Antropologia Segun Manuel Delgado

1. ¿Qué es la antropología según Manuel Delgado?

Para Manuel Delgado la antropología es una disciplina cuyo objeto es la sociedad, el ser humano y la cultura, que tendría como características la comparación, teniendo en cuenta que la mejor manera de conocer a la gente es hablar con ella de una forma lo más prolongada posible.

2. ¿Para qué sirve la antropología?

La antropología nos permite llevar a cabo una reflexión acerca de la condición del ser humano, nos permite dar respuesta a la pregunta “¿qué significa ser humano?”, que sólo puede ser obtenida al cotejar y comparar las diferentes sociedades en diferentes épocas y contextos, los cuales van a reflejar la propia forma de ser de estas sociedades.

3. Vinculación de la antropología con la cultura.

Hoy más que nunca se hace especial hincapié en la cultura, en el multiculturalismo, en la interculturalidad y otros derivados de la palabra cultura, la cual forma parte del objeto de estudio de la antropología.

La vida cotidiana es una producción constante de cultura. Las cosas que podemos llegar a encontrar en la calle forman parte de esa capacidad de del ser humano de generar mundos. La cultura es la prueba de que el ser humano no sólo vive en un mundo, si no que crea un mundo en el que vive.

Para él, ésta es la definición de cultura, aunque admite que hoy por hoy la cultura se confunde y se establece como algo propio de una institución total, como por ejemplo las cárceles a las que hace referencia.

Se ha llevado a la práctica una forma de entender y promocionar la cultura de tal forma que sirva para intereses personales. Además, hoy en día hemos sustituido “clases sociales” por “cultura”, “trabajadores extranjeros” por “inmigrantes” y se ha tildado de “problemas culturales” lo que en realidad son “problemas sociales”.

4. El papel de la etnografía.

Para Manuel Delgado, el gran aporte que la antropología puede hacer es la etnografía, el trabajo de campo. Cada trabajo e investigación ofrece una experiencia vital distinta. La adaptación del etnógrafo al lugar en el que quiere trabajar es una aventura con cargas fuertes de tipo moral acerca la relación entre el investigador y el o los investigados.

La antropología sitúa a la persona en una “frontera”, como él la denomina, en la que se tienen que llegar a comprender costumbres y formas de vida muy distintas e incluso antagónicas a las propias, llegando a desbaratar prejuicios y verdades universales. El antropólogo debe sentirse obligado a preguntarse qué ocurre en la vida cotidiana y a estudiar los fenómenos que se den en ella.

Para él, la gran virtud de la antropología es que obliga a pensar acerca de lo insignificante y a entender que no hay nada que sea irracional.

Debido a su especial interés por el cine, Manuel Delgado hace un breve comentario sobre la relación existente entre la Antropología y la etnografía y este arte. Lo realmente interesante de la etnografía es que refleja el flujo de acción humana, lo que los demás hacen y cómo lo hacen. Esa atención por el acaecer es lo que emparenta la etnografía con el cine. La buena etnografía se produce cuando los ojos de la persona son la cámara que graba ese flujo de acción humana.

5. Sistema relacional.

Delgado ve las relaciones humanas como un patrón de costura. La vida no es un sistema de emplazamientos fijos que nos permiten relacionarnos entre nosotros. Este autor resumiría el sistema relacional con la siguiente frase: “No somos seres humanos que se relacionan, somos la relación entre seres humanos y de ser humanos con cosas, que se unen entre sí a partir de un conjunto inmenso de líneas y trayectorias de desplazamiento”.

6. Elemento religioso.

Su primera investigación se centró en la ritualística, y en particular en la violencia ritual, que es un conjunto de fiestas en las que se practica un tipo de violencia sobre seres vivos o que representan la vida.

Para Delgado existe una conexión entre la violencia ritual y la violencia religiosa. El elemento religioso es el conjunto de prácticas y de creencias relativas a lo sagrado. La relación fóbica en la que se plantea la urgencia de destruir algo sagrado no desmiente su carácter sagrado, sino que más bien lo ratifica.

La modernidad no se podría

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