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Crisis Economica España


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  1.981 Palabras (8 Páginas)  •  193 Visitas

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Crisis Económica En España

El elemento más dinámico de la situación española es sin duda el empeoramiento acelerado de la crisis económica.

Las raíces de la actual crisis económica española la encontramos en lo que en términos anglosajones se podría denominar una “asset misallocation” (mala asignación de activos o inversión), una asignación errónea de la inversión que fue de proporciones colosales y dura cerca de 10 años.

Trajo consecuencias como fuerte incremento del endeudamiento de todos los agentes.

Grueso del flujo de la inversión destinada al ladrillo, una actividad intensiva en mano de obra, pero que a diferencia de una fábrica, una vez se han puesto los ladrillos no es una actividad productiva.

Fuerte incremento del gasto público acompañado en aquel momento por un aumento artificial de los ingresos.

El elemento más dinámico de la situación española es sin duda el empeoramiento acelerado de la crisis económica. La deuda pública jaquea al gobierno español, que se encamina a pedir un rescate financiero a la Unión Europea. Hay analistas que estiman que el gobierno de Mariano Rajoy necesitará 300 mil millones de euros.

Hoy en día nadie quiere financiar a España, el crédito está cortado y sólo la intervención artificial del BCE o el rescate de la UE o la compra “forzada” de deuda por parte de la banca española y administración pública, permite mantener una financiación “artificial”.

¿Qué ha sucedido en España durante los dos últimos años?

Un breve recordatorio de cómo han venido evolucionando las cosas a lo largo del tiempo resulta siempre útil. Esto es especialmente cierto cuando se intenta evaluar las políticas económicas vigentes en tiempo histórico real para examinar qué nos trajo a la situación actual y cómo llegamos hasta aquí.

En el verano de 2008, cuando este proyecto de investigación inició su andadura, la crisis económica española ya había comenzado, pese a las declaraciones oficiales. Aún no había llegado lo peor, pero la situación estaba clara para cualquiera que quisiera verla. El crecimiento económico había tocado techo, primero, para comenzar luego a desacelerarse a lo largo de aproximadamente un año, es decir, a partir del segundo trimestre de 2007.

Durante el verano de 2008, los síntomas de la espectacular recesión en curso afloraban por todas partes. El caos ya había estallado en los mercados financieros estadounidenses y se aproximaba el dramático otoño de 2008, en que el colapso financiero se extendió a Europa y, durante un tiempo, a los mercados financieros de todo el mundo.

Pero la economía española no necesitaba la crisis financiera estadounidense para adentrarse en una auténtica recesión: los datos de inversión y acumulación de capital demuestran sin lugar a dudas que la recesión comenzó en España mucho antes de la quiebra de Lehman y del colapso de los mercados financieros.

La tasa de crecimiento de los precios de la vivienda en España había tocado techo previamente y venía desacelerándose de forma acusada, mientras que las series temporales que reflejan los flujos de crédito a hogares y empresas habían comenzado a mostrar síntomas de recesión inminente incluso antes, a partir del último trimestre de 2006. En resumen: a finales de 2007, cualquier decisor económico con acceso a este tipo de información debería haber tenido claro que el ciclo de crecimiento iniciado en 1994 tocaba a su fi n. Como todo economista sabe que la inversión es un indicador adelantado del ciclo, hacia el segundo trimestre de 2008 esta verdad debería haber sido evidente para cualquiera poco proclive a negar la realidad. La recesión española había comenzado, a consecuencia tanto de causas internas como de las perturbaciones financieras internacionales. Si las autoridades económicas hubieran prestado atención a los datos económicos disponibles, en vez de vivir en un mundo de fantasías retóricas, podrían y deberían haber adoptado medidas correctoras entre julio de 2007 y marzo de 2008. En cambio, no se hizo nada. Y no sólo a lo largo de esos pocos meses, sino durante unos dos años y medio: ha habido que esperar hasta el momento de redactar esta introducción es decir, a comienzos de julio de 2010– para observar la adopción de medidas de política económica serias (aunque muy incompletas). El coste social de la inacción política puede calcularse en millones de parados y en miles de millones de renta evaporada.

