Shakespeare

Análisis de la tragedia "El rey Lear".

En la tragedia ya desde el primer acto se muestra el conflicto principal y otro secundario, pero que tendrá una incidencia fundamental en el desenlace de la obra. El primero y principal es político. Comienza con la decisión del rey Lear, ya tomada, de dividir el reino entre sus hijas con sus esposos. En (I, 1) el rey manifiesta que quiere librarse de las obligaciones del reino, debido a que se siente viejo y cansado, por lo que quiere entregarse con tranquilidad a la vejez; también pretende evitar posibles disputas entre los miembros de su familia. Por medio de palabras de afecto pretende que sus hijas lo convenzan del cariño y respeto que le tienen y de esta forma obtener una buena herencia. Así es como actúan Regan y Gonerill, pero la menor, Cordelia, se niega a hablarle de manera artificiosa para demostrar su afecto. Al manifestárselo a Lear, este estalla en cólera y considera que su sinceridad es en realidad orgullo y falta de respeto contra su naturaleza real. Cuando se la ofrece sin dote a France la trata como un ser desnaturalizado: "así pues, os suplico desviéis vuestra estima a un camino más digno que éste, innoble, que la naturaleza se avergüenza de reconocer como suyo"(I,1). La imprudencia y soberbia con que actúa el rey, es la principal transgresión que comete el héroe trágico, ya que propicia su caída moral y además permite su propia degradación y la de su nación, al deprenderse del poder y su naturaleza real para cedérselo a sus hijas. Ante los reproches de su fiel sirviente Kent reacciona de la misma manera, desterrándolo. En (I, 2) se muestra el segundo conflicto de la obra, que involucra al Conde Gloucester y sus dos hijos Edmund y Edgar, el primero de ellos bastardo. Ante su condición ilegítima, Edmund se niega a no recibir herencia, por lo que planea calumniar a Edgar con su padre, haciéndole creer que a través de una carta, le ha propuesto matarlo para dividir la herencia y no tener que esperar a su muerte. A partir de (I, 4) se manifiesta de manera explícita la liviandad y deshonra con que Gonerill trata a Lear por su vejez, obligándolo a disminuir su séquito a la mitad. Los temores de Cordelia y Kent se ven confirmados configurándose la caída moral del héroe, ya que Lear comienza a desvariar ante sus desgracias temiendo volverse loco. Esto se manifiesta en los diálogos con su bufón, quien alterna parlamentos sin sentido y reproches al rey por su imprudencia de haber entregado el poder: "Amo ,si fueras mi bufón, haría que te pegaran por haber sido viejo antes de tiempo" (I, 5) Y más adelante Lear dice: "¡No dejéis que enloquezca, loco no, dulces cielos! ¡Conservad mi razón! ¡Yo no quiero estar loco!.." (I,5). De esta forma a través de la actitud desconcertante y lúcida a la vez del bufón se configura un mundo ambiguo y en crisis, cuya situación la propició Lear con sus acciones.

En (IV, 4) Lear se enfrenta con Regan, a quien había acudido después de abandonar indignado el hogar de Gonerill buscando refugio a su altanería. Pero se encuentra con que también su persona es tratada sin la dignidad de un rey, al estar Kent en el cepo y no ser recibido con las atenciones correspondientes. Lear alude a su condición de padre generoso para lograr el favor de Regan, a quien todavía considera justa y respetuosa de su autoridad, pero al ceder todo su poder ya no tiene realmente autoridad y sus hijas sólo lo consideran un anciano que no tiene mando ni juicio para hacerse cargo, por lo que sus propias acciones lo han condenado y Regan tampoco respeta los vínculos filiales a los que apela Lear. El mundo que se ha configurado hasta ahora se encuentra alterado por la transgresión de los vínculos filiales y valóricos entre los personajes a los que la ambición determina sus acciones: las hijas de Lear principalmente y también de Edmund, ya que consigue que Gloucester lo haga heredero obteniendo el favor también de Cornwall y Regan. La palabra como instrumento de engaño es el principal recurso de estos personajes, lo que se opone a personajes como Cordelia y Kent, quienes no admiten estas prácticas y es por esto que el rey Lear es engañado y conducido a la locura.

Después de descubrir las intenciones de sus hijas Lear cae en la máxima degradación de su naturaleza real y el cambio de fortuna que se ha venido configurando es total, ya que se va en medio de la tormenta,

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