Amor.
insiteloveEnsayo17 de Septiembre de 2012
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Amor
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Para otros usos de este término, véase Amor (desambiguación).
«Amar» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Amar (desambiguación).
Le printemps («La primavera», 1873), pintura de Pierre Auguste Cot.
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (científico, filosófico, religioso, artístico). Habitualmente, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa toda la bondad, compasión y afecto del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión,1 o bien como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.1
En español, la palabra amor (del latín, amor, -ōris) abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar y el amor platónico,2 y hasta la profunda unidad o devoción del amor religioso.3 En este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la manifestación de un estado de la mente o del alma, identificada en algunas religiones con Dios mismo y con la fuerza que mantiene unido el universo.
Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador de las relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica central, es uno de los temas más frecuentes en las artes creativas (música, cine, literatura).
Desde el punto de vista de la ciencia, lo que conocemos como amor parece ser un estado evolucionado del primitivo instinto de supervivencia, que mantenía a los seres humanos unidos y heroicos ante las amenazas y facilitaba la continuación de la especie mediante la reproducción.4
La diversidad de usos y significados y la complejidad de los sentimientos que abarca hacen que el amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente, aunque, básicamente, el amor es interpretado de dos formas: bajo una concepción altruista, basada en la compasión y la colaboración, y bajo otra egoísta, basada en el interés individual y la rivalidad. El egoísmo suele estar relacionado con el cuerpo y el mundo material; el altruismo, con el alma y el mundo espiritual. Ambos son, según la ciencia actual, expresiones de procesos cerebrales que la evolución proporcionó al ser humano; la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente apareció hace entre un millón y varios cientos de miles de años.5
A menudo, sucede que individuos, grupos humanos o empresas disfrazan su comportamiento egoísta de altruismo; es lo que conocemos como hipocresía, y encontramos numerosos ejemplos de dicho comportamiento en la publicidad. Recíprocamente, también puede ocurrir que, en un ambiente egoísta, un comportamiento altruista se disfrace de egoísmo: Oskar Schindler proporcionó un buen ejemplo.
A lo largo de la historia se han expresado, incluso en culturas sin ningún contacto conocido entre ellas, conceptos que, con algunas variaciones, incluyen la dualidad esencial del ser humano: lo femenino y lo masculino, el bien y el mal, el yin y el yang, el ápeiron de Anaximandro.
Contenido
1 Dos formas de entender el amor
1.1 Enfoque científico del egoísmo y el altruismo
1.2 Concepción altruista
1.2.1 El amor compasivo desde el punto de vista científico
1.3 Concepción egoísta
1.3.1 El amor en la sociedad capitalista
2 Manifestaciones del amor
3 Simbología
3.1 Cupido
3.2 Corazón
4 Superstición
5 Perspectivas sobre el amor
5.1 Perspectiva popular
5.2 Perspectiva mística y esotérica
5.3 Perspectiva espiritual
5.3.1 Judaísmo
5.3.2 Cristianismo
5.3.3 El Islam y otras creencias árabes
5.3.3.1 El quinto círculo: el amor hacia el no musulmán
5.3.4 Budismo
5.3.5 Hinduismo
5.3.6 Apego y deseo en las religiones orientales
5.3.7 La religión frente al amor homosexual
5.3.7.1 Cristianismo, judaísmo y homosexualidad
5.3.7.2 Islam y homosexualidad
5.4 Perspectiva filosófica
5.5 Perspectiva científica
5.5.1 Aspectos biológicos
5.5.1.1 Modelo tripartito del amor romántico
5.5.2 Aspectos antropológicos
5.5.3 Aspectos psicológicos
6 Diferentes visiones histórico-culturales
6.1 Cultura persa
6.2 Cultura china y otras culturas sínicas
6.2.1 Qì xi: el «San Valentín» chino
6.3 Cultura japonesa
6.4 Cultura griega