En el origen de la actual recesión

Una de las causas de la actual recesión española ha sido el hundimiento del sector de la construcción. Existen otras causas, como veremos en un momento, pero el sector de la construcción desempeñó un papel protagonista en el crecimiento sostenido iniciado en 1995 y en el espectacular desplome que comenzó a mediados de 2007. Mejor dicho, no el hundimiento sino el final de un ciclo de crecimiento muy dilatado (y en ciertos aspectos, saludable) de la construcción, que se descontroló, transformándose en un burbuja inmobiliaria hacia el año 2005. A partir de esa fecha, apenas caben dudas de que la explosión, tanto de los precios como de la actividad constructora, tuvo escaso sentido económico. Esta explosión pudo reflejar expectativas incorrectas, distorsiones en los mercados inmobiliarios y de la construcción, excesiva disponibilidad de crédito barato o la fiebre especulativa que alimenta siempre las burbujas antes de estallar. Lo más probable es que obedeciera simultáneamente a todos los motivos mencionados

Hay cinco motivos por los cuales los inversores encuentran debilidades para devolver la confianza al gobierno español:

1) Gobiernos regionales están en apuros

Durante la burbuja inmobiliaria en España, las 17 regiones semiautónomas del país recibieron la mayor suma de ingresos de ese sector, pero el mercado se derrumbó, el país cayó en recesión y esas zonas ya no pueden pagar sus facturas ni solventar sus deudas a corto plazo. Nadie sabe cuánto dinero necesitarían las regiones, aunque se estima que tienen deudas por € 140.000 millones y que € 36.000 millones deben ser refinanciados este año. España podrá contar con € 18.000 millones, pero si necesita más habrá de emitir deuda con tasas perjudiciales para Madrid.

2) Economía atraviesa un ciclo recesivo

España sufre su segunda recesión en tres años y uno de cada cuatro habitantes está sin empleo, aunque la tasa llega al 52% entre los jóvenes menores de 25 años. El ministerio de Finanzas reveló que la contracción económica en 2013 será más pronunciada que la prevista, lo cual demora la recuperación del empleo. En lugar de una expansión económica de 0,2% para el año próximo, el gobierno pronostica ahora una contracción de 0,5% del PIB. Por su parte, para este 2012 espera una reducción menor de 1,5% del PIB respecto al 1,7% calculado inicialmente.

3) Incertidumbre sobre rescate de la banca

El gobierno español no indicará antes de setiembre una cifra precisa sobre cuánto necesitarán los bancos, y hasta entonces se sabría si son suficientes los € 100.000 millones aprobados por las otras 16 naciones de la eurozona para ese fin. Los ministros de Finanzas de la zona del euro anunciaron el viernes que aprobaron los términos del rescate millonario, pero persistió el desasosiego en los mercados de la región debido a que el gobierno es el responsable de pagar el rescate. La posibilidad de que esa responsabilidad sea transferida a los bancos podría tardar años.

4) La indignación social juega su papel

El presidente español, Mariano Rajoy, ha recrudecido la austeridad con la intención de evitar que el país llegue a pedir un rescate financiero. Las nuevas medidas de Rajoy fueron las más controversiales: un aumento pronunciado en el impuesto al consumo y la eliminación de uno de los 14 pagos anuales que reciben los servidores públicos. Mineros, policías, bomberos y población en general han participado en las concurridas manifestaciones realizadas en varias partes del país contra la austeridad. Un eventual aumento en la violencia ahondaría el nerviosismo de los inversores.

