BOLIVIA – EVALUANDO FACTORES DE RIESGO CUALITATIVOS Y CUANTITATIVOS: EL CASO JOLYKA
cristian peñaInforme5 de Octubre de 2019
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BOLIVIA – EVALUANDO FACTORES DE RIESGO CUALITATIVOS Y CUANTITATIVOS: EL CASO JOLYKA
John Bays y Sergio Núñez, sentados inquietos en su improvisada oficina en una habitación en el Radisson Hotel, reflexionaban sobre los contenidos de una presentación crítica al comité de inversión de su nuevo fondo de inversión privada, el Fondo Capital Activo de Bolivia (FCAB). Era mayo del 2000 y ellos estaban buscando aprobación para proceder con la primera inversión del FCAB’s, en tiempos en que el Fondo aún no contaba con espacios de oficina consolidados. Pero su conocimiento acerca del complicado acuerdo les daba grandes razones para preguntarse si es que estarían cometiendo un error al poner su compañía al frente como la transacción inaugural del Fondo. La compañía por sus propios medios iba a ser una “cáscara dura”, pero para empeorar la situación, Sergio enfrentaría al comité solo. Bays, a cargo del Fondo y a la vez jefe de Sergio, no participaría en tan crucial reunión debido a un conflicto de intereses que lo forzó a retirar su participación activa del acuerdo. Sergio, encargado de inversiones junior relativamente inexperto, estaba solo ante un grupo de miembros veteranos de comité quienes seguramente pondrían este acuerdo bajo una gran lupa magnificada antes de darles luz verde.
Jolyka, una empresa que fabricaba y exportaba pisos de madera exótica, había sido presentada a John Bays por FUNDES, una organización privada especializada en proveer consultorías financieras y de negocio a pequeñas y medianas empresas en Latino América, que previamente había trabajado con la compañía. Bajo una primera mirada Jolyka se presentaba como el candidato ideal para optar al nuevo fondo privado de capital de riesgo, lanzado en 1999 para proveer financiamiento a las PYMEs bolivianas. La compañía había sido fundada bajo la administración y posesión de Jorge Vrsalovic, quien tenía profundas raíces en la región de Cochabamba y su esposa alemana Lydia. Jolyka parecía poseer una ventaja comparativa natural en la producción de pisos de alto valor para la exportación debido a la duración y a lo hermoso y durable de las especies de maderas exóticas de la región. Cuando Bays visitó por primera vez a los Vrsalovics, aún antes de que el FCAB estuviera oficialmente abierto para su operación, el notó rápidamente que estaban dotados varias de las características personales que se acomodaban al perfil de emprendedores exitosos. La joven pareja había invertido los ahorros de su vida en Jolyka y estaban dedicados por completo a hacer de esta compañía un éxito; habían aprendido su negocio desde el punto más bajo hasta el más alto y tenían gran experiencia en la fabricación y comercialización de sus productos, ellos parecían tener el conocimiento de cómo manejar un negocio, viéndolo a partir del temprano historial de Jolyka; más importante aún, Bays pudo darse cuenta desde la primera reunión que ellos estaban absolutamente determinados para hacer lo que fuera por hacer de su incipiente negocio un éxito. Realmente sentía aprecio por Jorge y Lydia y quería ayudarlos a estructurar su compañía.
Eso eran las buenas noticias. Los 2 eventuales inversionistas sabían que los Vrsalovics eran duros y a veces, difíciles de tratar. En su primera reunión en enero pasado, después de un rápido tour alrededor de las impresionantes dependencias de fabricación de Jolyka, Bays expresó su interés por hacer de la compañía una de las primeras inversiones del FCAB. Anticipando una agradecida respuesta por parte de los emprendedores ávidos de financiamiento, quedó desconcertado por la vehemencia de la respuesta inicial de Jorge: “Sólo quiero decirle una cosa”, dijo Jorge y luego lanzó una declaración que reveló una profunda desconfianza hacia los inversionistas de capital de riesgo basados en sus experiencias previas. Le preguntó al pasmado Bays, “¿Por qué debería seguir escuchándolo? Usted sólo está desperdiciando mi tiempo, creando ilusiones y luego va a desaparecer al igual que los que usted dice llamar inversionistas”. Con esta introducción Bays tenía buenas razones para preguntarse si podría efectivamente trabajar con los amargados Vrsalovics, no importando cuánto le gustara la compañía.
