Carrera armamentista

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=CARRERA ARMAMENTISTA=

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 Albert Einstein

En 1844, en la Conferencia de Berlín, Gran Bretaña, Francia y Alemania decidieron las “reglas del juego” para la colonización de África. Entre otras cosas establecieron que los ocupantes de las costas tenían derecho a tomar posesión del Hinterland, es decir, de la zona interior, y ocuparla efectivamente.

Para contrarrestar la violencia desatada por las invasiones imperialistas y convertir a sus habitantes al cristianismo, algunos religiosos establecieron misiones en África.

Hasta 1880 las tensiones y la amenaza de guerra habían generado un sistema de equilibrio de poderes, gracias al cual la paz se conservó en Europa, Sin embargo, a principios del siglo XX el sistema empezó a dejar de funcionar, debido a la ausencia de un “poder superior” que estableciera las reglas de los intercambios e impidiera la lucha por la apropiación de las riquezas coloniales se saliera de control.

La hegemonía que es el control, la conducción y el dominio de las colonias por las potencias industriales generó en ellas transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales de peso, pero los ritmos del desarrollo del capitalismo fueron desiguales y la mayoría de estas permaneció en situación de dependencia y subdesarrollo.

La rivalidad entre las potencias por dominar los mercados y el interés de cada una por alcanzar la preponderancia como potencia hegemónica darían como resultado el inicio de las guerras y la carrera armamentista.

La competencia feroz por la conquista de los mercados se libró en el terreno de la economía, pero también en el terreno político, pues los grandes industriales y comerciantes participaron o tuvieron injerencia en sus respectivos gobiernos.

Mientras los procesos industriales avanzaron vertiginosamente, la lucha por el dominio del mundo se agudizó. Con ello, la carrera armamentista se aceleró a tal grado que las potencias industriales tuvieron que convocar dos conferencias orientadas a mantener la paz. Estas tuvieron lugar en la Haya (Holanda) en 1899 y 1907, aunque se consiguió muy poco, pues Inglaterra, Francia y Alemania estaban envueltas en un loco afán por dominar los mares y conquistar más colonias y mercados.

 La “carrera armamentista” designa circunstancia donde dos grupos opuestos toman sucesivamente medidas y contramedidas, uno respondiendo al otro.

Como antes fue mencionado, a principios del siglo XX, las tensiones entre potencias industriales en Europa condujeron a una carrera armamentista. Estos países aumentaron sus efectivos y la capacidad de sus arsenales al punto que, al desencadenarse la Primera guerra mundial, la violencia e intensidad de los combates sorprendió a la mayoría de los jefes políticos y militares implicados en el conflicto.

La carrera armamentista constituyó un poderoso incentivo para la apertura de nuevas industrias. Asimismo, la ciencia y la tecnología se desarrollaron para producir armas más efectivas y potentes e integrar poderosas flotas equipadas con cañones, brújulas, timones fijos, cuadrantes para determinar la ubicación de las embarcaciones de acuerdo con la latitud y la longitud, cronómetros, velámenes y relojes perfeccionados.

Para esta circunstancia, la población europea había crecido y el nivel de vida mejorado, no solo para la burguesía sino también para los obreros y los campesinos.

=LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL=

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Otto Von Bismark

La gran guerra, comúnmente conocida como Primera Guerra mundial, estalló el 4 de agosto en 1914, a raíz del asesinato, en Serbia del príncipe Francisco Fernando, heredero del trono austriaco y de su esposa. La conflagración tuvo como antecedente los conflictos vinculados a posesiones coloniales en Marruecos y los Balcanes. En esta última zona convivían múltiples nacionalidades y religiones y chocaban intereses sociales, comerciales e imperiales distintos.

El imperio austro-húngaro quería mantener la hegemonía en los Balcanes, pero los serbios también aspiraban a una posición de dominio. De este modo en unas cuantas semanas, las grandes potencias industriales intervinieron para apoyar a una parte u otra: los Imperios centrales tendrían a Alemania y Austria-Hungría a la cabeza y las potencias de la Entente o países aliados (también conocidos como la triple entente) a Rusia, Gran Bretaña, Francia y, en el último año de la guerra, a Estados Unidos.

Entre todos ellos, Alemania era el país más agresivo, pues veía la oportunidad de resarcir su posición por haber “llegado tarde al reparto del mundo” y superar, en poco tiempo, al poderío colonial británico para convertirse en una potencia hegemónica. Gracias al desarrollo de la siderurgia y la industria química, Alemania había desarrollado, durante el II Reich (Segundo Imperio alemán, 1871-1918), una poderosa tecnología bélica.

