COMO UNA NOVELA

COMO UNA NOVELA:

El presente texto se encuentra redactado con base en las ideas de Daniel Pennac, autor de “Como una novela”. Libro donde ha escrito “El verbo leer no tolera el imperativo”, reflexión que comparto, ¿habrá cosa gozosa hecha por la fuerza? Un joven deseaba dar de beber a un caballo antes de partir a galope, lo intentó de varias maneras: con caricias, con palabras, acercando el cubo de agua al hocico del animal, y desesperado lo intento a golpes, pero, el resultado fue el mismo: el caballo no probó gota alguna. Un viejo contemplaba la escena y acercándose al joven le sugirió: dale sal. Así lo hizo y al poco rato, el caballo bebió todo el contenido del cubo. La lectura debiera ser así, surgida de un deseo, de una necesidad. Y la mejor manera de lograrlo es haciendo valer los diez derechos del lector.

La sabiduría popular ha dicho: “a fuerza ni los zapatos entran” y agregaría: tampoco las letras. Porque ¿quién no odiará lo hecho a la fuerza? ¿se disfruta un baile cuando no se desea bailar? ¿gozará un beso quien no gusta de la persona? ¿disfrutará el libro de la Ilíada, quien prefiere verlo recreado en una película de Hollywood? He ahí el primer derecho, el de no leer. Mejor disfrutar en televisión una sabrosa novela de Emilio Larrosa a una amarga novela ejemplar de Cervantes.

Cuando se desea algo, quisiéramos que los días transcurrieran cómo la luz, porque las emociones, como humanos que somos, motivan, mueven a actuar. Así el joven que declara su amor a la persona deseada, espera en vigilia la respuesta prometida al día siguiente; el niño que espera a los reyes magos se duerme temprano para acortar la espera de los añorados regalos. ¡Que no diéramos por vivir rápido las alegrías de la vida¡ Sin embargo, la vida avanza a su paso, ni una hoja cae fuera de su tiempo. Pero ¡oh maravilla! los libros no son como la vida: podemos anticiparnos a la venganza del Conde de Montecristo, adelantarnos a la transformación del hombre en escarabajo en “Metamorfosis”. Un texto nos permite gozar con anticipación, no es necesario leer página por página para llegar a lo que nos emociona, tenemos el derecho a saltar las páginas de un libro.

La vida es diversa, y lejos de ser un problema para vivir, es una ventaja. Los diferentes matices nos permiten apreciar lo bello de lo feo, el arte de el esperpento. Para cada roto un descosido, pues, en gustos se rompen géneros, para el enamorado “poema 20”, para el amargado “Garrick”, para el que no olvida a su madre “el brindis del bohemio”, para los morbosos “sensacional de traileros”, para los aficionados a los héroes “marvel”, para los filósofos “Kant”, para los arrepentidos y soñadores los “best seller”, la lista es infinita, cada quién lee lo que goza. En la viña de los libros hay para locos y cuerdos. Cada quien, si lo disfruta, tiene derecho a leer cualquier cosa.

Los escritores tienen un don: atrapar con sus palabras aquellos momentos inasibles para la mayoría, esos momentos que como burbujas se rompen al paso del tiempo. Las emociones no se pueden capturar como una fotografía, pero el escritor puede capturar, el amor, el odio, el deseo, la frustración. Muchas veces sentimos nostalgia por los buenos momentos que han pasado, y si fuera posible los viviríamos de nuevo. Con un poco de sensibilidad es posible volver a vivir a través de la lectura. A veces leemos y leemos… algo que nos gusta, porque en ello hay algo de nosotros, algo que se acomoda a nuestra vida. El enamorado lee y lee los mismos poemas, y es que el amor que vibra en él, lo ha descrito el poeta. Releer lo que nos identifica, lo que nos gusta es un derecho. Es cómo la canción que

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