DERECHOS CULTURALES, PATRIMONIO Y DIVERSIDAD CULTURAL: EL DESAFÍO CREATIVO E IDENTITARIO

DERECHOS CULTURALES, PATRIMONIO Y DIVERIDAD CULTURAL: EL DESAFÍO CREATIVO E IDENTITARIO

Mucho se habla, actualmente, de la diversidad cultural, de la creatividad y de todos los elementos asociados a estos procesos inherentes a la condición humana, que han acompañado al hombre en su evolución como ser gregario y creador de cultura desde tiempos remotos. Por ello es importante, para entrar en el tema, fijar dos términos fundamentales ya mencionados: cultura y diversidad. Según Austin, T. (1999), cultura es, simplemente, “todo lo que brota del ser humano”, es decir, se trata de un término que engloba todas las creaciones humanas, tangibles e intangibles; mientras que la diversidad, según Aranguren y Sáez (2002). “supone el reconocimiento de la otra persona, de su individualidad, originalidad e irrepetibilidad, y se inscribe en un contexto de reivindicación de lo personal, del presente, de las diferencias”.

Ambos conceptos son ampliamente dilucidados a través de los planteamientos del Centro de la Diversidad Cultural, englobándolos en la expresión diversidad cultural y estableciendo relaciones con los términos patrimonio, procesos creativos y desarrollo. Se habla también de la sostenibilidad del desarrollo, en el entendido de que este debe sustentarse en las capacidades de la ciudadanía para asumir responsablemente la gestión de las expresiones culturales, con el apoyo de principios como la solidaridad humana, la tolerancia y el estímulo de la creatividad, como fuente fundamental de ese desarrollo.

Se hace énfasis en la creatividad         como la materialización o resultado de la unión de las diferencias individuales, de las características únicas e irrepetibles de cada individuo o, en algunos casos de cada grupo social, para generar elementos culturales nuevos, originales, no surgidos (como casi siempre se cree) necesaria o exclusivamente de las manifestaciones artísticas modernas, sino asociados también a la tradición al patrimonio heredado de las viejas generaciones, solo que enriquecido con nuevas ideas y nuevas propuesta que contribuyen a aumentar así el bagaje existente, nutriéndolo para consolidar la herencia cultural ya existente.

Asimismo, destaca el artículo, el hecho de que no existen mayores distancias entre lo que se conoce como cultura popular y la cultura elitesca, y la línea que las separa es cada vez más delgada, existiendo una retroalimentación creciente entre la diferentes expresiones culturales en la que se van fusionando lo popular y lo “culto” para dar paso a una creación artística fortalecida por la contribución de todos, ya que todos los que hacen arte poseen imaginación, creatividad y el aporte adicional que es la individualidad, ese toque único, personal que no poseen los demás y que le añade al acto de crear el toque distintivo de lo nuevo, en beneficio de la cultura.

De esta manera se fortalece, sin distinciones de clases, el sentido de identidad y de pertenencia por algo que se siente como  propio por ser el resultado de múltiples y diversos aportes y no de un solo grupo social. Es así como como se va tejiendo el verdadero legado patrimonial de un pueblo, uniendo las diferentes visiones, las diferentes concepciones e ideas, las propuestas que surgen desde vivencias y visiones muy distintas para crear algo único e irrepetible que pertenezca y represente a todos por igual.

Por esta razón, es muy necesario apostar a la unión entre la creatividad y la diversidad que hace de las diferencias el punto de encuentro para el verdadero desarrollo cultural sustentado en la pluralidad, de manera que todos se sientan incluidos a pesar (y gracias) a esa disparidad que, lejos de separar o dividir a un pueblo en sectores bien delimitados, cada uno en su parcela particular, contribuya a fusionar esas parcelas bajo una sola identidad que sin esconder las diferencias se aproveche de ellas para potenciar las manifestaciones culturales de toda índole. De manera que el patrimonio y la memoria sean realmente colectivos, pertenezcan a todos sin distinciones, porque la tradición y lo que se hace llamar “culto” no se niegan el uno al otro, al contrario, se complementan y se completan para dar forma definitiva al legado cultural de una nación de todos y para todos por igual.

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