Sociedad Civil

SILVIA PATRICIA HERNÁNDEZ GARZA

“Un mapa contemporáneo de las Teorías de la Sociedad Civil”, en José María Sauca Cano y María Isabel Wences Simon, Lecturas de la Sociedad Civil: Un Mapa Contemporáneo de sus Teorías, Madrid: Editorial Trotta, 2007, pp. 9-19.

“Sociedad Civil y Republicanismo: Aproximaciones, Problemas y Desafíos”, en José María Sauca Cano y María Isabel Wences Simon, Lecturas de la Sociedad Civil: Un Mapa Contemporáneo de sus Teorías, Madrid: Editorial Trotta, 2007, pp. 163-181.

“El concepto de sociedad civil (usos y abusos)”, en Peter Hengstenberg / Karl Kohut / Günter Maihold, Sociedad civil en América Latina: representación de intereses y gobernabilidad, Caracas: Editorial Nueva Sociedad, 2009, pp. 21-29.

Inicio este resumen citando a Sauca y Wences quienes señalan que hoy en día, la sociedad civil no es únicamente un recurso simbólico de un conjunto de movimientos sociales democratizadores, sino que se ha ido configurando como uno de los ejes centrales de algunas de las actuales teorías de la democracia y en un armazón para combatir, ya no sólo los abusos del Estado autoritario, sino también las crecientes estrategias que buscan borrar a la política de la vida social.

La multiplicidad de interpretaciones que acompañan a los diversos escenarios y variadas oleadas de propuestas teóricas que han revitalizado la idea de sociedad civil, así como el insistente interés por parte de una pluralidad de actores por su recuperación y la ingente variedad de aspiraciones, proyectos y doctrinas que reclaman para sí la paternidad o el empleo exclusivo de esta pieza clave en la construcción y preservación del orden democrático han conducido a que todo su potencial se encuentre, en la actualidad, inmerso en una enorme confusión que se refleja tanto en el lenguaje coloquial, donde se ha convertido en un comodín verbal (Meikins Wood, 1990), como en el científico, donde se le ha acogido como valor refugio (Vallespín, 1996). Los que participan del primer lenguaje, principalmente actores sociales, han tendido a catalogar a la sociedad civil como un ente virtuoso por excelencia o en una suerte de figura histórica de misión transformadora, olvidando que, aun cuando resulta hoy especialmente atractiva, la sociedad civil es un organismo de intrincada estructura, muy frágil, y a veces hasta misterioso (Havel, 2001) y que, además, es heterogénea, de composición variable y muy alejada de ser un espacio de convivencia no conflictiva y en cuyo seno coexisten un sinnúmero de intereses contrapuestos y circulan proyectos disímiles entre sí. Conviene, por tanto, seguir insistiendo en que la sociedad civil porta la promesa de una relación crítica con los sistemas económico y político, pero la actualización de ese potencial es contingente y no necesaria (Olvera, 2003: 31).

Por otra parte, desde la perspectiva del lenguaje científico de la sociedad civil nos encontramos con una categoría polisémica que ha dado lugar a una variedad de discursos que mezclan arbitrariamente principios interpretativos de distintas doctrinas políticas, lo que ha sumido a esta categoría en una confusión normativa y en una indeterminación conceptual que requieren urgentemente un tratamiento sistemático.

En cuanto a Lerox, en el apartado de Sociedad Civil y Republicanismo: Aproximaciones, Problemas y Desafíos, rescato que desde la mirada del republicanismo

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