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Comparación S.A. – S.L. Rasgos comunes


Enviado por   •  14 de Mayo de 2018  •  Ensayos  •  3.860 Palabras (16 Páginas)  •  116 Visitas

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“PIENSO, LUEGO EXISTO”

EL SOLILOQUIO

Se apunta mediante este ensayo, al análisis de la configuración del soliloquio en la epopeya homérica, como menester para la máxima comprensión de los personaje presentes en La Ilíada, y que es lo que constata en los mismos, un rol de carácter heroico.

Los soliloquios escénicos, como preferimos llamarlos, al mismo tiempo que crean la noción de "héroe del aidós", explorado más adelante el presente,  sirven para demostrar el detallado trabajo que realizó Homero con el manejo de la psiquis humana y de su manifestación en la primera obra literaria de Occidente, ambos principales aspectos puestos a punto en este análisis. En definitiva, se configura la psicología del hombre griego principalmente a través del soliloquio, y no el resto de la epopeya, en cuanto discursos narrativos, ya que es mediante la primera, donde se ponderan las alternativas de la existencia humana: Se concibe la lucha interna del personaje. Como postula la hipótesis que ha motivado este estudio, los principales héroes de La Ilíada son construcciones de lenguaje que reflejan, más allá de las posibles semejanzas, análogas cosmovisiones del mundo en el que están inmersos, con el fin de aceptarlas o criticarlas. El gran legado que ha dejado Homero a la posteridad consiste, entonces, en que nosotros, lectores, aceptemos el desafío de "enfrentarnos" con estas construcciones imaginarias para tratar de algún modo, rescatar el sentido original con el que fueron creadas. Homero transforma el tiempo mítico fuera de todo tiempo en un curso de acción centrado en una condición existencial que afecta íntegramente al cosmos; se trata de un tiempo que se conforma simultáneamente con la lectura y no en la retrospección de eventos pasados.

Los discursos de Ilíada que estudiamos y postulamos como "soliloquios escénicos" presentan, a su vez, características comunes muy marcadas que si bien los convierten en "escenas típicas”, al mismo tiempo los diferencian del resto de las intervenciones de los personajes en estilo directo. Varios críticos, han remarcado que esta tipología sostiene enfáticamente que los momentos en los que el personaje es enfrentado con una situación límite, es decir, de extremo riesgo se prestan al poeta para ahondar aún más en sus características particulares y distintivas. En otras palabras, es en las instancias de soliloquio, donde Homero explora y hace descubrir a sus lectores la verdadera esencia de sus personajes. Por tanto, no sería incorrecto afirmar que nos encontramos ante diversos casos (correspondientes a los soliloquios principales) en los que la caracterización del personaje parte de un "núcleo" común a todos, la expresión de la interioridad, el establecimiento una identidad, individualizar, definir y profundizar una tendencia humana, en una cosmovisión universal. Se conjuga entonces la concepción de “heroicidad” en cuanto el aparecimiento de soliloquio. Es decir, se le atribuye este particular modo de monólogo principalmente a figuras heroicas, ya que mediante la puntual expresión de individualidad representada en el mismo, Homero en voz de sus personajes en trance, es capaz de representar diversos modelos de paradigmas universales. Se abarca así la unidad mínima en cuanto definición de heroicidad: “Modelo”. Es a través de los prototipos heroicos inducidos en la ilíada, que Homero logra representar a toda la civilización griega, compuesta por sus oscilantes culturas, en relación a la polis. Concíbese entonces la verdadera expresión del hombre griego y su paradigma universal, mediante la introducción del Héroe Épico dentro de su correspondiente soliloquio, y es así como Odiseo, Menelao, Héctor y demás Héroes Griegos fundamentan su carácter heroico de forma exponencial, funcionando como modelos a una sociedad y su particular manera de concebir el mundo.

A los efectos de nuestro estudio consideraremos el thymós tanto como la proyección de la psiquis del hombre homérico, como la convención de neto corte dramático utilizada por el poeta la cual le permite al igual que a los lectores, acercarse al interior del personaje expuesto a una situación límite en el contexto de las escenas de un marcado pathos, con el fin de hacerle manifestar sus pensamientos y sentimientos respecto de la experiencia que le toca vivir. El diálogo con el thymós posibilita el desdoblamiento necesario del héroe en soledad, de que un flujo de conciencia llegue al exterior del individuo que piensa, al igual que para el desarrollo de una escena que llena el texto de sentido ya que de otra forma parecería incompleta: Nosotros lectores no tendríamos la oportunidad de presenciar el minucioso trabajo de Homero con la psicología humana, y esos mismos personajes nos darían la impresión de ser sólo animales que luchan instintivamente por su supervivencia. Pese a considerar estos fragmentos casi como monólogos intrínsecos, las técnicas de presentación de la conciencia, el thymos de los personajes en la etapa inicial de la literatura de Occidente, ayudan a Homero en la búsqueda de un camino alternativo para introducirse en la mente de los seres que habitan en su epopeya y lo encuentra en una forma de expresión que anticipa en varios aspectos lo que la narratología denominó focalización "encastrada". Se atribuye al autor mediante esta, la posibilidad de empatizar con la situación emocional de su personaje, y temporalmente adoptar un enfoque que transite por la percepción del personaje mismo. Esta última técnica es menester para la revelación de la situación intrínseca del personaje como respuesta a sus eventualidades existenciales, aspecto de suma urgencia para el propósito que Homero concede a sus soliloquios. Es necesario remarcar que esta propuesta de análisis no considera las nociones de "monólogo" y "soliloquio" como dos conceptos totalmente equivalentes. La razón reside en que el segundo de los términos involucra en mayor proporción que el monólogo los rasgos psicológicos y morales del personaje. De la misma forma, y acorde a nuestra elección de nomenclatura para este tipo especial de discurso, señalamos la marcada presencia de una matriz dialógica en el aspecto performativo del soliloquio que se hace visible precisamente en la exteriorización del conflicto que sufren los personajes en su interior.

Con anterioridad nos referimos a la línea de interpretación que rechaza la idea de una simplicidad psicológica de los personajes homéricos, y es quizás en estos espacios del texto donde podemos evidenciar tal postura con mayor claridad. Negar la posibilidad de existencia de vida interior o atribuir toda toma de decisión del hombre homérico a la eventual participación de los dioses en forma de la “Moira” pareciese una reducción extrema tanto de la creatividad del poeta épico y su paulatino enriquecimiento sociocultural, así como también de las posibilidades de expresión literaria de la psicología humana en cuanto su respectiva época de composición. Durante esos momentos de soliloquio, escuchamos las voces de guerreros, mortales configurantes de un areté, quienes en desventaja numérica o física con respecto a sus adversarios dirigen un discurso a su thymós, a su interioridad, evaluando las posibilidades de acción, y al mismo tiempo colocan en primer plano, por medio de su discurso, construcciones lingüísticas relacionadas con la expresión de los valores de uno de los diferentes arquetipos heroicos presentes en Ilíada. Para completar las características tipológicas señaladas, con respecto a las escenas en las que estos fragmentos aparecen incluidos, podemos decir que los soliloquios también poseen una estructura común que se va expandiendo a medida que el pathos del poema aumenta y se acerca al "corazón" de La Ilíada, es decir, al enfrentamiento entre Aquiles y Héctor. Los elementos repetidos que encontramos desde el punto de vista estructural son:

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