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Santisima Niña Maria


Enviado por   •  21 de Diciembre de 2014  •  1.153 Palabras (5 Páginas)  •  153 Visitas

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Ya dirá Cervantes: "¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!", nosotros, habiendo recibido dicho pedazo de pan, tenemos la inexorable labor de hacer manifiesto el inconmensurable sentimiento de gratitud hacia todas aquellas personas que de una u otra forma estuvieron inmersas en nuestro proceso formativo, son ustedes los verdaderos artífices de este triunfo y desde lo más profundo de nuestros corazones les agradecemos.

Ahora bien, el agradecimiento mayor debe ser para Dios, el cual, pese a conocer íntegramente nuestra naturaleza imperfecta, nunca nos ha dejado desprovistos de su amor y siempre nos ha permitido llegar a buen puerto. Este acontecimiento, al igual que todas las cosas de nuestra vida, encierra un mensaje, que sabiéndolo leer con profundidad, ineludiblemente nos remite a la insondable grandeza y perfección del Señor.

De igual manera, nuestra eterna gratitud hacia nuestros padres, esos que en un acto de amor incontable un día nos concedieron el don de la vida y que hasta el sol de hoy la sustentan de inmejorable forma. Considero oportuno traer a colación al poeta griego Homero, el cual ciertamente diría: "Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta", queridos padres ustedes son, palabras más, palabras menos, nuestro mayor tesoro.

Llegamos pues al punto donde lo menos conveniente es escatimar elogios, es el momento de agradecer toda una vida de sacrificios a nuestros maestros, son ellos los que tienen en sus manos la más compleja de todas las labores, esa es, la de producir en el alumnado amor y estima por el conocimiento, inspirar el deseo de aprender. Hoy desde lo más profundo de nuestros corazones les agradecemos el haber hecho ejercicio cabal de su labor, ustedes han dejado en nosotros una huella para la eternidad. Amen su vocación, educar es en últimas el mecanismo de cohesión social más efectivo de todos, tanto así, que oportunamente aseverará Víctor Hugo: "Abrid escuelas para cerrar prisiones"

Amigos, sé que en estos momentos el regocijo por la consecución de este logro nos embarga, hemos culminado, luego de años de esfuerzo, un ciclo dentro de nuestra vida de estudiantes, y esta circunstancia es meritoria desde toda óptica, nada mejor que la satisfacción del deber cumplido, esta es la fehaciente prueba de que una tarea llevada a cabo con diligencia y entereza tiene su justa retribución y debe evocar en nuestra mente la idea de que nuestro próximo esfuerzo nos traerá nuevas y mayores alegrías.

Hoy más que nunca, estoy plenamente convencido que la etapa del colegio es la más hermosa de la vida de una persona, es dentro de este lugar, nuestro segundo hogar, donde a base de educación y valores, realmente se construyen los cimientos de una persona de bien.

De la misma manera, es el colegio la cuna por excelencia de las grandes amistades o como bien hemos demostrado a lo largo de nuestro recorrido por la institución, es la cuna de las grandes hermandades.

En la víspera de nuestra partida de este recinto educativo a espacios académicos completamente distintos, estamos colmados de diversas emociones, de un lado, como ya comentaba anteriormente, el júbilo por el deber cumplido y de otro lado la melancolía por tener que separarnos de las personas con las que hemos compartido tantos años, vivido tantas experiencias y aprendido tantas lecciones.

Jóvenes, este es el momento para regocijarnos

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