Taller 2 ejercicio educativo

Pereira, 28 de agosto de 2019

Es de total agrado dentro del ejercicio educativo que cada uno de nosotros realiza dentro de la universidad, tener la oportunidad de conocer nuevas personas, esta vez fue por medio de una actividad en clase que, fortalece la habilidad de sostener conversaciones con personas que hasta el momento eran desconocidas. Realmente el enfrentarse a este “temor” por conocer a alguien con quien no había tenido la posibilidad de hacerlo fue lo mejor del ejercicio ya que tiene retribución en ambas personas.

En las diferentes conversaciones pude percibir diversas actidudes, emociones y pude conocer que hay personas que han tenido procesos académicos diferentes y otros que empezaron su educación profesional en programas y luego llegaron a la universidad. En los temas de conversación se aprende a escuchar a las demás personas cada uno piensa y opina cosas muy diferentes.

La primera impresión que tenia de cada persona fue la misma, mirarlos y pensar “También tiene pena o está nervioso”, pero de eso se trataba el ejercicio, dejar eso a un lado y de cierto modo arriesgarse a socializar con otras personas y conocer un poco de ellas y permitir que conozcan un poco sobre mí, permitirme ser alguien con quien una persona disfrute conversar. Resalto que lo mejor de la actividad fue socializar y conocer con otras personas, no tanto por conversar o en su caso conocerlos, sino porque cada uno de nosotros se dio la oportunidad de entablar conversaciones con personas diferentes a las personas con las que uno suele convivir a diario.

Considero que no hubo alguna conversación que se pueda clasificar como mejor o menos mejor, sinceramente todos o al menos la mayoría no estábamos cómodos en aquella circunstancia, sin embargo pudimos dar lo mejor de cada uno para realizar la actividad, por ello las conversaciones no eran las “mejores” pero tampoco las “menos mejor”, yo pienso que cada quien pudo disfrutar de ellas y sentirse bien realizando el ejercicio.

La actividad me recordó mi niñez, mi época de colegio, tardes y fines de semana llenos de pasatiempos o diversas actividades. Es muy grato recordar todos esos momentos donde en su mayoría también conviviamos con muchas personas, amigos y familiares, con quienes sosteníamos conversaciones por mucho tiempo.

Al principio de la actividad y cuando el docente la mencionó uno se cuestiona y se crítica, diciendose uno mismo “Yo como soy de malo para eso”, o bueno al menos a mí si me pasa eso. Pero a medida que la actividad avanzaba, en algunos momentos yo trataba de tomar la iniciativa y ser yo quien iniciara la conversación.

Acerca de la actividad puedo concluir que muchos de nosotros necesitamos más de este tipo de ejercicios, pues no a todos se nos facilita la habilidad de comunicarnos con las demás personas y son este tipo de prácticas las que nos ayudan a mejorar las habilidades comunicativas y además expresarnos mejor frente a una o varias personas. Mejorar estas competencias es muy importante para nuestra vida y para nuestra carrera profesional y la mejor manera de hacerlo es directamente en la practica.

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