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Bosnia-Hersegovina Novela


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  2.087 Palabras (9 Páginas)  •  306 Visitas

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Título de la obra: Victoriosa derrota

Seudónimo: Dayton

Es importante mencionar, antes de iniciar mi historia que mi país (o lo que queda de él), Yugoslavia, fue producto de la unificación de los Estados de Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro y Bosnia; en 1918. Después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en la Republica Federal Popular de Yugoslavia en 1946, y por último se llamó Republica Socialista Federal de Yugoslavia.

Con los antecedentes históricos establecidos, puedo ya comenzar a escribir mi historia, que comienza hace unos años, el 1 de marzo de 1991. El mismo día que me enteré de que mi hermano Boris Helmak, estaba involucrado en uno de los ejércitos paramilitares de los serbios en Bosnia. El creía que ese territorio pertenecía a los serbios, pero para aquel entonces su pertenencia en este “ejército” no era más que uno de sus miles de esfuerzos para disgustar a mamá.

Cada tarde, mi madre lloraba sin consuelo preguntándose ¿por qué a mí?— a mi me daba la sensación de que no solo hablaba de la situación con mi hermano, sino que también estaba disgustada por mi falta de motivación, sin comprender que yo apenas tenía 16 años y no era lo suficientemente madura para comprender porque la gente era tan inconforme y todo el tiempo estaba batallando contra el gobierno. Aunque sé que lo que más le perturbaba era nuestra miserable situación económica. – este socialismo hipócrita, decía mientras comparaba nuestra pobre porción de comida con los grandes banquetes que se celebraban cada año para celebrar el nacimiento del presidente Slobodan Milosevic.

Nosotros éramos serbios criados en una pequeña aldea en Bosnia, de nuestra comunidad habíamos muchos y éramos, todos, cristianos ortodoxos. Claro que no admitíamos en nuestra Iglesia a los que se decían católicos (croatas) ni mucho menos a los musulmanes (bosnios), no es que ellos quisieran ser parte. No eran nuestros amigos siempre los habíamos considerado unos impuros. Pero nunca antes habíamos visto matanzas por estas razones. Eso era una cosa nueva y espeluznante.

Mientras tanto, unos meses después de haber tratado de persuadir a mi hermano con sus locuras, leímos en el diario que Eslovenia había iniciado una guerra de secesión. Diariamente noticias de caídas del ejército yugoslavo por culpa de los rebeldes eslovenos. Hasta que después de trágicos días de angustia se puso fin al conflicto y en los tres meses posteriores se retiró el ejército Yugoslavo de Eslovenia y Croacia. Así fue como nos dimos cuenta de que podía ser que la travesura de mi hermano fuera más peligrosa de lo que nos imaginábamos.

Boris había cambiado mucho en los últimos meses, ahora usaba el cabello al ras de la cabeza, usaba ropas holgadas y desalineadas (más de lo usual) y cargaba siempre consigo tres cosas: un arma (pequeña y ligera), un mapa de la ciudad y por último una bandera con franjas 3 franjas; roja blanca y azul (Yugoslavia) con una estrella impresa en el centro. Ya no era el tipo simpático y amigable que solía ser, ahora era un tipo reservado, con aspecto cansado y la mirada burlona.

A pesar de mis intentos de mantenerme al margen del conflicto dentro y fuera de la casa eso resultaba imposible. Ya que estaban prontos los levantamientos de los “asquerosos bosnios”, decía Boris, y en casa mi mamá no hacía más que lamentarse así que decidí un día a espaldas de mi hermano y por supuesto mi madre, salir a buscar a mi amigo Sloan que tenía tiempo de haber dejado el colegio para unirse al mismo grupo paramilitar de mi hermano. Al que Sloan respetaba mucho no solo por su alta jerarquía dentro del grupo sino porque compartía las mismas ideas.

Sloan me explicó sobre sus ideologías, aunque no llegué a entenderlas del todo, ni siquiera reflexionándolas en la bañera. Decía que el territorio que los bosnios querían llamar República Independiente, nos pertenecía a nosotros los serbios que habitábamos ahí. No sólo por haber sido un reino mas importante en su época sino porque nuestra raza era superior. -- ¿lo entiendes Rajna?, me decía, y yo asentía sin estar segura de entender verdaderamente o solo decirlo para no hacer sentir mal a mi viejo amigo. Estuvimos toda la noche platicando cuando por fin me dijo – son tiempos difíciles Rajna, para todos, y sabes que no te pediría esto si no fuera necesario. Te ruego que nos acompañes mañana en la batalla se espera que los bosnios ataquen en grande y a nosotros nos hace falta gente.

Yo no sabía que contestar, él me conocía bien y comprendía que yo de política y de guerras nunca supe mucho. Pero pude notar la desesperación en su voz. Hasta hoy no entiendo porque pero le respondí: -- ¡¿a qué hora partimos mañana?! El me lo agradeció enormemente y me dijo que eso significaba mucho para él y para Boris.

Sloan me acompañó hasta mi casa a buscar algo de víveres, una chamarra y unos zapatos cómodos. Al darle la noticia a Boris pensé que se alegraría pero al contrario, se disgustó tanto conmigo como con Sloan, quien lo miro con temor, como se mira a alguien de autoridad siendo apenas tres años menor que él, durante todo el discurso de aleccionamiento. Al final accedió a que los acompañara consciente de que sería lo mejor para la tropa.

A la madrugada siguiente nos encontrábamos junto con 30 personas, pocas mujeres, escondidos en un refugio en el bosque de afuera de la ciudad esperando la señal. En cuanto la viéramos debíamos salir sin miedo a atacar tanto a bosnios como a musulmanes dentro de sus casa, en la aceras de las calles y principalmente donde se encontraban esos asquerosos musulmanes haciendo revueltas y queriendo declarar su independencia.

No sentía miedo por el contrario estaba entusiasmada por aniquilar a todos esos bosnios. Sloan al que mi hermano había encargado mi seguridad me preguntaba cada tres minutos si me encontraba bien o si necesitaba algo. Yo apenas escuchaba, pues estaba muy pendiente

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