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Consumo de Alimentos Funcionales en Chile y Colombia. ¿Productos con Publicidad Engañosa?

puen5493Ensayo10 de Diciembre de 2015

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Consumo de Alimentos Funcionales en Chile y Colombia. ¿Productos con Publicidad Engañosa?

Los cambios en los hábitos alimenticios de los consumidores y su mayor interés por una alimentación más saludable, han obligado a las empresas a innovar en productos en oferta y en propuesta de valor, para el caso ofreciendo alimentos funcionales, pero el consumidor a través de los medios y por estrategia de marketing de las empresas, está recibiendo información falsa sobre propiedades saludables, situación que ha generado cuestionamiento de científicos, motivo el cual es de interés explorar el tema, así como el de conocer la regulación existente en los gobiernos nacionales y de protección para el consumidor.

El desarrollo económico de los países, los avances tecnológicos y las técnicas de marketing actuales han influenciado y modificado los hábitos alimentarios del consumidor, generando transformaciones en la composición de la dieta. Las empresas han evolucionado en sus métodos tradicionales de producción, procesamiento, almacenamiento y distribución de los alimentos.

El aumento en el poder adquisitivo, en particular de los segmentos medios en Chile y América Latina, es un fenómeno que se refleja en la demanda por productos de consumo masivo. Los hábitos, así como las preferencias, han cambiado radicalmente y continuarán haciéndolo en los próximos años. En ese escenario, las empresas han demostrado tener la capacidad de innovación incorporada en sus procesos, en forma sistemática y continua.

Durante las últimas décadas ha habido una transformación dietaría caracterizada por un aumento del consumo de alimentos ricos en colesterol, grasas saturadas, sacarosa y sodio, alimentos que han tenido efectos negativas en la salud de los consumidores, situación que ha generado preocupación en el consumidor y un interés por cambiar su estilo de vida y optar por consumir productos más saludables.

Los cambios en los hábitos de consumo han obligado a las empresas a desarrollar nuevos productos como son los alimentos y bebidas funcionales, tal es el caso de yogures que solucionan problemas digestivos, jugos de soja como alternativa para aquellos que son alérgicos a los lácteos, cereales enriquecidos con nutrientes e ingredientes alimenticios que contribuyen a mejorar el estado nutricional del individuo. La producción de estos alimentos también denominados «saludables», ha incrementado notablemente en los distintos países, sin que la regulación de sus propiedades y los mensajes que difunden sus características alcance el mismo grado de avance con respecto al desarrollo de nuevos productos.

Es por lo que a través del presente trabajo se pretende conocer algunos cuestionamientos efectuados por científicos a empresas, que como estrategia de marketing, comunican propiedades falsas o confusas sobre productos funcionales, prometiendo beneficios irreales y engañando al consumidor, quien en su posición de absoluto desconocimiento sobre la funcional de estos alimentos, termina adquiriendo el producto.

Los consumidores están preocupados cada vez más de su auto cuidado y esperan, a través de los alimentos consumidos, alcanzar o mantener buena salud y bienestar; la respuesta a esta demanda ha sido el vertiginoso desarrollo de la industria de los alimentos funcionales, ¿Es por lo que nos preguntamos si las empresas están anunciando los beneficios reales de los productos, o si están comunicando atribuciones falsas o confusas a través de la publicidad, engañando a los consumidores? ¿Existe por parte del gobierno de Chile y Colombia, una normativa que regule los mensajes y la publicidad de los alimentos funcionales, así como el respaldo y protección al consumidor respecto a posibles engaños?

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

Los cambios en los hábitos alimenticios de los consumidores y su mayor conciencia por una alimentación más saludable, están impulsando el desarrollo de nuevos mercados de alimentos envasados de elaboración industrial. De a poco las grandes empresas comienzan a ofrecer productos con valor agregado en los que destacan que no tiene grasas ni colesterol.

La nutrición actual está enfocada a la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles, donde la dieta y el estilo de vida desempeñan roles etiológicos, los consumidores están preocupados cada vez más de su auto cuidado y bienestar, razón por la cual han cambiado las tendencias de consumo de alimentos por productos funcionales y saludables a través de los cuales esperan alcanzar o mantener salud y bienestar.