La situación financiera de la compañía también era problemática. Debido al prolongado ciclo que le representaba a Jolyka comprar la madera, fabricar y exportar el producto y a la vez recibir el pago, ellos enfrentaban el acortamiento sistemático de su capital de trabajo. Más allá de exacerbar el problema, los Vrsalovics habían incurrido en grandes niveles de una costosa deuda de corto plazo para costear equipamiento esencial en sus procesos. Con más tendencia hacia la producción de calidad que hacia un producente manejo financiero, ahora se encontraban plagados por una débil posición crediticia con los bancos locales. Para hacer los asuntos financiero peor, sus proveedores habían alcanzado el punto donde venderían sus productos sólo en efectivo debido a la reputación de frecuentemente aplazar los pagos. Atrapados en esta espiral, la compañía estaba en peligro de quiebra si el banco optaba por cerrar sus créditos.
Bajo estas circunstancias gran parte de los emprendedores apreciarían la llegada de potenciales inversionistas de capital de riesgo de brazos abiertos – pero no así los Vrsalovics. Ellos ya habían pasado por una interminable prueba de Debida Diligencia (Due Diligence) por parte del grupo previo de supuestos salvadores llenos de profundas sospechas e impaciencias. Sumado a la brecha de credibilidad del FCAB, el fondo era extranjero tal como los inversionistas anteriores. Además, cuando John Bays requirió las declaraciones financieras de la compañía la respuesta de Jorge reveló sus verdaderos sentimientos: “Usted puede obtenerlas por su cuenta”. El mensaje implícito parecía decir que a Bays no se le negaría la información vital para llevar el proceso de Debida Diligencia, pero que no debería esperar mucha ayuda por parte de sus potenciales financiados.
En vez de alejarse, Bays, con gran experiencia como inversionista de fondos de capital de capital de riesgo privado en PYME’s Latino Americanas, tenía el presentimiento de un acuerdo potencialmente atractivo. A pesar de las negociaciones previas, llenas de gran resentimiento y cinismo, por las que pasó el frustrado Vrsalovic con la terrible condición financiera de Jolyka, Bays creía que la compañía era fundamentalmente competitiva y que estaba inserta en un negocio con enormes perspectivas. Él también conocía el hecho de que la temprana hostilidad de los emprendedores no era un asunto personal, sino que eran el resultado de amargas experiencias que además eran muy ligadas a inversionistas expertos como él. Él pensó que podría haber una oportunidad para forjar una sociedad que llevaría a ambos lados hacia una excepcional situación de retornos financieros si pudiera ganar la confianza de los Vrsalovics, profesionales dedicados y altamente calificados. Ahora, 5 meses después de su primer acercamiento, el momento de conocer si el comité de inversionistas estaría de acuerdo había llegado.
B. LANZANDO UN FONDO DE CAPITAL DE RIESGO CAPITAL DE RIESGO PRIVADO BOLIVIANO PARA PYMEs BOLIVIANAS
El Fondo Capital Activo de Bolivia era el 12avo fondo iniciado por el Fondo de Asistencia de Pequeñas Empreas (SEAF), internacionalmente reconocido como uno de los pioneros en proveer capital de riesgo a PYMEs en países en desarrollo. En 1990 Tom Gibson lanzó el primer fondo SEAF en Polonia, reconociendo una oportunidad en la queja universal por parte de los pequeños negocios de emprendedores que apuntaba a que se les negaba el acceso a la inversión en capital en términos costeables por parte de fuentes de financiamiento convencional. Hacia finales de la década del 90, el SEAF, establecido con su matriz en Washington DC, había lanzado 7 fondos privados de capital de riesgo dispersos alrededor del Este y Centro de Europa y Rusia, proveyendo financiamiento y apoyo post-inversión a pequeños negocios de emprendedores durante años críticos de transición. Cada fondo era respaldado por separado, en primera instancia instituciones financieras en desarrollo mandadas a financiar el sector privado en desarrollo, como la Corporación Internacional de Financiamiento y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
En 1997, el SEAF expandió su alcance geográfico lanzando su primer fondo Latino Amerciano en Perú, llamado Fondo de Asistencia a la Pequeña Empresa (FAPE). Un mayor catalizador para esta iniciativa y, en última instancia una fuente de financiamiento muy significativa,
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