Vida Profesional

Elegir es renunciar, es tolerar la perdida que significa enfrentar cualquier elección que implica algún elemento de lo desconocido. Elegir es posible para todo aquel que tenga deseos y aspiraciones. Para poder elegir, es necesario conocer la realidad profesional que nos circunda; esto nos llevara a encontrar, en cada profesión, el estilo de vida que involucra. Por lo tanto, trabajar la información implica cuestionarse sobre qué información solicitar, a quien, para que, como, cuando y donde. Y así, analizar los elementos que constituyen y fundamentan tus diferentes opciones.

Elegir es parte del proceso de crecimiento interior de la persona; por lo tanto, involucra todos los aspectos, experiencias y elementos relevantes de la vida. La persona que elige tiene ante si diversas opciones; su realidad le ha ofrecido y otorgado la posibilidad de favorecer algo entre dos o más posibilidades, dos o más situaciones, dos o más ilusiones.

La capacidad de elegir es posible para todo individuo que tenga deseos y aspiraciones. Sin embargo, no todas las elecciones nos llevan hacia la madurez o la satisfacción personal; solo aquellas que se han tomado conscientemente, con responsabilidad, con conocimiento de causa y consecuencia pueden llevarnos hacia el bienestar.

Con esto no queremos decir que las elecciones que tomemos no siempre van a estar de acuerdo con nosotros mismos o que nos van a procurar felicidad; cada elección es definida por la situación específica que la envuelve. Lo importante es que no se nos escape de las manos la manera en que lo estamos haciendo.

No existen elecciones buenas o malas; la forma en que se viven depende del momento que estamos atravesando. Lo que si podemos saber de antemano es que toda elección conlleva una perdida, por lo tanto, en mayor o menor perdida es una experiencia de dolor.

La elección profesional es una de tantas decisiones con las que te enfrentas en esta etapa de la vida, y es de las más importantes. Ya lo decía Erickson (1968): escoger carrera es una de las elecciones que más preocupan al adolecente, pues es la que lo inscribe en la fuerza productiva de su comunidad, es la que le dará un lugar en el mundo de los adultos.

Ser profesionista supone una responsabilidad social irrecusable; implica atenerse a una ética establecida por la comunidad de la que forma parte. La sociedad abre el campo de las ocupaciones técnicas y profesionales, desafortunadamente no con el mismo éxito para ambas, aun cuando las necesidades sociales exigen la existencia de las dos. El compromiso del orientador vocacional es ampliar la visión del adolecente, despojarlo de los estereotipos y ayudarlos a encontrar la opción más adecuada para sus habilidades, intereses, aspiraciones y recursos.

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