor Asociado
de Tiempo Parcial en la Unidad Xochimilco de la UAM
México, D.F., 27 de enero de 1999
LA REDACCIÓN: CONCEPTO, CARACTERÍSTICAS, SUS FASES
Por: Alfredo Salazar Duque
“En mis libros... busco ante todo claridad y no escribo sin una finalidad práctica.
Creo que quien lee debe sacar ideas aplicables a su vida diaria”. Luis Racionero.1
INTRODUCCIÓN: ESCRIBE CLARO QUIEN PIENSA CLARO
Todo proceso de aprendizaje -aprender a aprender- pasa por un ejercicio de construcción de
ideas y pensamientos, como requisito indispensable para luego comunicarlos verbalmente o
por escrito. Esto significa que, para expresarse con originalidad, se requiere organizar el
pensamiento; es decir, poner en orden los datos que se desea manejar en la presentación
oral o escrita de un asunto. Escribe claro, pues, quien piensa claro; y éste es el punto de
partida de todas nuestras propuestas académicas en el campo de la comunicación escrita,
que van desde talleres de lectura y redacción hasta la asesoría de trabajos de tesis, pasando
desde luego por el ejercicio de formación profesional para la práctica del periodismo y de la
comunicación social.
Esta visión del aprendizaje y de la comunicación es válida en el proceso de
formación profesional en cualquier área del saber científico, tecnológico o humanístico.
Pero nos interesa enfatizar su pertinencia y su atención imprescindible en el proceso
formativo de los futuros profesionales en el campo de las ciencias sociales y las
humanidades. Las observaciones que enseguida presentamos se inscriben en este contexto
de preocupación por la calidad de los productos escritos.
I.- CONCEPTO DE REDACCIÓN
Redactar -observa Hilda Basulto- es una actividad comunicativa de primer orden, que
implica un estado cultural avanzado de quien la ejercita.2 Como no se trata de un acto cuyo
dominio se practica de manera mecánica, sino de un proceso de construcción de
1 Racionero, Luis, El arte de escribir. Emoción y placer del acto creador, p. 156
1
productos escritos, su aprendizaje y su práctica demandan un cuidadoso proceso de
elaboración de su materia prima -el pensamiento- y de su forma de expresión o
presentación por medio de textos escritos. De esta concepción dialéctica de la escritura -que
vincula el pensar con el escribir- deriva la necesaria y estrecha relación entre contenido y
forma, que todo redactor debe valorar como prioritaria y como eje de cualquier ejercicio
que se proponga realizar. En torno a ella giran, pues, las características o cualidades de la
buena redacción, que enseguida analizamos.
II.- CARACTERÍSTICAS DE LA BUENA REDACCIÓN
A.-Claridad
Característica primera de la buena redacción es la claridad. Si la intención de quienes
escribimos es que nos entienda un amplio público, esto nos exige claridad en las ideas y
transparencia expositiva; es decir -como indica Gonzalo Martín Vivaldi- “visión clara de
los hechos o de las ideas y exposición neta y tersa de los mismos”.3 A la claridad mental o
de ideas debe corresponder un lenguaje fácil, basado en palabras transparentes y frases
breves, con el firme propósito de que el pensamiento de quien escribe llegue a la mente del
lector desde la primera lectura del escrito; una relectura obligada del mismo estaría
mostrando su oscuridad o su rareza, en tanto que su relectura voluntaria o interesada
indicaría que ha resultado atractivo o importante para el lector.
Martín Vivaldi sostiene, además, que claridad significa expresión al alcance de un
hombre de cultura media y, por tanto, quiere decir: pensamiento diáfano, conceptos bien
digeridos y exposición limpia, con sintaxis correcta y vocabulario o léxico al alcance de la
mayoría, ni preciosista ni demasiado técnico. En otras palabras, a las ideas claras debe
corresponder una construcción de la frase basada en un orden lógico y sin palabras
rebuscadas4.