La producción de alimentos funcionales, también denominados «saludables», se ha incrementado notablemente en Chile y Colombia, sin que la regulación de sus propiedades y los mensajes que difunden sus características alcance el mismo grado de avance con respecto al desarrollo de nuevos productos. Según el International Life Sciences Institute ILSI (2002), un alimento puede considerarse funcional si se demuestra satisfactoriamente que afecta a una o más funciones corporales específicas, más allá de sus efectos nutritivos intrínsecos, de modo que resulte apropiado para mejorar el estado de salud y el bienestar, reducir el riesgo de enfermedad, o ambas cosas.

El vertiginoso desarrollo de la industria de los «alimentos funcionales» (AF), que además de su aporte de nutrientes clásicos contienen numerosos fitoquímicos cuyo consumo contribuye a la mantención de la salud óptima, son de los alimentos más solicitados por los consumidores. ¿Pero estos saben que son alimentos funcionales y conocen sus atributos? ¿Saben que estos productos no curan ni previenen por si solos?

Naranjo y Vanegas (2009) consideran el concepto de alimentos funcionales, definidos como “aquellos que, más allá de su valor nutricional habitual, han demostrado satisfactoriamente tener un efecto beneficioso sobre una o más funciones específicas en el organismo, en una forma que resulte relevante para mejorar el estado de salud y bienestar y/o para la reducción de riesgo de enfermedad”.

Actualmente no existe un acuerdo general sobre su definición o clasificación, pero se han aceptado conceptos para la determinación de atributos de posicionamiento como (claims):

 Aumentar o adicionar la concentración de un componente: Fortificación con vitaminas y minerales, fibra añadida, alto en proteína.

 Inclusión de ingredientes para obtener un beneficio sobre la salud cardiovascular, cerebro, sistema nervioso, digestivo, huesos, sistema inmunológico.

 Eliminación o disminución de restrictores de consumo: Bajo en/Sin (azúcar, calorías, colesterol, grasa, grasa trans, sodio, carbohidratos), Bajo índice glicémico.

 Productos para grupos poblacionales con restricciones de salud específicas: Bajo en/Sin agentes alérgicos, sin gluten, apto para diabéticos, control de peso.

Adicionalmente, ha surgido una nueva tendencia denominada superfoods o superfruits la cual corresponde a productos que tienen alto nivel de antioxidantes que son asociados con múltiples beneficios para la salud; propiedades de belleza y efecto relajante o antiestrés; algunos ejemplos son: extractos de hierbas y especias (té, ajo, manzanilla), frutas (granada, manzana, agraz, uva), vegetales (remolacha, zanahoria, berenjena), entre muchos otros.

Uno de los aspectos cruciales para el desarrollo y comercialización de los alimentos funcionales es la regulación existente acerca de los mensajes saludables que pueden llegar al consumidor. En efecto, la información referente a las propiedades saludables de los alimentos es conducida a través de diferentes canales, siendo la prensa escrita, la radio y la televisión, los medios en que se produce con mayor frecuencia la transmisión de esta información. Esta forma de difusión, si es permanente con respecto a un alimento o a un componente alimentario, produce un impacto evidente en la población.

La mayor parte del material empleado es generado y facilitado por las empresas alimentarias y a menudo su difusión, genera utilidades al medio que las difunde y no se explicita que es un espacio solicitado por la empresa, por lo tanto se comunica como una noticia y en consecuencia los consumidores e incluso los profesionales de la salud tienen dificultad para discernir acerca del origen de la información.

Otra vía efectiva de información es internet, en donde existe un porcentaje menor de información confiable sobre las características saludables de los alimentos. En su gran parte esta información es sesgada y motivada por diferentes intereses, especialmente los económicos. Finalmente, la forma de comunicación más directa corresponde a los mensajes saludables que se incluyen en el envase del producto o en material anexo al producto o bien en las variadas formas de mercadeo del alimento. Esta comunicación es la que está más normada por las autoridades de salud y sobre la cual apuntan los esfuerzos de las compañías alimentarias con el propósito de lograr la aprobación de nuevos mensajes saludables. Por otra parte, la autorización oficial de un mensaje saludable ligado al alimento que se comercializa garantiza un apoyo científico y gubernamental.

De comprobarse que algunos alimentos y bebidas funcionales ofrecen propiedades falsas o confusas en sus etiquetas y publicidad, pueden afectar a las empresas en su marca y obligar al gobierno a que tome medidas como restricción a la publicidad y multas. Tal es el caso de la empresa Danone con el producto Actimel, una campaña de marketing envidiable para vender un yogur dos veces más caro como

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