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Capitalismo: Una Historia De Amor


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  1.481 Palabras (6 Páginas)  •  580 Visitas

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Capitalismo: Una Historia de Amor

Para mi punto de vista, la película trata sobre las experiencias de unas cuantas familias que han sido desalojadas de sus casas, y después sigue la pista del dinero, y de las decisiones de las empresas y, por supuesto, de sus filosofías, de las que han llevado a la destrucción de unas cuantas vidas. En la película, el gran problema es verdaderamente grande, y es que las grandes empresas que parecen tener una insaciable avaricia, y que han manejado el sistema para lograr todos sus propósitos y acumular riqueza, está legitimadas y protegidas por nuestros gobiernos. No es que tenga ningún problema con la gente que emerge desde el sector privado, aunque sean directivos de grandes compañías, y se coloca en un puesto importante en la administración pública, al menos por principio, pero viendo aquí como los altos ejecutivos se convierten en altos funcionarios para proteger a sus empresas e incluso hacer más grandes los excesos financieros pues eso ya resulta reprobable no sólo desde un tipo de vista moral, porque no hacen más que explotar a la gente para hacer más y más dinero.

La película empieza con una versión de cómo el imperio romano se hundió cuando le faltaron los esclavos. Y precisamente eso es lo que el capitalismo hace por medio mundo: buscar esclavos que permitan a los ricos ser más ricos. Aunque sea a costa de empobrecer la clase media a base de estratagemas tan complejas como las llamadas suprimes o hipotecas tóxicas, a mayor gloria de los ingeniosos financieros que crearon la posibilidad de convertir en polvo el esfuerzo de miles de ciudadanos que cayeron en los tentáculos de las mismas. Ahí está en primera línea Michael Moore para presentar en primicia cómo gente que ha trabajado duro, pierde sus más de cuarenta años de esfuerzos. Y el sistema no tiene piedad.

El capitalismo basa su estrategia en provocar el consumo al coste que sea, o en ejecutar un servicio al precio que sea, como la reeducación de menores encerrados por meses por puras nimiedades. Y es justamente este consumo la energía que lo alimenta. El filme no entra a plantear las consecuencias ambientales que se pueden apreciar por todo el planeta causadas por un sistema basado en el expolio de los bienes naturales para enriquecer a unos pocos. Tampoco entra el filme en las consecuencias para las futuras generaciones que van a ver cómo un planeta finito les deja sin posibilidades para el futuro, ni para seguir progresando, ni tan siquiera de forma sostenible.

En el fondo, Capitalismo, una historia de amor es un análisis de cómo la política no es más que un refugio de los poderosos para seguir dominando el mundo. Lo muestra con una irreverente documentación en la que sitúa a ex directivos de bancos y grandes corporaciones en sitios claves del gobierno americano para, desde éstos, lanzarse a promover regulaciones que les favorezcan y puedan seguir así en el poder. Porque de esto trata el capitalismo, de cómo seguir en el poder, y seguir ganando más y más.

El propio director afirma que “en el mundo no hay suficientes toallitas desinfectantes para limpiar Washington” aunque sin embargo, no se adentra en los entresijos del capitalismo más salvaje que denuncia la periodista italiana Loretta Napoleoni en Economía canalla. Pero es evidente, que el análisis del filme de Michael Moore peca de ingenuo en algún momento, al situar a Europa casi como un paraíso comparado con el infierno yanqui. Aunque Moore está convencido, y éste es el objeto de su documental, que hay que mostrar esta verdad incómoda que es el sistema capitalista actual en el que estamos metidos hasta el tuétano de los huesos. Así, advierte que aunque Barak Obama ganó las elecciones a presidente, uno de sus principales donantes fue el entramado de Goldman Sachs, que llevan lustros en el ojo del huracán de la tenaza capitalista sobre la clase media y amenaza pulverizarla.

El ejemplo de los pilotos de aviación que cobran menos que un responsable de una tienda de comida basura sorprende. Especialmente en España, un país donde sólo los controladores aéreos se llevan un salario que dobla al de sus homólogos de otros países de la UE, y supone un 70 % del gasto de navegación aérea de AENA. Pero lo cierto es que es revelador el testimonio del piloto Chesley Sullenberger, que amerizó un avión de US Airways en el río Hudson

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