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Capítulo Cuarto del libro “En cuerpo y alma”


Enviado por   •  1 de Octubre de 2018  •  Ensayos  •  680 Palabras (3 Páginas)  •  142 Visitas

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 “Hiperestesias”

Capítulo Cuarto del libro “En cuerpo y alma”

Antropóloga Zandra Pedraza Gómez.

1999.

El objetivo del autor es definir y describir qué son las hiperestesias. “La sensación de sí mismo, de lo interior y lo exterior, de su interacción, y la valoración de tales sensaciones, contienen también una historia que obedece ya su vez ha afectado a las nociones antropológicas.” (Pedraza, 1999).

La tesis del autor enuncia que la actualidad de la concepción del cuerpo no termina por darle un rol de protagonista en la antropología moderna, puesto que ella tiene la tarea de conocerlo y hacerlo funcional. Es decir, el cuerpo ya no cumple un rol protagónico en la “modernidad”, principalmente hablando de la antropología, necesita de otras ciencias para ser conocido, es más todavía no se ha llegado a una definición específica como tal. “La inmanencia del cuerpo no se agota cuando se lo encomienda a la razón productiva, se lo apresta para el desempeño económico, se lo educa en los cuidados higiénicos y médicos, se optimiza el uso de su energía, se adiestra su comportamiento o se lo ajusta a una cinética fabril” (Pedraza, 1999).

Seguidamente este escrito trata el concepto de “hiperestesias”, el cual sólo puede ser entendido con la base de otro: estesias, “Las estesias son en este sentido representaciones organizadas a partir de las sensaciones fisiológicas, pero cuyo verdadero alcance estriba en sus dimensiones histórico-antropológicas. (Pedraza, 1999). Igualmente en la lectura hay tres conceptos claves que me parece pertinente nombrar: “belleza”, “sensitividad”, e “higiene”, como se dice en la lectura: “La definición de belleza se empapó de sensorialidad” (Pedraza, 1999). Puesto que lo sensitivo otorgó un aire distinto a ese concepto, el tacto, el olfato, la visión, cambiaron la noción de belleza. La piel era un órgano que despertaba el placer, por su “armonía de colores y texturas, sonidos y aromas, formas y consistencias.” (Pedraza, 1999). De la mano de esto estaba la higiene, el cual era fundamental. El cuidarse el rostro, bañarse una vez al día, aplicarse maquillaje, era sinónimo de limpieza, sinónimo de belleza. Cualquiera mujer podía ser bella, en ella estaba el deseo de serlo, pues ya no tenía excusas.


El texto es complejo de seguir, puesto que posee muchas citas de diversos autores, y es a veces muy descriptivo. Necesita ser leído detenidamente, dado que al ser tomado a la ligera se pierden muchos temas que la autora quiere precisar. Muchas veces se nota el hecho de que la autora es mujer, dado que es muy descriptiva en el ámbito físico de las mujeres, como la “silueta perfecta”, las curvas, y el maquillaje. La autora le da muy poca importancia al hombre, dejando muchas veces de lado lo que podría ser el “contraste”. Sólo lo retoma casi al final de la lectura para hablar del tema del “rasurado” y de cómo esto cambió el cuidado de los hombres. Incluso menciona que algunos ya se sometían a cirugías.

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