Cumbre Desarro Sostenible
susycedillo8 de Septiembre de 2012
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LA CUMBRE DE JOHANNESBURGO SOBRE EL DESARROLLO
SOSTENIBLE
I. LA CUMBRE
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible se celebró en Johannesburgo (Sud África) del 26 de
agosto al 4 de septiembre. En esa importante conferencia participaron 190 Jefes de Estado o de Gobierno,
acompañados de sus delegaciones nacionales.
Además participaron las Secretarías de las Comisiones Económicas regionales, representantes de diversos
órganos y programas de las Naciones Unidas, las secretarías de las diferentes convenciones
internacionales relacionadas con temas ambientales, las organizaciones y agencias especializadas de las
Naciones Unidas, organizaciones intergubernamentales y un número considerable de organizaciones nogubernamentales.
El Parlamento Latinoamericano estuvo oficialmente representado en la Cumbre por el autor de este
Informe con el carácter de Observador.
Los resultados de la Cumbre quedaron recogidos en dos importantes documentos adoptados por consenso:
la “Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible” suscrita por todos los Jefes de
Estado y de Gobierno, y el “Plan de Aplicación de Johannesburgo”. Este último documento fue el
producto de un largo y complejo proceso de negociación cumplido al nivel de técnicos, expertos y
diplomáticos antes y durante la Cumbre.
La Declaración de Johannesburgo
En la Declaración de Johannesburgo los altos dignatarios presentes en la Cumbre se comprometen a
edificar una sociedad humana global, equitativa y solícita, consciente de la necesidad de dignidad humana
para todos. Además asumen la responsabilidad colectiva de impulsar y fortalecer en los ámbitos local,
nacional, regional y global, los fundamentos del desarrollo sostenible: desarrollo económico, desarrollo
social y protección ambiental.
También asumen el compromiso de desplegar un esfuerzo definitivo para responder positivamente a la
necesidad de producir un plan práctico y visible para erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo
humano. En este sentido reconocen que la erradicación de la pobreza, el cambio de los patrones de
producción y consumo y la protección y manejo de los recursos naturales constituyen la base del
desarrollo económico y social y son requisitos esenciales para el desarrollo sostenible.
Declaran su determinación de asegurar que la diversidad, que es la fortaleza colectiva, será empleada para
desarrollar relaciones de asociación a favor del cambio y el logro de los objetivos comunes del desarrollo
sostenible.
Los Jefes de Estado y de Gobierno reconocen que sociedad la global tiene los medios y es deudora de los
recursos para atender los retos de la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible que confronta la
humanidad, para lo cual se comprometen a actuar conjuntamente a fin de asegurar que los recursos
disponibles sean empleados en beneficio de la humanidad.
La Declaración de Johannesburgo consagra además los compromisos de los Jefes de Estado y de
Gobierno de ejercer periódicamente la vigilancia del logro de las metas y objetivos del desarrollo
sostenible, de actuar conjuntamente, unidos en una determinación común, para salvar el planeta,
promover el desarrollo humano y alcanzar la prosperidad universal y la paz.
También se comprometen a cumplir el Plan de Implementación del Johannesburgo y a propiciar el logro
de las metas temporales, socio económicas y ambientales que contiene.
Finalmente “solemnemente” asumen, ante los pueblos del mundo y las generaciones que heredarán el
planeta, el compromiso de asegurar que la esperanza colectiva del desarrollo sostenible sea materializada.
El Plan de Aplicación de Johannesburgo
El Plan de Aplicación, recuerda que la Conferencia de Río de 1992 las Naciones Unidas sobre Ambiente
y Desarrollo (CNUAD) proporcionó los principios fundamentales y el programa de acción para lograr el
desarrollo sostenible. La Cumbre de Johannesburgo reafirma vigorosamente el compromiso con dichos
principios, con la plena aplicación del Programa 21, con las metas contenidas en la Declaración del
Milenio y con los resultados de las principales conferencia de las Naciones Unidas y los acuerdos
internacionales concluidos desde 1992.
