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Antec De La Globalizacion


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2012  •  2.036 Palabras (9 Páginas)  •  364 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Es un proceso fundamentalmente económico que consiste en la creciente integración de las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial.

La globalización está defendida por el neoliberalismo encarnado en los organismos internacionales OMC, FMI y BM y está rechazada por los grupos antiglobalización.

La globalización es una teoría entre cuyos fines se encuentra la interpretación de los eventos que actualmente tienen lugar en los campos del desarrollo, la economía mundial, los escenarios sociales y las influencias culturales y políticas. La globalización es un conjunto de propuestas teóricas que subrayan especialmente dos grandes tendencias: los sistemas de comunicación mundial; y las condiciones económicas, especialmente aquellas relacionadas con la movilidad de los recursos financieros y comerciales.

La globalización no es un fenómeno nuevo. Por más que hoy se den condiciones diferentes -sobre todo por las nuevas posibilidades tecnológicas-, la globalización ha acompañado todo el proceso de desarrollo de la economía desde antiguo. Se podría decir que la historia económica es la historia de la globalización. Esta identidad esencial es la que hace posible que enfoquemos la historia desde esta perspectiva y que podamos aprender alguna de sus lecciones que pueden ser pertinentes para conducir el proceso de globalización en nuestros días.

CONCEPTO DE GLOBALIZACION

La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales.

En términos generales, el concepto de Globalización ha sido utilizado para describir la dinámica actual del sistema internacional, el cual se caracteriza por un creciente grado de integración entre los distintos actores, factores y niveles que lo conforman. Sin embargo, debido a su complejidad, este término ha sido ampliamente debatido desde que fue utilizado como tal.

La globalización, o mundialización, empieza a ser un tópico demasiado manido; no obstante, es necesario hablar de ello porque en ello estamos hoy más que antes. En puridad, la globalización afecta a todos los aspectos de la vida, pues la comunicación mundial -la famosa aldea global hace que todas las cuestiones sean compartidas, tanto las políticas y culturales, como las económicas. Por ello, conviene recordar que reducir la globalización a los factores económicos es un error. Aquí hablaremos del fenómeno que nos ocupa desde una perspectiva preferentemente económica, pero intentaremos no descuidar su relación con otras cuestiones a la hora de hacer una valoración en cada caso.

Otra cuestión previa a considerar es el hecho de que la globalización no es, a pesar de todo, completa. Es decir, hay muchos mundos fuera de la globalización, bien porque están más aislados de los intereses comunes, bien porque, aun estando relacionados, responden a mercados muy protegidos que les apartan de una dinámica global que intenta moverse en mercados más abiertos; o sencillamente, porque no están capacitados para adaptarse a ese entorno general. Por comenzar ya con un apunte histórico podemos recordar lo que se dice en los libros cuando se habla de revolución industrial: la revolución industrial comienza en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII. Pues bien ¿cuántas regiones de ese país estaban integradas entonces, e incluso mucho más adelante, en esa pequeña economía global que unas condiciones de revolución industrial presuponen? ¿Cómo se fueron integrando a las nuevas circunstancias los países que fueron detrás? Por otra parte, las bolsas de pobreza o de subdesarrollo que todavía hoy subsisten en los países del «primer mundo» nos recuerdan lo difícil que es llegar a todos.

Esta última consideración tiene un doble objetivo. Uno quiere ser profundo, recordar que riqueza y pobreza están a menudo muy cerca, al otro lado de la calle -literalmente-, y no por ello los ricos resuelven los problemas de los pobres si no se lo proponen. El otro objetivo es interesado para la perspectiva histórica: si hoy la globalización no es total, parece lícito hablar de globalización en el pasado y hacer las comparaciones pertinentes. Aunque entonces tales procesos fueran más reducidos, no dejaban de ser procesos de globalización en los que se creaban condiciones económicas más complejas que iban integrando más países y sectores sociales.

La globalización económica suscita, cuando menos, una triple reflexión: aceptar el hecho, manifestar una actitud y vivir de esperanza. Primero, la aceptación del hecho exige el reconocimiento de que todo crecimiento económico ha sido y es globalización. La perspectiva histórica de la que nos vamos a ocupar en este trabajo así intentará mostrarlo. La globalización no es, en sí misma, nada nuevo, por lo tanto, en segundo lugar, la actitud que hay que manifestar es la de siempre ante el hecho económico: una actitud empresarial activa que afronta un escenario que cambia y que normalmente se amplía. Un segundo aspecto de esta actitud es uno de los que se debe mostrar ante el hecho histórico: intentar aprender de los aciertos y de los errores; aprender también de los cambios, pues lo que en un momento pudo ser acertado, más tarde puede no serlo tanto, y al revés.

Finalmente, en tercer lugar, la esperanza que cabe tener es la de que los nuevos modos del capitalismo sean de verdad responsables, no sólo para que hagamos buen uso de las instituciones que nosotros mismos nos demos (y la globalización precisa de nuevas instituciones, por cierto), sino para que en todo momento, a través de la economía, se respete a la persona y se promueva una cultura de la solidaridad, de modo que el crecimiento económico que la globalización augura esté integrado con otro tipo de valores. Y no sólo por respetar a aquéllos con quienes hacemos negocio. Parece evidente que en las relaciones entre empresas, como entre individuos o naciones, «los mejores socios no son personas

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