Características de las ciudades hidalgas y de las ciudades criollas
Nahuel AlvaredoResumen17 de Mayo de 2019
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Universidad de Buenos Aires
Facultad de Ciencias Económicas
Escuela de Estudios de Posgrado
Historia de los países del Mercosur
Trabajo 1
Docente a cargo: Carlos G. A. Bulcourf
Características de las ciudades hidalgas y de las ciudades criollas
Romero, J.L. Latinoamérica. Las ciudades y las ideas.
Alumno: nahuel alvaredo
Posgrado: maestría en procesos de integración regional
Ciudades hidalgas
Introducción
La cotidianeidad de las primeras ciudades españolas en Indias pone en tensión ideología y realidad. Había que cumplir una misión, pero era necesario sobrevivir a los enemigos, las enfermedades, al hambre. Esas ciudades tienen por un lado imperativos ideológico-políticos propios de su Metrópolis y por otro, las “tentaciones” de una economía europea en expansión que busca quebrar el sistema comercial monopólico hispano, mediante el comercio directo de piratas, corsarios y contrabandistas. Hete aquí un primer problema muy concreto donde colisiona la ideología rectora de las fundaciones con la realidad indiana donde se inscriben las ciudades.
El primer aspecto sobresaliente de la ciudad indiana es su carácter militar convirtiéndolas en ciudad-fuerte con el objetivo de asegurar la defensa frente a las insurrecciones de indios (la conquista estaba asegurada pero el peligro de levantamiento de indios se mantuvo latente) y frente al saqueo de corsarios, contrabandistas y piratas (unas veces esperando despojar galeones otras buscando oportunidad de tomar ciudades y saquearlas).
A pesar de ello, la ciudad-fuerte no conservaría únicamente esa función, la diversificación de las actividades y en especial de las económicas ligadas al comercio ilegal (contrabando) hizo de la ciudad-fuerte simplemente una ciudad.
Otro aspecto de la vida urbana temprana en Indias, es la estructura político-administrativa y eclesiástica. El gobierno colonial era pesado en función de su lejanía, lo que lo obligaba a ejercer a través de diversos representantes las funciones de dominación. Los más destacados representantes eran: virreyes, capitanes generales. oidores. corregidores y obispos.
Desde el punto de vista político-administrativo, las ciudades se diferenciaban cualitativamente. Estaban aquellas que eran sede de virreinatos (México y Lima) y las otras más pequeñas y cualitativamente menos significativas, como Buenos Aires, Bogotá, La Habana, Santiago, etc.
Unas y otras se diferenciaban por al grado de injerencia que respecto a su vida social y política mostraban los funcionarios reales. Las ciudades más pequeñas, estaban relativamente enfrascadas en sus problemas municipales. Así, las ciudades de mayor envergadura eran centros de irradiación cultural, a partir de la Iglesia como entidad dominante de la palabra escrita.
Desde el punto de vista económico, tenemos la ciudad-emporio que crece en función del desarrollo de su producción y comercio orientado al mercado externo europeo, pero también al interno que abarca no sólo los límites de la ciudad misma, sino su hinterland rural y de las otras ciudades regionales. Las principales actividades de producción eran las agropecuarias y mineras. El principal comercio, era el de importación ligado tanto al monopolio de Sevilla, como al irregular o del contrabando.
Tenemos un primer espacio económico de distribución (comercio) urbano en la plaza de la ciudad. Y un segundo espacio de distribución en las rutas interurbanas que vinculaban las diferentes ciudades entre sí. Las casas comerciales por su poder económico se ligaron al comercio mayorista y pasaron a ser fuente de crédito (sobre todo comercial).
La estratificación económica dio lugar a una progresiva estratificación social en el marco urbano. Dicha estratificación social socavó el cometido inicial evidenciado ideológicamente en las fundaciones, a saber: la ciudad hidalga, esto es, formalmente marginada del mundo mercantil. Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, el proceso socio-histórico contradijo la ideología fundacional mostrando el triunfo de ciudades burguesas y mercantiles.
Formación de una sociedad barroca
La ciudad indiana fue diferente a la metropolitana en muchos aspectos, aunque no irreductibles a los esquemas que en estas últimas primaban,
Asimismo, existió una diferenciación geográfico-política entre las ciudades inscriptas en zonas de producción rurales o mineras y las ciudades portuarias. Las primeras se hallaban bajo la égida de los señores urbanos que cimentaban su poder en la explotación rural y minera. Ideológicamente estos señores concebían la ciudad como “corte”. Esto implica una junta de personas exclusivas, las cuales detentan el privilegio de intervenir en las decisiones políticas que afectan al desarrollo de la ciudad.
