Arquitectura egipcia. Los egipcios, como muchas culturas primarias, tenían un gran respeto por la muerte
arousseEnsayo8 de Febrero de 2018
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Arquitectura egipcia
Los egipcios, como muchas culturas primarias, tenían un gran respeto por la muerte. Es fácil creer que las culturas antiguas veían en la muerte un paso más en el camino de la vida, pero los egipcios le dieron una visión mucho más amplia que la que se le dio en mucha otras culturas.
Es sencillo confundir el respeto con el culto a la muerte, quizá temor, pero la cultura egipcia sentía respeto, en el sentido más categórico de la palabra, por la muerte. La mayoría de sus templos estaban destinados a la muerte como concepto, esto les envuelve en un aura mística, impone respeto y soltura.
La cultura egipcia al igual que el dios Nun, surge del agua. Que Nun fuese el dios primigenio del naciente Egipto no se debe a la casualidad, pues él es, básicamente, la representación del Nilo. La diferencia de éste con los demás dioses, es que Nun no es plenamente consciente de su actuar, puesto que no tiene control sobre sí mismo, y, por lo tanto, su poder, que se creía que era el causante de las inundaciones anuales, no era controlable.
Se necesitaba de otro dios para controlar los poderes de Nun. Y aunque no tiene sentido preguntarse si los egipcios se hicieron estas cuestiones o no, lo cierto es que si se puede rastrear un origen para ese controlador, Ra. En esa época surge el primer faraón Menes (3000 – 2938 A.C) que unificó Egipto en un solo reino. Los faraones, en esa época, eran considerados dioses en la tierra, o reencarnaciones de Ra, dios del sol y creador de la vida, motivo por el cual se consideraba que sus acciones eran actos divinos y por lo tanto solo ellos tenían el poder para salvar a su pueblo.
En las orillas del río Nilo construyó la ciudad de Menfis, con un avance tecnológico que lo haría pasar a la historia. Los diques de contención, un sistema con el que poder contener y asegurar que los cultivos, no se arruinasen por la furia del agua.
El “Dique de Menes”, también llamado “Muro de Menes”, consistía en dos muros de adobe separados entre sí, de catorce metros de altura, con una base de veinte cinco metros, doce en su parte superior. Entre los dos muros se llenaba de tierra y piedra suelta. Esta solución, tan sencilla como suena, representó uno de los avances constructivos más impresionantes de la historia. Ya que permitió crear un lugar seguro para el pueblo, pues protegía del poder de Nun, más no alejaba a los hombres de él, y sostener una economía que haría de Egipto un poderoso imperio.
Pero el Nilo no solo representaba catástrofes, también representó el éxito total del pueblo Egipcio. Actualmente, cuando pensamos en el trabajo que llevaría construir algo de unas magnitudes tan descomunales como lo es el “Dique de Menes”, se nos ocurren varias ideas, en las que siempre interactúan alguna máquina que facilita el trabajo a realizar, pero hace cinco mil años no habían nuestros avances tecnológicos. El Nilo, no solo era la fuente de vida del imperio, se convirtió en una carretera nacional; los egipcios crearon grandes canales en la tierra para permitir que el agua del Nilo se introdujera en su territorio, permitiendo no sólo utilizarlos para la movilidad del impero, cosa importante, ya que facilitó el trasporte del material de las cuencas a las mastodónticas obras, sino que, además, irrigaría la tierra. Permitió esto una agricultura pujante que embellecería de forma natural la región. Este auge económico en la región permitiría a los faraones posteriores a Menes, construir las grandes obras por las que se recuerda al país africano.
La muerte para los egipcios era como Ra en sí mismo. El sol es lo que da la vida y es también lo que da paso a la muerte, pues el sol nacía en la madrugada y moría en el atardecer. Los egipcios comprendieron que todo tenía un final, y este volvía a la vida después de muerte; no es, pues, raro que las tumbas de los faraones tuvieran aposentos para la vida después de la muerte. Las majestuosas tumbas que salvaguardarían las almas y los cuerpos de los faraones se conocerían como mastabas, grandes estructuras construidas con ladrillo de adobe.
Las mastabas consistían en dos elementos principales una estructura de paredes rectangulares situados en el suelo que servía de templo para sacerdotes y seres queridos y una infraestructura cavada debajo de esta que se hallaba sellada, la cual tenía como fin ser una morada en la eternidad de la muerte
El complejo funerario consistía en una cámara subterránea que se encontraba a treinta metros de profundidad de la mastaba, estaba acompañada de baños, cuartos y salas que serviría de palacio en la otra vida. Pero es a partir del faraón Djoser (2667-2648) y su mano derecha, Imhotep, se empezaría a manejar la piedra para la construcción y no como refuerzo, como antes se había utilizado. Djoser, como su predecesores, tuvo dos 2 tumbas una para su cuerpo y la otra para sus órganos internos, esto para que los órganos no afectaran a la momificación del cuerpo y éste pudiera conservarse, aunque lo que se llevaría la gloria eterna sería el cuerpo.