Las cuantiosas inversiones de la capital que las potencias habían orientado a las colonias, las destinaron ahora a la fabricación de equipamiento bélico para los soldados; para criar caballos, y para construir máquinas y equipos para controlar la tierra, el mar y el aire: globos aerostáticos, trenes, barcos, automóviles, tanques, artillería (cañones, obuses y morteros), rifles y ametralladoras. Para financiar todo esto, los europeos contrajeron deudas con Estados Unidos.

Los motores de explosión, los conocimientos sobre aerodinámica y el desarrollo de planeadores y automóviles fueron determinantes para la aviación. La mayor novedad de la Gran guerra fueron las batallas libradas en los cielos y el empleo de aviones de caza. El francés Roland Garros sincronizó una ametralladora a la hélice de su avión y los alemanes inventaron los dirigibles-mejor conocidos como zeppelines- capaces de transportar carga pesada y bombardear.

Durante la conflagración en las profundas trincheras cavadas en el norte de Francia para defenderse de los alemanes, los aliados usaron rápidos y precios fusiles de repetición, periscopios, trampas explosivas, bengalas y sistemas telefónicos. Por su parte, los alemanes utilizaron lanzallamas y gases asfixiantes. Muchos de estos adelantos se incorporaron a la aviación y la navegación, especialmente a acorazados y submarinos. Después de cuatro años de lucha en dos frentes, el oriental contra Rusia y el occidental contra Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, Alemania-acusada de haber iniciado el conflicto- se rindió el 11 de noviembre de 1918. Ese día concluyo la guerra.

Unos meses después en junio de 1919, el Tratado de Versalles obligó a Alemania a ceder todas sus colonias, a regresar los territorios que había tomado de Francia y Dinamarca, a permitir la ocupación de los aliados en parte de su territorio occidental, a entregar su flota, ganado, carbón y locomotoras y, aún más, a pagar por los daños ocasionado. Todo ello se conoció como las “reparaciones”

=LA GRAN DEPRESIÓN=

(CRISIS MUNDIAL, 1929)

<< La depresión económica no puede ser curada por acción legislativa o pronunciamiento ejecutivo. Las heridas económicas deben ser curadas por la acción de las células del organismo económico. Los productores y los consumidores.>>

-Herbert Hoover

29 de octubre de 1929.

Si bien la Primera Guerra Mundial afectó a algunas regiones europeas, la crisis económica que se desencadenó al final afectó a todo el planeta y cuestionó los propios planteamientos del sistema capitalista. Se originó en Estados Unidos y se extendió por todo el mundo.

El tema central de este proyecto es la industria bélica, y seguramente una duda nos apareció en la cabeza en cuanto leímos el subtítulo “La Gran Depresión”, ya que, ¿qué tiene que ver una de las mayores crisis económicas de la historia con la industria bélica?

No es una pregunta tan difícil de responder después de todo, solo que se requiere de un análisis mayor, con un enfoque diferente de lo que paso durante esa fecha, fuera de todo el desastre mundial abordaremos el lugar que la industria bélica ocupo en esta crisis.

Pero antes sería mejor regresar un poco en el tiempo y analizar la economía de Estados Unidos antes de 1929.

Los Estados Unidos culminaban un período histórico de ascenso como potencia capitalista más avanzada. Entre 1870 y 1929, el producto industrial de los Estados Unidos se cuadruplicó: masas enormes de capitales y tecnología avanzada explican eso. Pero también la excepcional disposición de fuerza de trabajo, en primer lugar, de origen rural (debido a las crecientes dificultades de la pequeña producción agrícola); y después, inmigratoria (entre 1820 y 1920 ingresaron al país unos 32 millones de inmigrantes).

El crecimiento interno de Estados Unidos fue acompañado por el reforzamiento de su posición hegemónica mundial; en 1926-1929 el país era responsable por el 42,2% de la producción mundial de productos industriales y el primer productor mundial de carbón, electricidad, petróleo, acero y hierro fundido, acumulando superávit en su balance de pagos debido a su condición de primer exportador mundial.

Retrocediendo más en la historia, tras la Belle Époque llegó la Gran Guerra, es decir, la Primera Guerra Mundial, una guerra que provocó numerosas muertes y destrucción, ya que la industrialización había llegado de pleno a la industria armamentista.

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