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SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ Y LA EDUCACIÓN


Enviado por   •  16 de Agosto de 2021  •  Biografías  •  2.533 Palabras (11 Páginas)  •  524 Visitas

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INTRODUCCIÓN:

“No estudio por saber más, sino por ignorar menos”.

Sor Juana Inés de la Cruz.

En el presente trabajo se expone la vida de Sor Juana Inés de la Cruz y su relación a la educación en que se encontraba en fines del siglo XIV y principios del siglo XV.

TEXTO 1

Sor Juana Inés de la Cruz y el derecho a la educación de la mujer.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez conocida como Sor Juana Inés de la Cruz nació el 12 de noviembre de 1651, fue una niña prodigio que aprendió a leer y escribir con tres años de edad, su inteligencia y erudición hicieron de ella una mujer sobresaliente, poseedora del empeño constante de ignorar menos según sus propias palabras; cultivó permanentemente su intelecto y perfeccionó disciplinadamente su habilidad versificadora convirtiéndose en la más grande escritora novohispana.

Uno de los acontecimientos más conocidos de su vida fue cuando el virrey, Don Sebastián de Toledo, la hizo examinar en público por 40 sabios, prueba de la que la joven salió airosa y que a su vez la hizo tomar la decisión de ingresar en 1667 al Convento de Carmelitas Descalzas del cual salió por enfermedad. Finalmente profesó en 1669 en el Convento de San Jerónimo de la Ciudad de México, donde permaneció hasta su muerte el 16 de abril de 1695.

Mucho se ha discutido sobre el feminismo de Sor Juana, Octavio Paz la consideró una feminista. Por el contrario, el escritor Antonio Alatorre, autor de Los 1001 años de la literatura española no considera a Sor Juana una feminista pues su obra se restringe a las costumbres de su época. Para Stephanie Merrim, especialista en la escritura de la mujer del siglo XVII, no puede hablarse de feminismo pues considera que las alusiones feministas en su obra son estrictamente personales, no colectivas.

No existe consenso sobre el feminismo de Sor Juana pero sí una admiración unánime por su obra, Primero sueño es la gran obra de la monja, la cual es una búsqueda del conocimiento y una obra escrita en silvas a lo largo de 975 versos. Es precisamente la búsqueda del conocimiento lo que permite a Sor Juana realizar una contundente exigencia del derecho a la educación de la mujer en su obra Respuesta a Sor Filotea, escrita en marzo de 1691.

Recordemos que en 1690 el Obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, publicó una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, una dura crítica al “Sermón del Mandato” del jesuita portugués Antonio Vieira sobre las “Finezas de Cristo”, el obispo añadió a la obra la Carta de Sor Filotea de la Cruz, texto escrito por el obispo bajo el pseudónimo de Sor Filotea en el que le recomendaba a Sor Juana que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres, a su parecer ninguna mujer debiera afanarse por temas filosóficos.

En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, Sor Juana realiza una brillante y audaz argumentación a favor del derecho al estudio y la libertad de expresión, dando cuenta de su vida y reivindicando el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento “no sólo les es lícito, sino muy provechoso”. Al mismo tiempo, su argumentación inteligente no carece de humildad, al señalar: “Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar (que fuera en mí desmedida soberbia), sino solo por ver si con estudiar ignoro menos. Así lo respondo y así lo siento”.

Sor Juana no reprimió su pasión por el saber, sobre la que Octavio Paz escribiría: “por saber designa no sólo a las ciencias y a la filosofía sino a lo que en aquella época se llamaba letras humanas y que abarca en primer término a las literaturas clásicas”. En su Respuesta, Sor Juana señala que cuando se le prohibieron los libros estudiaba en todas las cosas que Dios creó, “Nada veía sin refleja, nada oía sin consideración” y añade “Qué os pudiera contar, Señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? (…) Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito”.

La descalificación a la monja por su condición de género obtuvo también una respuesta “las mujeres, que por tan ineptas estás tenidas (…) los hombres, que con sólo serlo piensan que son sabios”, “Si éstos, Señora, fueran méritos (como los veo por tales celebrar en los hombres)”.

Sor Juana hace referencia a múltiples mujeres talentosas, virtuosas y eruditas, entre ellas menciona a Hipatia de Alejandría, considerada la primera científica de la historia, quien realizó importantes aportes a las matemáticas y la astronomía, escribió varios libros entre ellos 13 volúmenes de Comentarios al álgebra de Diofanto y el Canon Astronómico. Su muerte trágica la convirtió en mártir de la filosofía y no de la fe que profesaba; por ello, Octavio Paz en su libro Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, reconoce que la admiración de Sor Juana por mujeres ilustres era más fuerte que su temor a traspasar los límites de la ortodoxia.

La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz además de ser una bella muestra de la privilegiada prosa de Sor Juana, contiene abundantes datos biográficos que nos permiten conocer su vocación al saber desde niña y su defensa del derecho de las mujeres para acceder en condiciones de igualdad al conocimiento, una defensa igual de necesaria en nuestros días, pues tristemente aún se sigue violentando el derecho a la educación de las mujeres.

TEXTO 2

Sor Juana Inés de la Cruz, la monja literata que defendió que las mujeres pudieran estudiar

Mártir del conocimiento, según Amado Nervo, es la figura literaria más importante del Barroco mexicano. Ingresó en un convento para escapar del matrimonio.

No es frecuente que, en estos tiempos, las carreras universitarias consigan despertar el interés de los alumnos más que apagarlo, pero, mientras cursaba mi grado en Lengua y Literatura Españolas–nombre desafortunado para referirse a la antigua Filología Hispánica–, me conmovió profundamente la historia de Sor Juana Inés de la Cruz, la figura literaria más importante del Barroco mexicano y, posiblemente, del Barroco de toda Hispanoamérica. E igual que me conmovió entonces el que la misma mujer que escribió el célebre poema «Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón…» acabara convencida de que, como mujer, no debía escribir, ahora me sorprende con la misma intensidad el silencio del feminismo hacia los silencios de sor Juana.

Juana de Asbaje y Ramírez nació entre 1648 y 1651 cerca de la ciudad

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