Djoser fue un faraón muy importante y poderoso, lo que le permitió conseguir prestigio, territorio y dinero. Y estos se denotan en su majestuosa tumba, que pasó der ser la mastaba más grande a ser la primera pirámide. Para la construcción de la tumba se utilizó piedra, que era trasportada con trineos, pues era más seguro llevarlo así que con ruedas.
Al principio el arquitecto en jefe, imhotep, solo planeo la construcción de la mastaba más grande del mundo, construida en piedra, pero al finalizar la tumba y viendo que el reinado de su faraón era prospero y fructífero, decido iniciar una serie de expansiones en la misma. Lo primero que pensó fue en poner una mastaba encima de la primera, para esto incrementó el tamaño de la primera, para que pudiera soportar el peso de la segunda, y posteriormente colocó otra sobre la base de la segunda y luego otra, así hasta crear lo que conocemos hoy como la pirámide escalonada
Pero la construcción de pirámides siguió avanzando con el pasar de los años, hasta que el faraón Snefru (2613-2589), dispuesto a superar a sus predecesores, iniciara la construcción de pirámides lisas y el perfeccionamiento de la estructura de las mismas. Snefru fue poderoso y rico, lo cual le permitió llevar a cabo proyectos arquitectónicos impresionantes, él quería una pirámide total mente lisa, pero sus dos primeras pirámides tuvieron daños estructurales graves. La primera, la pirámide de meydum, consistía en una pirámide escalonada parecida a la pirámide de Djoser, de ocho niveles a la que el faraón mando a rellenar con piedras, dando la forma de la pirámide ya mencionada, a la cual cubrió con piedra blanca pulida, pero esta pirámide al no tener fricción entre los niveles rectangulares el material empezó a resbalarse. La segunda, la pirámide de dahshur, inició bien, pero gracias a la inestabilidad de la misma fue necesario reducir el ángulo final para poder terminarla. Snefru construyo otra pirámide, la conocida pirámide roja, en esta puso su esperanzas y dinero, el resultado fue la primera pirámide propiamente dicha totalmente lisa.
Keops, su sucesor, construyó la más grande y perfecta pirámide lisa, la pirámide de Guiza con un ángulo de 51 grado que demostró el poder que tenía el imperio antiguo de Egipto. Baste decir que durante más de 3000 años fue la estructura más grande jamás construida.
Pero las malas administraciones dejaron al pueblo de Egipto en el olvido. En aquella época surge una generación de faraones que demostrarían el poder militar de Egipto a todo el mundo.
El faraón Sesostris III (1870-1831) inició campañas militares en Nubia para manejar las rutas de comercio y apoderarse de todo el oro que pudieran conseguir. Sesostris fue un faraón implacable, pero demostró el poderío de Egipto construyendo impresionantes fortalezas, entre esta la más destaca es la fortaleza de buen, la cual podía soportar cualquier ataque por su construcción con trapas y la ayuda de arqueros expertos.
No obstante la mala administración y los problemas con los países vecinos con Egipto generaron que caiga por segunda vez, siendo asediada por el sur por los nubios y por el norte por los ipsos.
Surgen, en esta época de crisis, una nueva estirpe de faraones que construyeron monumentos increíbles al ego y su riqueza. La primera en surgir en Hatshepsut esposa del faraón anterior y corregente de Faraón Tutmusis III, pero ella quería más poder por lo que se autoproclama faraón, cambiando visualmente su figura para parecer la de un hombre.
Hatshepsut supo que para dar autoridad a su cargo debía erigir grandes monumentos, por lo que mando a construir el templo de Hatshepsut en Deir el-bahari construido por Senenmut. En los muros del templo había pinturas donde se contaba la divinidad del faraón. Pero esto no era suficiente, por lo que ella mandó a construir esculturas y obeliscos donde describían los lazos con su padre divino Amón Ra.
Los obeliscos son esculturas importantes para los egipcios por su dificultad de trasporte y posterior anclaje al suelo, pero los resultados eran figuras arquitectónicas impresionantes por su sencillez y detalle.
El templo de deir el-bahari es una obra axial, dividida en tres niveles unidos por una escalera axial que conecta los tres patios con el templo anclado en la ladera de una cueca de piedra caliza, el templo estaba construido con pórticos y vigas de piedra pulida, pintada que representaba su divina concepción. Pero sus maravillas quedarían en el olvido por el extraño final que tuvo su vida y por el odio que le tenía su hijastro Tutmosis III quien
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