Crítica social en el Lazarillo de Tormes
crisgalle72Trabajo6 de Octubre de 2020
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Lengua Española y sus Literaturas
CRÍTICA SOCIAL EN EL LAZARILLO DE TORMES
Cristina Gallego Argüelles
Oviedo, 21 de enero de 2020
Índice
Página
Introducción 5[pic 1]
Contexto histórico 6[pic 2]
Crítica social 7[pic 3]
Evolución de Lázaro 12[pic 4]
Conclusiones 13[pic 5]
Introducción
A lo largo del siguiente trabajo se hará una reflexión de la evolución del Lázaro a lo largo de toda su historia y de las críticas a la sociedad que se esconden en cada uno de los tratados y que comenta de primera mano tras su experiencia con una serie de amos (unos mejores y otros peores, incluso alguno que ni siquiera menciona demasiado).
Todo ello dentro de un contexto histórico en el cual hay una sociedad cambiante, donde las circunstancias que se dan provocan un cambio en la manera en la que se estructuraban los estamentos y como algunas clases sociales están dejando de desaparecer y donde la honra no tiene cabida, ya que la corrupción que domina el ambiente no permite el nacimiento de esta, por lo que va a ir poco a poco desapareciendo.
En función del contexto histórico de la obra, y un breve análisis del paso de Lázaro por cada uno de sus pasos, se llegará a una serie de conclusiones que tienen que ver con su comportamiento hipócrita pero justificado que se da al final, cuando ya está casado y tiene un trabajo propio con el que mantenerse.
Por otro lado, es necesario hablar del paso de Lázaro con todos y cada uno de sus amos ya que, a pesar de toda la critica que reciben por su parte, es cierto que de todos aprende algo diferente. Obtiene una serie de conocimientos sobre la vida, la manera en la que uno puede jugar con las apariencias para conseguir que los demás se comporten de una manera diferente a cómo lo harían con un mendigo que pide limosnas por la calle.
Todo influye en la vida de Lázaro, desde la sociedad estamental del momento en la que era prácticamente imposible cambiar de un estamento a otro, hasta la experiencia vivida a mano de sus amos, la vida que llevaba de niño con sus padres y el comportamiento de estos, que en cierta medida también lo influenciaron para convertirse en el hombre que más tarde se muestra en el último tratado.
Y al final la historia no deja de ser una especie de ciclo que se repite, ya que él se encarga de escribir su historia desde el principio para (y a pesar de que él dice que lo hace para transmitir una enseñanza) poder justificar todos los actos cometidos a lo largo de su vida y el comportamiento hipócrita del final al comportarse en algunas ocasiones como aquellos a los que antes había criticado.
Contexto histórico
Nos encontramos ante una sociedad cambiante, en las que las clases sociales están empezando a desfigurarse y donde los hidalgos están empezando a desaparecer, junto con la honra que tanto les caracterizaba.
La sociedad honrada descrita en numerosos libros va a ir siendo sustituida por la codicia que domina en las clases sociales, sobre todo en las más altas, donde las personas no están interesadas en ayudar a los más desfavorecidos, sino que lo único que desean y buscan es aumentar las riquezas, son cada vez más codiciosos mientras que los más pobres se ven obligados a renunciar a la honra por sobrevivir, como le pasará a Lázaro y que será explicado en el siguiente apartado.
Una sociedad corrompida, donde la Iglesia, la supuesta defensora del pueblo pobre, en realidad se aprovecha de las circunstancias, de ser los poseedores del conocimiento. Es decir, son los que realmente dominan al resto de estamentos, aunque no lo parezca, ya que en sus manos está determinada la cultura que habrá, quien podrá poseer los conocimientos que ellos transmiten, las riquezas que manejan.
Se encuentra en un momento en el que la sociedad cada vez está más empobrecida y es más analfabeta, obligada a abandonar la honra para poder sobrevivir en el día a día, ya que las clases más altas solo se preocupan por mantener las riquezas y aprovechan la debilidad de los más pobres para enriquecerse.
