Soberania Agroalimentaria
daliroh1726 de Septiembre de 2013
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Soberania Agroalimentaria: Arma estrategica de la Revolucion Bolivariana.
Soberania Agroalimentaria: Arma Estrategica de la Revolucion Bolivariana.
MSc. Albano A. Zambrano Q.
Instituto Universitario de Barlovento
I. Introducción
Es innegable la importancia de la producción agrícola para la soberanía real de cualquier país o sociedad ya que constituye el satisfactor por excelencia de la principal necesidad humana: la alimentación; no obstante, dado el grado de diversificación de las actividades económicas y el surgimiento de distintas ocupaciones necesarias para el desarrollo de las sociedades, en los tiempos actuales sólo una minoría de las personas se dedican a la producción agroalimentaria, quedando una gran cantidad de seres humanos dependiendo de los mercados para poder saciar su necesidad alimentaria.
En razón a esto cada día es más imperioso el desarrollo de procedimientos y técnicas efectivas, eficaces y eficientes que permitan acercar los productos agroalimentarios desde las unidades de producción, regularmente en el medio rural, hasta las unidades de consumo en los espacios urbanos, bajo las exigentes condiciones de que se haga en las cantidades necesarias, el lugar solicitado, al momento oportuno, el precio adecuado y según la calidad requerida por los consumidores actuales, pero sin poner en peligro las posibilidades de los consumidores del futuro.
Bajo las anteriores premisas se plantea la articulación de los distintos eslabones de la denominada cadena agroalimentaria, es decir, las funciones de producción, procesamiento, intercambio y consumo, en aras de aportar científica y tecnológicamente a la solución de un problema de expresión sistémica a lo largo de la referida cadena, para satisfacer así las necesidades del pueblo en materia de seguridad y soberanía alimentaria, concebidas como la garantía de producción y abastecimiento alimenticio partiendo de las capacidades, potencialidades socio productivas y patrón de consumo autóctono, como refuerzos a la autodeterminación política, social, económica y cultural de los y las venezolanos.
Otro elemento de significativa importancia en los tiempos actuales para lograr el óptimo abastecimiento agroalimentario, lo constituye la sustentabilidad y sostenibilidad del sistema de producción, que permita que el productor primario se mantenga en sus actividades, que el medio ambiente requerido y utilizado se conserve o sea poco afectado negativamente, lo que es una garantía para la producción y suministro agroalimentario, con base no sólo en las utilidades y/o ganancias que obtengan los productores e intermediarios, sino más bien que satisfaga las necesidades alimenticias en términos nutricionales de las generaciones presentes sin comprometer o arriesgar las del futuro.
En resumen, la producción agroalimentaria con sentido ecológico constituye hoy por hoy el elemento clave para garantizar el funcionamiento de las ciudades con sus empresas, instituciones y familias, pues en la medida en que los ciudadanos tengan asegurado el suministro de alimentos, podrán dedicarse a la realización de otras actividades propias del mundo actual. Así mismo, esta garantía será válida en la medida en que los productores obtengan beneficios razonables de su actividad, que les permita mejorar y mantener su nivel de vida, a la vez de guardar el necesario equilibrio en su interacción con el medio ambiente que le rodea y genera las condiciones productivas.
II. Contexto sociohistórico de lo agroalimentario:
• La agricultura y las necesidades sociales-individuales
En tanto ente biológico y social, el ser humano confronta cotidianamente una serie de requerimientos de vida que se constituyen en necesidades para su desempeño y desarrollo, que al conformarse en limitantes u obstáculos para sus propósitos implican problemas ineludibles a superar. Una de estas necesidades supremas la representa precisamente el problema alimentario, cuyos orígenes datan desde la génesis misma de la humanidad, aunque expresado de diferentes modos según el estadio de desarrollo y/o evolución histórico-social, su estructura política, económica y cultural, en correspondencia con el avance de la ciencia y la tecnología a que los individuos y grupos sociales tengan acceso.