El Plan de Aplicación persigue desarrollar los resultados obtenidos desde la CNUAD y con ese propósito
se asume el compromiso de emprender acciones concretas y medidas en todos los niveles para impulsar la
cooperación sobre la base de los principios de Río, incluido el principio de las responsabilidades comunes
pero diferenciadas establecido en el párrafo 7 de la Declaración sobre Ambiente y Desarrollo. Tales
esfuerzos deberán promover la integración de los tres componentes del desarrollo sostenible: desarrollo
económico, desarrollo social y protección del ambiente, como pilares interdependientes de sustentación.
Se reconocen como objetivos fundamentales y requisitos indispensables para alcanzar el desarrollo
sostenible la erradicación de la pobreza, el cambio de los patrones insostenibles producción y consumo y
la protección y gstión de los recursos naturales que constituyen la base del desarrollo económico y social.
Se reconoce además que la implementación de los resultados de la Cumbre de Johannesburgo deberá
beneficiar a todos, y en especial a las mujeres, los jóvenes, los niños y los grupos vulnerables. Tal
implementación debe involucrar a todos los actores fundamentales mediante relaciones de asociación
(partnerships), particularmente entre los gobiernos del norte y del sur por una parte y entre gobiernos y
los principales grupos (ONGs, gremios, asociaciones, organizaciones internacionales gubernamentales,
etc), por la otra, a fin de alcanzar las metas del desarrollo sostenible. Conforme se establece en el
Consenso de Monterrey, tales relaciones de asociación son claves para lograr el desarrollo sostenible en
un mundo globalizado.
Se destaca que para el desarrollo sostenible es fundamental contar con el buen gobierno dentro de cada
país y en el ámbito internacional. En el ámbito domestico las bases para el desarrollo sostenible son:
políticas ambientales, sociales y económicas sanas; instituciones democráticas que respondan a las
necesidades de los pueblos; el estado de derecho; las medidas contra la corrupción: la igualdad de género
y un ambiente apropiado para la inversión. En el ámbito internacional dichas base son: la paz, la
seguridad, la estabilidad, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluido el
derecho al desarrollo, así como la diversidad cultural.
No es posible resumir dentro de los estrechos límites de este informe las mas de cincuenta páginas del
Plan de Aplicación de Johannesburgo. Sin embargo, no se puede dejar de destacar los siguientes
compromisos específicos, con plazos temporales para su cumplimiento, que asumieron en Johannesburgo
los Jefes de Estado y de Gobierno del Mundo.
La reducción a la mitad, para el año 2015, de la población mundial cuyo ingreso es menos de un dólar
diario y del número de personas que sufren de hambre.
El establecimiento de un fondo mundial de solidaridad para erradicar la pobreza evitando la duplicación
de otros fondos existentes dentro de las Naciones Unidas y estimulando la participación del sector
privado.
Asegurar que los niños en todas partes, puedan completar la educación primaria y tengan
acceso a todos los niveles de educación.
Impulsar la transferencia de técnicas y conocimientos sobre agricultura sostenible, incluida la gerencia de
los recursos naturales a los granjeros pequeños y medios, a los pescadores y a las poblaciones rurales
pobres.
Incrementar la disponibilidad de alimentos.
Combatir la desertificación y mitigar los efectos de las sequías y de las inundaciones.
Aumentar el acceso a los servicios sanitarios para mejorar la salud humana y reducir la mortalidad
infantil.
Reducir a la mitad, para el año 2015 la cantidad de personas que no tienen acceso a agua potable y de las
que no tienen acceso a los servicios básicos de salud.
Adoptar acciones conjuntas en todos los niveles para mejorar el acceso a fuentes confiables y accesibles
de servicios de energía para el desarrollo sostenible suficientes para facilitar el logro de las metas del
milenio, incluida la de reducir a la mitad la proporción de pobres para el año 2015. Es pertinente destacar
a este propósito que no fue posible lograr consenso en torno de la propuesta de la región latinoamericana
de aumentar en un 20 %, para el año 2020 el uso de fuentes de energía no contaminantes. Sin embargo, sí
hubo consenso para establecer el compromiso de facilitar el acceso a las técnicas modernas de biomasa y
a las fuentes y suministros de combustible
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