VIDA Y VISION DE LOS FUNDADORES DE BIMBO

AL GRANO

VIDA Y VISION DE LOS FUNDADORES DE BIMBO

Conocí a don Lorenzo en agosto de 1997, quería entrevistarlo, adentrarme en su vida. El encuentro fue en su austera oficina en santa fe, en el recientemente inaugurado edificio corporativo.

Puntual por excelencia, me estaba esperando. Me hablo de los esfuerzos a contra corriente de la fundación mexicana para el desarrollo rural, que el contribuyo a fundar en 1969, y me invito a conocer de primera mano las cooperativas agrícolas y ganaderas que la fundación promovía para ayudar al campesino a organizarse, para aportarles capacitación técnica, ser su aval para conseguir créditos y educarlos a fin de cambiar su mentalidad dependiente.

Les llamo uno por uno para solicitarles que me recibieran a la brevedad. Parecía el editor en jefe de una publicación; al minuto le respondía hasta el más encumbrado y el bien sabia como tejer los hilos para realizar un buen reportaje.

Ese es don Lorenzo un líder obsesionado con un puñado de temas específicos del quehacer empresarial y el ámbito político y social mismo que busca ventilar ante la opinión pública porque, desde su perspectiva, solo con información puntual y a fondo se pueden generar consensos que inciten al cambio.

A él le preocupa la problemática del petróleo nacional cargado de mitos y resistencias; los lastres del sindicalismo, es decir, las prestaciones e ineficiencia del SNTE y las de PEMEX, LFC e IMSS, a cuyos líderes les llama “la aristocracia obrera”.

Tras

la muerte de Carmen su esposa, en 2002, nuestros encuentros comenzaron a ser más frecuentes. Nada lo consolaba de su perdida, me enseño álbumes de fotografías que entonces hacia pretendiendo poner en orden sus recuerdos, y los sensibles poemas que en su ausencia le escribía a Carmen. Insistía: “la vida es tan imprevista y paradójica, ¡que ahora que tengo todo el tiempo del mundo para mis cosas ya no lo quiero! Extraño a Carmen, rehuyó a mi libertad”.

En agosto de2003, finalmente aceptó que las lecciones de su vida, como hombre y como empresario la pauta de la, podían ser valiosas para las generaciones subsecuentes.

En un primer momento algunos directivos de Bimbo, al margen de don Lorenzo, pensaron que el libro podría servir para festejar los 60 años de Bimbo en diciembre de 2005. El material era vasto: diarios desde la adolescencia, artículos y conferencias de 1969 a la fecha.

En mayo de 2005 entreviste a Jaime Jorba. El suyo es otro estilo, no aceptaba que yo marcara la pauta de la entrevista. No tolera ser mandado por nadie, y menos por una mujer. El duelo era intenso y más de una vez me corrió de su casa. “no me gusta el show”, decía. Acabo cediendo y aceptando, el resultado fue divertido y esclarecedor, pues recordó anécdotas de su astucia y entrega como vendedor.

Jaime es un personaje, un hombre que se opone a “los chichos y las chichas”, como le llama a los planes de mercadeo. “Nosotros no teníamos ni un minuto para “juntitas”, para estar

perdiendo el tiempo como lo hacen ahora” replica. “hoy sobran los jovencitos que quieren doctorarse de licenciados sin dar golpe, sin saber trabajar.

Roberto a quien entreviste en 2007, fue también complemento perfecto para el libro. Creció siendo hermano menor, hijo, alumno, aprendiz y socio de Lorenzo, y supo deslindar lo valioso: expandir los alcances de la empresa, entregarse a ella, pero también disfrutar de su familia y de sus hobbies. Lorenzo fue el espejo que le permitió definirse, y mirar su propio rostro.

En el 2007, cuando Al grano. Vida y visión de los fundadores de Bimbo tomaba forma, don Lorenzo buscaba la forma de disuadirme. Un buen día me dijo al teléfono: “tengo un personajes, mucho mejor que yo para que escribas un libro, un hombre que ha superado de todo”. Se refería a Telésforo Alcaraz Zamora, su chofer.

El mismo Telésforo dice: “yo aprendo a diario de don Lorenzo leo mucho gracias a él.

Este libro es un homenaje a Lorenzo y Jaime en sus 90 años y a Roberto en sus 80. Cobra especial relevancia la relación de la iniciativa privada con los presidentes de México en el último medio siglo, años en los que la demagogia populista genero incertidumbre y estancamiento.

“Los empresarios no nos desanimamos a la primera. Somos como lagartijas apedreadas: sabemos correr, escondernos, defendernos y estar alerta”.

Personajes que con escaso capital, pero con una increíble dosis de talento, dedicación, trabajo.

SILVIA CHEREM S.

MEXICO,

DF., ABRIL DEL 2008.

LORENZO SERVITJE

UN SOÑADOR DE “IMPOSIBLES”.

Lorenzo Servitje (Ciudad de México, 20 de noviembre de 1918), pilar fundador de Bimbo y reconocido líder moral del empresariado mexicano, no se engaña, se sabe un idealista que acaricio utopías y alcanzo cumbres, pero critico delirante de sí mismo, lo abruma un yo quejoso y obsesivo, frágil e insatisfecho.

“Para que estamos aquí sostiene, si no es para tratar de mejorar el mundo en el que vivimos, para superarnos en el diario vivir”.

Líder que imagina, convoca, contagia y transforma, ha abierto brecha en numerosos campos.

Don Lorenzo como se le conoce, a dedicado su vida a echar a andar proyectos y a alcanzado transformaciones personales, sociales y nacionales “Que otra cosa puedo hacer – se pregunta-, si siempre ha sido un eterno soñador de imposibles”.

Su conquista más notoria es Bimbo, que inicio operaciones en 1945 con 4 accionistas, 5 productos, una marca, 38 colaboradores y diez vehículos en una sola planta en la ciudad de México.

Y hoy, más de 60 años después, alcanza casi 7 millones de dólares anuales en ventas netas con 5 mil productos, mas de 100 marcas, 87 mil 500 colaboradores, 74 plantas, tres comercializadoras en México, Latinoamérica y estados unidos, 34 mil rutas de distribución de producto y más de un millón de puntos de venta en 17 países del mundo.

Su nombre es sinónimo de Bimbo, si, pero por su tenaz compromiso con la eliminación de la pobreza y la transformación

política, social y económica de México, también de causas y reivindicaciones sociales.

“Nunca he sido un lobo solitario – enfatiza quien ha dedicado su vida al trabajo y a la vida austera -; si algo he alcanzado es por la gente trabajadora que he tenido

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