En tanto elemento estructural de las necesidades humanas, en lo individual y colectivo, el problema alimentario sigue teniendo vigencia y se profundiza aún más en los albores del siglo XXI, cuando aspectos colaterales derivados del modelo capitalista mundial y su consecuente explosión demográfica, utilización excesiva y depredadora del medio ambiente, entre otros, generan la mercantilización de la alimentación, el desbalance entre la relación oferta-demanda en función a la capacidad de pago de los consumidores, así como el desgaste y deterioro del medio ambiente, debido a la aplicación de tecnologías agroquímicas artificiales en procura de maximizar la producción-beneficio y minimizar los costes de los dueños de los medios de producción, bajo los criterios de la lógica capitalista que evidentemente orienta la concepción del llamado agronegocio.
Al respecto es oportuno acotar que según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en ingles), “hoy la gran mayoría de la humanidad se alimenta con 150 especies cultivadas; 30 cultivos proporcionan el 95% de nuestra energía alimentaria; de ellas sólo 12 especies de plantas proporcionan más del 70% de la alimentación humana, y apenas cuatro: el arroz, el maíz, el trigo y la patata, abastecen más del 50% de la alimentación humana” (FAO, 2005), lo que evidencia el rol de la actividad agrícola como generadora de los productos que satisfacen la principal necesidad de la humanidad, razón por la cual actualmente se hace referencia al término agroalimentación para abarcar de manera integrada tanto al satisfactor como a la necesidad misma, en un binomio inseparable y de obvia consideración simultánea al intentar abordarlos en la búsqueda de las soluciones que reclama la sociedad a las instituciones responsables de producir conocimiento y desarrollo del talento humano.
De tal manera que garantizar la seguridad alimentaria de un país constituye un verdadero problema no sólo de rango económico y social, sino de máxima preocupación política para los Estados, cuyos gobiernos tienen la obligación de garantizar la soberanía nacional combatiendo la vulnerabilidad del suministro de alimentos y asegurando a sus ciudadanos la disponibilidad de los mismos. Necesario es entonces considerar lo acordado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma, Italia, el 13 de noviembre de 1996, respecto a que…“existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.” (FAO, 1996)
En consecuencia, dadas las condiciones de crecimiento demográfico, la profunda de la diversificación de las actividades del mundo contemporáneo, la globalización económica y el avance del capitalismo hacia su fase superior imperialista, la única forma de asegurar soberanamente la disponibilidad nutritiva y sana de los alimentos, la constituye la propia producción nacional de los elementos que constituyen la dieta básica en correspondencia con la cultura gastronómica de los pueblos, sustentada en los gustos y preferencias autóctonas vinculadas a las potencialidades geográficas y medioambientales.
• La agricultura como actividad sociopolítica
Históricamente las conquistas de tierras como elementos de riqueza para las naciones, y de los terratenientes en particular, en función a disponer de tierras de labranza y cría, constituyeron el fundamento de soporte sustancial para los modelos esclavo-feudalista, cuya extensión con fines de acumulación de poder y riqueza constituyen también un elemento clave para el sistema de explotación y dominación capitalista, para el cual el rol de producción alimenticia representa una actividad económica más concebida como el agronegocio, altamente rentable dada la connotación de satisfactor de una necesidad vital.
No obstante, al ser asumido desde una perspectiva humanista, y por ende absolutamente contraria a la lógica del capital, el problema agroalimentario se constituye en un asunto de Estado en tanto y cuanto afecta directamente a la seguridad y soberanía nacionales, a los cuales debe darse soluciones reales en términos de sustentabilidad y sostenibilidad como elementos neurálgicos del desarrollo endógeno y la autodeterminación política, económica, social y cultural de los pueblos, fundamentados en la soberanía científica y tecnológica. En este contexto tanto para el sector agrícola como para el ambiental se han diseñado políticas de Estado, se crean instituciones y leyes contra el latifundio, se norman los procesos de producción, transformación, distribución y consumo de manera inocua y sana, además de fomentar la producción y apoyar al pequeño productor con el propósito de lograr la soberanía alimentaría y tecnológica, hechos que desde 1999 marcan hitos sin precedentes en la política del Estado venezolano, pero que aún en la actualidad implican significativas distancias por recorrer.
Es oportuno destacar que la política agraria del Gobierno Bolivariano no sólo combate al latifundio e incorpora campesinos sin tierras a la producción, sino que ha permitido elevar en aproximadamente un 25% la producción nacional de los siete más importantes rubros alimenticios, como el arroz,
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