Es una sociedad extremadamente desigual, ya que solo aquellos que poseen algún tipo de riqueza o de influencia son lo que pueden optar a oportunidades para mejorar su vida aun más. Mientras que, sin embargo, las clases más bajas no tienen esa oportunidad y por lo general suelen morir en la misma condición de pobreza con la que nacieron y es imposible que puedan ascender socialmente ya que las altas clases tienen el poder de aceptar a aquellos que quieran.
Así que lo único que queda es el oportunismo, el aprovechase de cualquiera dejando a un lado el honor y la buena conducta que ya no tienen espacio en la sociedad.
Crítica social
Antes de empezar, cabe destacar que en la vida de Lázaro hay dos elementos fundamentales que son constantes: el hambre y el miedo a que su suerte empeore.
Se presenta en todo momento como una persona que no ha tenido mucha suerte en su vida, pero que al fin ha logrado alcanzar algunos de los objetivos que se había propuesto a pesar de no elegir los métodos adecuados. No es el protagonista buscado, el que caracterizaba otras obras y que llamaba la atención por los rasgos que poseía.
Lázaro no pretende ser el protagonista de una heroica historia, sino que pretende ser una especie de ejemplos para aquellas personas que, en un futuro, estén dispuestos a leer las adversidades por las que ha tenido que pasar y que de esa manera saquen de todo aquello alguna especie de enseñanza.[1]
No tiene unos orígenes honorables, así que su vida es difícil desde sus comienzos, su lucha es constante en su día a día, sobre todo tras la muerte de su padre y la llegada del nuevo hombre de su madre, que no deja de ser un hombre negro y que en aquella época aquello los convertía a todos en una especie de parias.
Parece que el destino de Lázaro está determinado desde un principio, ya que ninguno de sus padres le han protegido, cuando eran ellos los que debían dar la vida para mantener a Lázaro intacto y que no sufriese demasiado.
Sin embargo, su padre muere y su madre deja que se vaya con el ciego, después de que esta mienta y le diga a su primer amo que su padre fue un hombre honorable que murió dignamente. Puede que ella lo hiciese con buenas intenciones, pero debido a todos esos acontecimientos se produce un cambio progresivo que va desde Lázaro niño al adulto que se verá al final de la obra.
El ciego es la primera figura que puede servir de ejemplo a seguir fuera de su familia y no tarda en darse cuenta de que todo lo que le dijo a su madre antes de irse es mentira[2]. El ciego es un hombre que se muestra desde el primer momento como alguien que no tiene demasiado interés en Lázaro y aquí es donde averigua por primera vez lo que es pasar hambre[3].
Se trata de un amo avaricioso y egoista, que lo único que le ofrece a Lázaro son consejos que él cree que son fundamentales para sobrevivir. No se molesta en conseguir comida para el niño y lo utiliza como objeto de burla en más de una ocasión. Es decir, vemos actos que nada tienen que ver con la promesa hecha a la madre de Lázaro.
El ciego es uno de los personajes más importantes de la vida de Lázaro, ya que con él se da cuenta por primera vez que la vida no es tan fácil y, sobre todo en aquella época, había que ser una persona muy astuta si se quería sobrevivir perteneciendo a una clase baja.
Se topa con la avaricia, uno de los pecados que habían corrompido la sociedad del momento[4]. También menciona por primera vez que alguien le pegase y, teniendo en cuenta que le pilla de sorpresa, deja entrever que Lázaro nunca se había expuesto a una situación como aquella, por lo que empieza a crecer dentro de él un rencor que no había en el Lázaro niño que vivía con su madre.
Lázaro considera que el ciego es el causante de su mala suerte, pues todavía es ingenuo y cree que hay gente buena en el mundo. Sin embargo, cuando se encuentra con su segundo amo, el clérigo, no tarda en darse cuenta de lo equivocado que estaba[5]. Es un claro ejemplo de lo que pueden hacer las apariencias cuando, sobre todo dentro del ámbito religioso, como ocurre en este caso.
Lázaro, en esta ocasión, se ve a sí mismo morir de hambre por culpa del clérigo, que no está interesado en ocuparse de Lázaro, pero que aun así sigue manteniendo las apariencias de buen hombre que le gusta ayudar cuando se encuentra fuera de su casa.
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