Ser Univesitario

Es sabido que el ingreso a la universidad es un cambio rotundo, un nuevo universo. El estudiante de alguna forma se hace parte de esta institución, no sólo la conforma sino que ella lo conforma a él. Se deja atrás el lugar físico del colegio y junto con ello también las reglas estrictas de comportamiento y presentación personal, desligándose de esa sobreprotección de padres y maestros, pasando así a un ambiente en donde no hay reglas extremas de conducta ni de vestimenta, se tiene total control en el tempo personal y además se estudia una carrera a la que optamos, a esto le sumamos los sentimientos de entusiasmo por empezar una nueva etapa y la incertidumbre de un nuevo lugar de estudio con todo lo que eso implica (Matus et al.,2012)

El estudiante se involucra plenamente con la vida universitaria ya que pasa la mayor parte de su tiempo en ella, ya sea asistiendo a clases, participando en las actividades extra curriculares que otorga la institución o simplemente cuando se convive como familia universitaria. A esto se suma la sensación de una responsabilidad social que acepta el individuo al entrar a este universo, ya no solo son responsabilidades académicas, surge un interés por contribuir como persona a un contexto y desarrollar todo lo que se aprende en él.

Las exigencias académicas aumentan considerablemente para un estudiante que entra por primera vez a una universidad. Obligaciones constantes que además se suman a la inserción de un nuevo ambiente.

Se quiera o no todo lo expuesto anteriormente es un peso enorme en una persona que acaba de entrar a una nueva atmosfera. Adaptarse es difícil, y esto se hace aún más complicado cuando el entorno está compuesto por diversos grupos sociales que están en una permanente interacción.

Entonces surge una pregunta, ¿De qué manera afecta en el individuo este proceso a la hora de integrarse a la sociedad?, Claramente en la vida universitaria estamos expuestos a una amplia diversidad de pensamientos y visiones, por lo tanto no es extraño que un individuo viva cambios a través de la vida universitaria, dentro de esta problemática se debe ahondar como el proceso universitario nos capacita para ser personas integrales en la sociedad.

García (1991) otorga una magistral significación a formación integral:

Resulta palmario que la concepción que se tiene de educación depende de la concepción que se tenga del hombre y su destino, solo cuando se ha comprendido bien quien es el hombre en sí mismo y cuál es su meta ultima, se puede situar adecuadamente el problema de como guiarlo a la conquista de su meta personal.

Por lo tanto se puede inferir que las personas tenemos diferentes percepciones de lo que es una persona integral, y hay muchos factores que influyen en la concepción que le otorgamos a esta. Pero podemos estar de acuerdo que en la universidad contemplamos 3 claros factores: La diversidad, la responsabilidad social, o bien la participación que tenemos en la sociedad y la formación académica.

Los movimientos culturales vinculados a las asociaciones juveniles, a las tribus urbanas, a los movimientos de expresión musical, son ejemplos de acciones de diversidad en la juventud, la expresión cultural juvenil constituyen manifestaciones legítimas de participación social y que deberían ser consideradas como vías necesarias de construcción de ciudadanía (Sandoval, 2003).

La diversidad es una herramienta clave para convertirse en una persona integral, ya que muestra nuestro claro interés en conformar una sociedad a nuestro modo. En la universidad se da una clara muestra de ello, ya que está compuesta por diferentes grupos sociales y personas con distintas miradas de la vida como sociedad, es este sincretismo lo que nos hace muchas veces cambiar la perspectiva de nuestros ideales y actúa como un proceso enriquecedor en la búsqueda

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