Una intuición de las cosas, Arquitectura

Una intuición de las cosas

Para dar introducción al libro “Pensar la arquitectura” el autor habla de sus primeros recuerdos sobre la misma, las emociones que tenía al sentir cada elemento que componían los espacios de esos lugares especiales, que debido a su forma de expresión, aún los hacen vibrar.

De la misma forma estos recuerdos les sirven para organizar, para entender y saber cómo deberían ser proyectadas sus obras, aquellas creaciones que su oficio le presenta en el día a día.

Este se ve inspirado por ciertos artistas y define la manera en como emplea sus materiales como algo poético. Lo ideal será saber el significado del material en el conjunto arquitectónico que se está ejecutando, la forma de uso habitual, como también sus peculiares propiedades sensoriales y generadoras de sentido.

Este dice que “la construcción es el arte de configurar un todo con sentido a partir de muchas particularidades”, haciendo mención sobre como la música es inspiración para él, debido a las distintas características que la envuelven: ritmo, armonía, composición… Asimismo es la arquitectura, siendo las edificaciones testimonio de como el ser humano es capaz de erigir y ensamblar.

Al igual que la música, la arquitectura puede presentar desarmonía, ruido, etc., por esto el autor propone que el mensaje que brinda una obra, sea transmitido sin desviaciones hacia su imagen, como también le sea otorgando un aspecto funcional, por encima de su forma y estética.

Invita a dibujar a partir del anhelo, recalcando que la representación del concepto arquitectónico no debe caer en la realidad absoluta, puesto que de esta manera no se da espacio a que la mente trabaje y desee y cree su propio futuro de la obra.

Fijando su atención a los trabajos escultóricos de algunos artistas y en un rejuego de palabras, hace alusión a la importancia que tiene cada pieza, ensamblaje, aditivo en un todo, pensado para que no falte ni sobre nada.

Los detalles deben expresar lo que exija la idea fundamental del proyecto en su lugar correspondiente. Estos detalles cuando se emplean con criterio, no sirven para entretener, más bien conducen a comprender la obra en su máxima expresión.

Tal parece que todo aquello que va más allá de nuestros datos biográficos personales parece vago, borroso y, de algún modo, irreal. Se hace necesario, hacer arquitectura que hable y sea de comprensión para el observador y esto debe transcender, lo vacío no funciona en el mundo del arte.

Los edificios deben estar soldados de manera natural al lugar donde se ubican, como también ser adaptados a las edificaciones ya existentes y que esta relación cree sentido. Los edificios que, poco a poco, son aceptados en su entorno, deben poseer la capacidad de hablar de múltiples maneras con el sentimiento y la razón.

Peter Zumthor gusta de los planos de obra, esos mismos que no tratan de impresionar y son pensados para comunicar la certidumbre, lo que se hará exactamente. Una obra arquitectónica puede disponer

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