6.4.1 Reseña mitológica sobre el amor: el mito del andrógino
6.5 Cultura árabe
6.6 Cultura turca (chamánica e islámica)
6.7 Antigua Roma (latín)
6.8 Cultura anglosajona
7 Véase también
8 Notas y referencias
9 Bibliografía relacionada
10 Enlaces externos
Dos formas de entender el amor
Los seres humanos podemos desarrollar en esencia dos tipos de actitudes: bajo una de ellas somos altruistas y colaboradores, y bajo la otra somos egoístas y competidores. Existen personas totalmente polarizadas hacia una de las dos actitudes por voluntad propia; por ejemplo, los monjes budistas están totalmente volcados hacia el altruismo, y los practicantes del objetivismo, hacia el egoísmo. Y también existen personas que combinan ambas formas de ser, comportándose, unas veces, de forma altruista y colaboradora, otras, de forma egoísta y competitiva, y otras, de forma parcialmente altruista y competitiva. En algunas partes del mundo predomina el altruismo (Tíbet), de modo que el egoísmo se ve en general como algo negativo. Y existen grupos humanos donde sucede lo contrario. Todas las guerras de la historia nacieron del egoísmo por parte de, al menos, uno de los dos bandos; todas las situaciones conflictivas del ser humano proceden del egoísmo.
Enfoque científico del egoísmo y el altruismo
Representación simplificada de la teoría de Dawkins acerca del «egoísmo» de la información genética. Todos los genes, como unidades de supervivencia, son en sí mismos «egoístas», compitiendo entre sí y con los de otros individuos. Una vez alcanzado cierto grado de organización durante el proceso evolutivo de las especies, la información genética que produzca un fenotipo egoísta será a la larga autodestructiva a nivel del grupo humano, mientras que la que produzca un fenotipo altruista (de egoísmo altruista a nivel de gen) facilitará la supervivencia de dicha información. Con los genes actuando irracionalmente, y bajo la «ley natural del más fuerte», se producirá inevitablemente una supremacía del «gen de egoísmo altruista». El intercambio de la reproducción sexual a su vez repartirá dicha información genética entre toda la población.6
Richard Dawkins interpreta ambas actitudes como las expresiones del instinto de conservación del individuo (egoísmo) y de la especie (altruismo). Explica que, según una teoría aceptada por algunos biólogos, heredamos los genes responsables de tales actitudes de especies antecesoras, y que, antes de nuestra llegada, la evolución biológica estuvo probablemente controlada por un mecanismo denominado «selección de grupos»; en virtud de este mecanismo, los grupos de individuos en los que hubiese más miembros dispuestos a sacrificar su vida por el resto tendrían mayor probabilidad de sobrevivir que los que estaban compuestos por individuos egoístas; esto daría como resultado que el mundo terminase poblado por individuos altruistas. Es una teoría que, aunque proporciona una explicación para el hecho de que actualmente el altruismo predomine en el mundo, genera gran controversia en el mundo científico por contradecir directamente la teoría darwinista; por ello, la explicación personal del autor acerca de la supervivencia del altruismo en el marco darwinista del egoísmo individual es que la unidad de supervivencia no es el individuo, sino el gen; es decir, bajo este punto de vista, los seres humanos somos «máquinas de supervivencia» «creadas» por los genes en su propio beneficio.6
Por otro lado, Dawkins explica que la observación de otras especies animales nos lleva a la conclusión de que normalmente son los machos los que compiten entre sí para conseguir a la hembra. El macho vencedor probablemente tendría los genes que garantizarían a su descendencia mayores posibilidades de supervivencia.6
En cualquier caso, argumenta Dawkins, por el hecho de ser la primera especie racional, también somos la primera especie en la historia de la evolución capaz de elegir entre ambos tipos de comportamiento de forma voluntaria, actuando por lo tanto de forma «independiente» a nuestra propia programación genética.6
La evolución parece producirse
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