Por su parte, Roberto Zavala Ruíz propone como primera obligación doméstica de
la redacción “comunicar el pensamiento del autor, siguiendo un orden lógico o atendiendo
al interés psicológico que lleva a destacar algunos elementos y a iluminar a media luz los
2 Basulto, Hilda, Curso de Redacción Dinámica, p. 253 Martín Vivaldi, Gonzalo, Géneros Periodísticos, p. 28
2
menos importantes”.5 Sostiene que quienes mejor manejan el idioma saben que la mejor
palabra es la que entiende la mayoría; que la claridad implica el empleo de términos de uso
común, y que esto no significa emplear un lenguaje corriente en el sentido peyorativo de
esta palabra. Y aclara que, aunque los libros técnicos y científicos requieren un vocabulario
propio -una jerga conocida y reconocida por minorías-, incluso esos textos se pueden y
deben escribir con un lenguaje general, entendible para lectores medianamente instruídos.
Por supuesto, subraya, la claridad obliga a escribir oraciones claras que formarán párrafos
claros, así como a hilvanar esos párrafos de la mejor manera. A esto contribuye agregamos-
el empleo adecuado de las expresiones de conexión lógica, que en nuestras
sesiones de aprendizaje identificamos como “frases de pegamento” porque sirven para darle
ilación y coherencia al escrito.
B.-Concisión
Otra obligación de la prosa, como señala Zavala Ruíz, es la concisión, virtud o cualidad que
consiste en decir lo más con lo menos, ahorrar palabras y evitar lo innecesario. El autor nos
invita, con Azorín, a no entretenernos y destaca que ser conciso exige precisión en el
lenguaje, combatir el exceso verbal y el regodeo, y acabar con las imprecisiones “que tratan
de explicar a sus amigas, las vaguedades”.6
Sobre esta segunda cualidad de la buena redacción, Martín Vivaldi anota que sólo
debemos emplear aquellas palabras que sean absolutamente precisas para expresar lo que
queremos decir. Conciso no quiere decir lacónico sino denso: “estilo denso es aquél en que
cada línea, cada palabra o cada frase están preñadas de sentido. Lo contrario es la
vaguedad, la imprecisión, el exceso de palabras; lo que vulgarmente se dice retórica”.7 La
falta de concisión -advierte con Albalat- es el defecto general de los que empiezan a
escribir... La concisión es cuestión de trabajo. Es preciso limpiar el estilo, cribarlo, pasarlo
por el tamíz, quitarle la paja, clarificarlo... es preciso evitar lo superfluo, la verborrea, la
redundancia, el titubeo expresivo y el añadido de ideas secundarias que nada fortalecen a la
4 Idem. Curso de Redacción, p. 2585 Zavala Ruíz, Roberto. El libro y sus orillas, p. 2466 Idem, p. 2477 Martín Vivaldi, Op.Cit. p. 259
3
idea matriz, sino que más bien la debilitan. La concisión, en síntesis, genera rapidez y
viveza en el estilo de nuestra redacción, mediante el empleo de verbos activos y dinámicos.
C.-Sencillez
Uno y otro autor identifican la sencillez -que consiste en emplear palabras de uso común-
como tercera cualidad de la buena redacción. Martín Vivaldi afirma que la sencillez no
quiere decir vulgaridad; que con palabras de uso común se pueden expresar elevados
pensamientos, y que esta obligación del buen redactor va de la mano con la naturalidad.
Ser sencillo es huír de lo enredado, de lo artificioso, de lo complicado, de lo barroco en
suma; y ser natural “es decir naturalmente lo natural”. Sencillo es aquel escritor que utiliza
palabras de fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de su propio vocabulario,
de su habitual modo expresivo.
Zavala Ruíz considera la sencillez como una rara virtud, que se refiere tanto a la
construcción de las frases y a su enlace como al lenguaje empleado. Afirma que huír del
rebuscamiento es una forma de la modestia, pero sólo busca escribir sencillamente quien
está convencido de que al hacerlo se expresa con la mayor elegancia. Para este autor, la
sencillez consiste en expresar las ideas escuetamente y sin retorcimiento, directa y
precisamente, sin adornos, sin apelar al diccionario para sacarle vocablos que nadie
escucha; es decir con naturalidad.
Uno y otro autor se ocupan de la relación entre habla y escritura. Zavala Ruíz
observa que nadie escribe como habla, por más que de alguien se diga que habla con puntos
y comas. Habla y escritura se mueven, pues, en campos diferentes: cuando uno habla suele
...