Estos señores podían permanecer en sus haciendas rurales, lo cual no era obstáculo alguno para considerar a la ciudad como el espacio de gestión política de su estamento.
Socialmente hablando, la ciudad indiana no se conformaba únicamente de estos señores urbanos. Ellos eran al decir de Romero una subsociedad, la de los privilegiados, a la cual se oponía la de los no-privilegiados. Y aquí nuestro primer esquema donde si distinguen a los hidalgos (subsociedad privilegiada que lleva vida noble y es rica) y no hidalgos (subsociedad no privilegiada, gente que no lleva vida noble y, en general, es pobre).
Se constituyen sociedades duales, sin sectores medios a diferencia de lo que sucedía en las sociedades burguesas del mundo mercantil europeo que irrumpirían en el siglo XVIII. Para esa época muchos hidalgos se transmutaron en burgueses, aunque durante los dos siglos que siguieron a las fundaciones defenderían esa condición de privilegiados y el estilo de vida. Un estilo de vida ficticio dado que la hidalguía fue una ideología de grupo fundador a la que traicionaban en los hechos cediendo a las exigencias de su propósito primario que era la riqueza, única vía de ascenso social.
La falta de búsqueda de fortuna y poder de muchos de estos hidalgos impidió que so consideran grupos urbanos fundadores, muchos de cuyos miembros se lanzaban a otras aventuras abandonando el lugar. Pero en muchas ciudades sus herederos fundaron linajes que obtuvieron reconocimiento por su ascendencia. Estos herederos criollos debieron soportar la subestimación de los peninsulares que los consideraban una declinación de la raza. A ellos se les sumaban los recién llegados, cada vez menos aventureros y más mercaderes. Todos ellos constituían la hidalguía de Indias.
Los hidalgos se dividían entre ricos y pobres. Ricos, disfrazados de soberbia hidalga, eran aquellos que obtuvieron minas y constituyeron aristocracias, los que supieron explotar plantaciones, los ganaderos, los que descubrieron la posibilidad del comercial, legal o ilegal. También existieron los “Pobres soberbios” hidalgos por cédula, pero miserables y resentidos porque no pudieron hacer fortuna, o porque la perdieron. Pobreza e hidalguía generaron un grupo de individuos ambiciosos y violentos, que creaban escándalo en las ciudades y que fueron inducidos a emprender nuevas aventuras. Desde Asunción los “mancebos sin tierras” partieron hacia el sur y contribuyeron a la fundación de Santa Fe y Buenos Aires.
Participes de la condición hidalga fueron los grupos intelectuales que se formaron en muchas ciudades con mayor o menor brillo. Aficionados a las letras o inclinados a los estudios, clericós y laicos reivindicaban la mejor tradición de la aristocracia intelectual.
Lo que quedaba por debajo de los hidalgos era la otra subsociedad Había en ella blancos, europeos, dedicados a negocios financieros o pequeño comercio. Por debajo de todos estos estaba los grupos sometidos, indios, negros, mestizos y mulatos. Los más afortunados formaban parte de la servidumbre de las casas hidalgas por que adquirieron una situación especial que el “criado” asumió al impregnársele, ante sus iguales, de rasgos de sus señores.
Los mestizos fueron el elemento corrosivo al orden formal, lo que miraría la sociedad dual. Con grandes posibilidades de ascenso económico cuando las ciudades se arraigaron en el mundo mercantil y limitados por esta sociedad, conspiraron contra ella. Junto a los sectores criollos blancos precipitaron la crisis de la sociedad hidalga en la segunda mitad del siglo XVIII.
Los procesos políticos
La primera preocupación de virreyes, gobernadores y audiencias fue la seguridad por insurrecciones indígenas y las amenazas de piratas y corsarios. Pero la ciudad que se defendía era también una ciudad que atacaba. Fue base de operaciones para nuevas expansiones ampliando su área de influencia sobre el vago mapa de las fundaciones. Esta última labor sacudía la vida urbana, modificaba los grupos originarios de población y se establecían relaciones de interdependencia entre unas ciudades y toras.
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