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Rey Lich


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  2.376 Palabras (10 Páginas)  •  304 Visitas

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El Príncipe Arthas Menethil es el hijo del rey Terenas Menethil II, y nació durante la Segunda Guerra. El príncipe creció en una época en que las tierras de Azeroth estaban asolada por guerra, la Alianza se desmenuzaba, y nubes oscuras asomaban en el horizonte. En su juventud, Arthas fue entrenado en combate por Muradin Bronzebeard, el hermano del rey de Ironforge, Magni Bronzebeard, que le hizo guerrero nato. Bajo de la tutela de Uther Lightbringer, Arthas fue alistado en la Orden de la Mano de Plata a la edad de 19 años. A pesar de su comportamiento impetuoso y testarudo, Uther acogió bien al guerrero.

Pero, cuando Arthas ya estaba en una edad avanzada, llegaron rumores de que una plaga se extendía por el norte. El rey Menethil II, también padre de Arthas, decidió enviar sus dos mejores paladines para que inspeccionaran la zona en busca de cualquier indicio de que esta plaga fuera verdad.

Arthas y Uther, lucharon contra unas partidas de guerreros del clan Blackrock. Hasta qué, Uther fue enviado a otra misión, y se le asigno la misión a Arthas solo.

Antonidas, archimalo del Kirin-Tor y líder de Dalaran, decidió enviar a su discipula Jaina Proudmoore, para que ayudara al joven paladín.

Jaina y Arthas encontraron un ejército de no-muertos y un granero infestado. Allí, conocieron al nigromante Kel’Thuzad en la ciudad de Brill y lo siguieron a Andorhal. Kel’Thuzad ya había infectado el grano almacenado en Andorhal y lo había enviado hacia las aldeas periféricas. Antes de que Arthas le matará, habló con Mal’Ganis, un Nathrezim que conducía el Azote. Jaina y Arthas viajaron al norte para enfrentarse con Mal’Ganis en Stratholme.

Arthas, ya consciente de que la plaga no asesinaba a su gente, si no los convertía en esclavos del Rey Lich, y les convertía en no-muertos, en su llegada a Stratholme, decidió purgar la cuidad en vez de intentar salvar a los ciudadanos de la ciudad.

Pero entonces, llegó Uther, el maestro de Arthas, y le dijo a Arthas que parara la carnicería antes de que empezará. Arthas, que ya estaba decidido y harto de que todo el mundo le diera consejos, y con ansia de venganza, decidió arrebatarle todos los derechos como paladín a Uther, y le quito cualquier rango o soldado que le quedaba. Entonces fue cuando Jaina, que sabía que Arthas no se echaría atrás, decidió abandonar, con Uther y sus seguidores, dejando a Arthas con únicamente sus más leales guerreros.

Cuando la ciudad ya estaba en llamas y completamente destruida, Arthas se encontró frente a frente con Mal’Ganis, el Nathrezim. Este último, le dijo a Arthas que sabía que quería venganza, pero que en Lordaeron no la encontraría. Qué tendría que viajar a Northrend, a la tierra de los muertos vivientes, si en realidad quería matarle. Y desapareció.

Arthas ya había tomado una decisión, y con la escusa de que quería lo mejor para su pueblo, marchó con una tropa aún más diezmada a Northrend.

Allí, encontró a Murandin Bronzebeard y a sus enanos. Una expedición enviada hace años que no se sabía nada sobre ellos. Estos enanos se unieron a las fuerzas de Arthas, y le prometieron ayudarle a matar a Mal’ganis.

Pero para la desgracia de los humanos y enanos, se vieron rodeados por una fuerza gigante de muertos vivientes enviados por el propio Mal’Ganis para eliminar a Arthas y a sus seguidores.

Muradin le había comentado a Arthas la existencia de una espada legendaria llamada Frostmourne. Y Arthas desesperado, decidió buscarla como última esperanza. Muradin y Arthas se lanzaron en busca de la espada, dejando a la ciudad bajo asedio, a su espera.

Una vez la encontraron, Arthas le rogó a la espada que saliera del bloque de hielo, que cualquier sacrificio sería tomado, y nada mas decirlo, Muradin cayó desplomado, muerto en el suelo.

Arthas logró limpiar a cualquier muerto viviente restante en su ciudadela, y se lanzó al ataque en busca de Mal’ganis.

Cuando Arthas ya tenía a Mal’Ganis tendido en el suelo, le recordó que había jurado matarlo, y así había cumplido.

Con la Frostmourne en mano, Arthas volvió a Lordaeron triunfante, pero para sorpresa de todos, asesinó a su padre…

Arthas huyó de palacio y a partir de ahí no se le vio por semanas, reapareciendo en la aldea de Vandermar para hacerle una oferta a su nuevo amo, el rey Lich. Allí, se encontró con Tichondrius, un Señor de la Muerte como Mal’Ganis. Pensando que el Señor de la Muerte estaba por venganza, Arthas dijo que él no sentía remordimiento de sus acciones, pero Tichondrius no le culpo, le explicó que la espada, que él tenía fue forjada por el rey Lich, y fue diseñada para robar almas, y que Arthas era simplemente el primero que la pidió. Arthas organizó a los miembros del Culto de los Malditos que se ocultaban en Vandermar, y ayudado por sus capacidades mágicas viajó a Andorhal donde recuperaría el cadáver de Kel’Thuzad. Arthas mató al Paladín que guardaba la cripta, Gavinrad el Calamitoso, y se hizo los restos del nigromante. Esto trajo al fantasma de Kel’Thuzad , y le aconsejó secretamente a Arthas que no confiara en los Señores de la Muerte.

Los restos de Kel’Thuzad descompuestos necesitaban ser llevados al pozo solar en Quel’Thalas donde se restablecerá y se levantaría como no-muerto. Tichondrius envió a Arthas para recuperar una urna mágica, que se podría utilizar para transportar los restos de Kel’Thuzad. Sin embargo, la urna estaba custodiada por los Caballeros de la Mano de Plata. Arthas mató a los dos paladines, Ballador the Briglight y Sage Truthbearer, y ambos condenaron la traición de Arthas. Siguiendo el camino se encontró con Uther the Lightbringer otra vez, que – horrorizado – explicó a Arthas que la urna tenia las cenizas de su padre, el Rey Terenas.

Arthas asesinó a su mentor y agarró la urna. Abandonando los restos de su padre, los substituyó por los de Kel’Thuzad, y comenzó el largo viaje a Quel’Thalas. La dura resistencia de los elfos a Arthas, fue dirigida por Sylvanas Windrunner. Conduciendo sus fuerzas con del Azote, animó constantemente a su gente para que entraran y destruyeran Silvermoon. Sylvanas intentó advertir a los elfos del ataque de la capital por parte del Azote, pero Arthas destruyó los bosquess y mató a Sylvanas. Para hacerla pagar por su insolencia, le corrompió el espíritu, transformándola en una Banshee y esclavizándola a la voluntad del rey de Lich, forzándola a matar a su propia gente.

Con Silvermoon aniquilado,

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