Senderos Hacia El Crecimiento Personal
willy7422 de Mayo de 2013
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Existe una diferencia entre estar vivo y ser realmente capaz de vivir y disfrutar de la vida. Este libro trata sobre cómo aprender esto último a través de un proceso de autotransformación y meditación.
Aunque este libro se ha escrito sobre todo pensando en personas que sufren una enfermedad que amenaza sus vidas, también es importante para cualquier persona que desee explorar el proceso de autotransformación como una parte esencial en la mejora de la salud y el bienestar.
Se reconoce cada vez más que la salud física está estrechamente relacionada con los estados mentales, emocionales y espirituales del ser. Cuando las experiencias mentales, emocionales o espirituales son negativas y carecen de equilibrio, la efectividad del sistema inmunitario disminuye, debilitando la capacidad del cuerpo para luchar contra la enfermedad física.
Los profesionales de la salud pueden proporcionar tratamiento en la lucha contra la enfermedad física. No obstante, es responsabilidad de cada persona el desarrollar la conciencia y el proceso a fin de reequilibrar las experiencias mentales, emocionales y espirituales de manera positiva, saludable y beneficiosa.
Partiendo de mi experiencia personal al tratar y cuidar a personas afectadas por enfermedades como el cáncer, sida, trastornos psicomotrices y esclerosis múltiple, siempre me han impresionado los distintos enfoques que los afectados y sus familias tienen en el momento de plantearse la situación. Algunos están completamente horrorizados al tener que empezar a enfrentarse a su mala salud y a la perspectiva de tener que hacer frente a los cambios, la dependencia o la muerte. Tras -e incluso durante-, esa reacción inicial, son muchos los que simplemente aceptan los consejos médicos sobre el tratamiento de su estado. Se suele invertir mucha esperanza en dicho tratamiento aunque los resultados puede que no sean, en realidad, tan buenos como sería de desear. Por lo general existe incertidumbre y ansiedad, aunque las implicaciones del diagnóstico puedan tratar de ocultarse a causa de la esperanza que se pone en un exitoso tratamiento médico. Rabia, sentimiento de culpa, depresión e inculpación propia o de otros, son experiencias comunes, sobre todo si ha existido un retraso, sea a la hora de buscar consejo médico o bien por parte del médico a la hora de realizar el diagnóstico. Quienes son considerados incurables en los diagnósticos o aquellos que han sufrido grandes cambios en su capacidad funcional o aspecto sienten pesar y aflicción. Se produce entonces una gran dependencia emocional del apoyo por parte de los demás, tanto de la familia, como de grupos o consejeros individuales. Por consiguiente, el trauma experimentado es físico, emocional y social. También es espiritual, pues implica un enfrentamiento con la mortalidad, algo que siempre se experimenta, tanto si la condición admite curación como si no.
Aunque algunas personas se convierten esencialmente en seres asustados y dependientes como consecuencia de su enfermedad, otros adoptan una actitud más positiva, tratando de hallar una comprensión más profunda acerca de la naturaleza y el significado de su situación. Esto suele implicar obtener información acerca de la enfermedad y la valoración de los tratamientos disponibles. También consideran qué pueden hacer por ellos mismos, en términos de cambios en su forma de vida o actitudes mentales, a fin tanto de ayudarse a sí mismos a mejorar como para mantener su calidad de vida. Eso conlleva reunir y estudiar información acerca de terapias complementarias, dieta y meditación. Se desarrolla una actitud positiva de cara a la autoayuda y aumenta el control personal, con un enfoque sobre la curación más amplio que la mera dependencia de tratamientos físicos. Por lo general, esas personas excepcionales consideran que un enfoque holístico de la curación se ocupa de las causas psicológicas, emocionales, ambientales
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