5) Dependencia de los bancos para emitir

El salvamento de la banca sólo ha intensificado la inquietud de los inversionistas sobre la situación financiera de España. Las dos terceras partes de los bonos del gobierno español están en manos de bancos, fondos de pensión y empresas aseguradoras. Ese incremento drástico es una clara señal de una rápida reducción en la demanda externa de deuda española. España ha colocado este año € 59.000 millones en bonos de un total de € 86.000 millones programados para 2012. Los observadores del mercado temen que el país y su banca contraigan una dependencia mutua.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó las previsiones de crecimiento económico para España en 2012 y 2013. Según el FMI, este año la magnitud de la recesión será del -1,5%, frente al -1,9% que se había previsto en abril. Sin embargo, el Fondo anticipa que la caída en 2013 seguirá: -0,6% (cuando la previsión que había hecho en abril era del +0,1%), en línea con las previsiones para 2013 que también ha publicado esta semana el Consenso Económico de PwC (-0,5%). España será la única de las grandes economías de la UEM que seguirá en recesión el próximo año.

Una Posible Solución

Exportaciones de bienes y servicios

Afortunadamente nos queda el dinamismo de la demanda externa, que sigue siendo el único motor de crecimiento. Efectivamente, dos estadísticas publicadas esta semana muestran excepciones a la opinión generalizada de pesimismo sobre nuestra economía: el Índice de Comercio Exterior de Servicios (servicios no turísticos) del primer trimestre del año y el comercio exterior de bienes (enero-mayo de 2012). Las exportaciones de servicios aumentaron en el primer trimestre un 3,2%, crecimiento ligeramente superior al registrado en el cuarto trimestre de 2011. Por tanto, en la balanza de servicios, al tradicional superávit del turismo, se debe añadir un superávit creciente en los servicios no turísticos (más de 5.000 millones de euros en los últimos doce meses) y que viene a reflejar el esfuerzo de las empresas por abrir mercados en el exterior ante la debilidad de la demanda interna. Los datos de abril parece que son todavía mejores que los del primer trimestre, lo que parece indicar que existe en las exportaciones de servicios un potencial de recorrido al alza.

Por zonas geográficas destacan aumentos en las exportaciones de servicios (en tasa interanual) a Alemania (10,1%), Holanda (7,7%), Reino Unido (7,5%), América del Sur (5,7%) y Asia (10,6%). Por sectores, esta mejora de las exportaciones de servicios se liga al fuerte empuje a los ingresos por royalties. A lo largo del primer trimestre del año estos ingresos han alcanzado máximos históricos y la balanza de royalties alcanzó una cobertura (que mide la parte de importaciones que son cubiertas por las exportaciones) del 51%, también máximo histórico, cuando en el primer trimestre del año pasado la cobertura fue del 30%.

Por lo que se refiere a la balanza de bienes entre enero y mayo, el déficit comercial se ha reducido drásticamente: un 21%. En términos acumulados de 12 meses el desequilibrio se sitúa en 42.000 millones de euros, muy lejos de los máximos históricos alcanzados en 2008 (cuando superó los 100.000 millones). La tasa de cobertura continúa aumentando (mejorando) y se situó por encima del 85%, la más alta desde 1997. Además, y por vez primera, la balanza comercial no energética registra un saldo positivo y compensa el deterioro de la balanza energética. Esta mejora refleja: 1) la capacidad de penetración de nuestras exportaciones y 2) la fuerte debilidad de la demanda interna ya comentada, que frena las importaciones.

Esta mejora en las exportaciones españolas de bienes y servicios refleja un aumento de la competitividad de nuestra economía y una reducción de nuestro déficit con el exterior, lo que unido a las recientes medidas de ajuste del déficit público permitirán en el futuro reducir las tensiones en los mercados de deuda.

España seguirá en recesión este año y el que viene. Mientras tanto necesita hacer el ajuste fiscal que devuelva la confianza a los inversores. También necesita buenas noticias como las que ofrecen las estadísticas de comercio exterior. No se debe olvidar que el aumento de la demanda externa, suele ser una condición necesaria para la recuperación.

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