Un Breve Ensayo Sobre Beethoven:

Un breve ensayo sobre Beethoven:

Prólogo:

Beethoven se convirtió en una leyenda y ha seguido siéndolo por mucho tiempo. Hasta ahora una exposición romántica ha ocultado la verdad de su vida al prescindir de exponer en toda su multiplicidad a este alto espíritu. Se ha descrito a un Beethoven siempre solo, demoníaco, desconocido, haciendo de él un hombre trágico, el genio sombrío, llorando en su interior, pensando el día entero en la humanidad y sufriendo por ella: un Tristán sin Isolda.-

Pero si se remite uno, haciendo caso omiso de aquella leyenda, a los documentos, las notas y las palabras, música y cartas, obras, retratos y noticias, aparece un carácter distinto, extremadamente complicado, con la luz y la sombra de una naturaleza. Puesto que el hombre problemático de nuestro tiempo se siente conmovido por sus notas con más fuerza que por las de ningún otro músico, ha tenido que ser él mismo una naturaleza problemática. Si lo reconocemos así habremos sidos capas de acercarnos a su obra, haciéndola humana y compresible. El crear tales obras con tan grandes pasiones, deseos y debilidades es un regalo que solo él podría dejar a estos oídos.-

El gran adagio en que dio a esos sentimientos nostálgicos y a su vez tal profundidad como ningún músico o poeta antes o después de él, no se encuentra en ninguna parte la clave de todos aquellos dramas que él llamó sonatas, cuartetos o sinfonías. Siempre aparece encerrado entre una primera frase que pregunto o exige y una última frase victoriosa, de continuo se esfuerza Beethoven en buscar la luz y la alegría, y en cada una de sus obras supera la tragedia. Entre alrededor de sus doscientas piezas, solo tres o cuatro son las que acaban trágicamente, como la Apassionata, el resto tienden hacia la victoria. Cerca de su muerte en su último cuarteto a una meta fogosa. Beethoven como Goethe, formaba su obra entera en continuada tensión íntima. Por su parte Mozart se desarrolló de un modo como si su música descendiera desde los cielos a la tierra, por su parte Beethoven, lucho en vida contra el destino y logro que su obra brotara de tal manera que pareciera que ascendía su música desde la tierra hacia el firmamento.-

Sin embargo, habitaba al mismo tiempo una doble naturaleza, un apasionado deseo de entrega que es ajeno por el común al conquistador, buscó durante toda su vida a la persona a quien debiera consagrarse y no pudo encontrarla porque su naturaleza señorial, llena de tesón y orgullo, asustaba, y porque su desconfianza a la larga rechazaba a todo. En su clamor por el siempre buscado idilio, en su demanda de amor, no pudo salir nunca por eso de su constante soledad.-

Esa problemática naturaleza, mucho más parecida a la de Miguel Ángel que a la de Mozart quedo rota por completo en pedazos si no la hubiera mantenido unida una profunda religiosidad, tal como ha sido manifestado en las cuatro últimas

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