DESARROLLO DEL SOCIALISMO CRISTIANO.
bakerinaResumen12 de Junio de 2016
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SOCIALISMO CRISTIANO
Introducción
En el desarrollo del pensamiento económico se propusieron diversas doctrinas inspiradas en el cristianismo. Es hasta el siglo XIX cuando aparecen las doctrinas que se califican como de origen cristiano, las que, además de tratar los problemas económicos, formulan también planes de reorganización social. Por socialismo cristiano se entiende de manera general a la corriente doctrinaria que busca en la religión cristiana la solución de los problemas económicos y sociales del mundo de los siglos XIX y XX. Fueron varias las escuelas que se generaron bajo ese nombre. Entre ellas la del socialismo cristiano, de la cual Fredrik Le Play es el pensador más conocido.
La escuela de Le Play
Pierre Guillaume Fredrik Le Play nació en 1806, en Francia, y murió en 1882, en París. Fue ingeniero, sociólogo, senador, pero después de la derrota de su país en la guerra franco-alemana de 1870-1871, abandonó la política. Como sociólogo, Le Play se opuso a las ideas de que la sociedad estaba en continuo progreso evolutivo y desde su perspectiva propuso una teoría de los cambios cíclicos en la sociedad. Funda una escuela con el nombre de La reforma social, la cual se caracteriza por su antipatía hacia el socialismo y su desconfianza hacia el intervencionismo estatal. Vio en la familia al principal agente de la estabilidad social y la autoridad moral para el comportamiento social en la fase de la industrialización. Publicó sus hallazgos de los estudios acerca de la familia y la sociedad en Obreros europeos, 1855, en La reforma social en Francia, 1864 y La organización del trabajo, 1870. Le Play fue reconocido como un fundador de sociología moderna. Le Play confirma su creencia general en contra del socialismo y su desconfianza hacia la intervención del Estado en la vida social. En su libro La reforma social en Francia sostiene que la autoridad es indispensable, que debe haber una autoridad, pero que no puede ser otra que la del padre de familia. La familia debe continuar siendo el armazón de la sociedad.
Así como es importante la familia, Le Play concede gran relevancia al derecho de sucesión familiar, Le Play pensaba que hay tres grupos principales en que se puede clasificar la familia:
1. La familia patriarcal se da cuando el padre es el único administrador de todos los bienes familiares y, al morir, éstos son heredados al primogénito.
2. La familia troncal se reconoce cuando los hijos y nietos se separan del hogar paterno para fundar nuevas familias, con lo cual desaparece la autoridad paterna. Cuando el padre muere, queda al frente de ella el heredero designado libremente en mérito de sus cualidades, quien garantice mejor la conservación de la herencia.
3. La familia inestable se identifica cuando los hijos, al llegar a la edad de autosuficiencia, abandonan caprichosamente el hogar paterno y se establecen por su cuenta. A la muerte del padre, la familia se disuelve y el patrimonio es dividido igualitariamente por la necesaria sucesión legítima. Si éste consiste en una empresa agrícola o industrial, no queda otro recurso que liquidarla.
Añade Le Play que así como la autoridad del padre sobre sus hijos es un elemento esencial para la estabilidad social, la del patrón sobre el obrero es igual, puesto que de esa autoridad depende en forma más directa la paz social.
Las instituciones patronales
Con sus ideas, Le Play inspira la fundación de las instituciones patronales, que se inician en Francia en 1850, conocidas como el movimiento de las asociaciones patronales, donde adoptaron el lema “el patrón debe al obrero algo más que el salario”. Este sistema de ideas fue llamado del buen patrono, con el cual se pretendía que la fábrica fuera como una gran familia, al estilo de la troncal, caracterizada también por condiciones de estabilidad, el respeto a los compromisos, a la jerarquía y a la autoridad del jefe, por lo cual le debe al trabajador protección y respaldo para su desarrollo.
El catolicismo social
El catolicismo social fue consecuencia de no aceptar el capitalismo liberal y una reacción en contra del socialismo. Las primeras manifestaciones del catolicismo social aparecen en Francia, después de 1870, con los escritos de Albert de Mun, que se convierte en su inspirador, contribuyendo al mismo tiempo a la creación de los Círculos Católicos Obreros y a la fundación de la revista La Asociación Católica, en cuyo programa de trabajo estaba la tarea de estudiar la economía del país, según los cánones de la religión católica. En Alemania, existió desde el comienzo de la década de 1860 un importante movimiento católico social, llamado con frecuencia socialista cristiano. En 1863, Johann Döllinger (1799-1890) para que socialmente se promoviera una cruzada en favor de la formación de
un partido obrero, había instado a los católicos alemanes para que se ocupasen del problema del socialismo; al año siguiente, este llamado encontró fuerte apoyo de Wilhelm Emmanuel Von Ketteler (1811-1877), el aristócrata que había sido miembro reformista de la asamblea de Francfort de 1848 y llegó a ser obispo de Mainz dos años después. El obispo Von Ketteler publicó en 1864 un breve libro, La cuestión obrera y el cristianismo, en el cual exponía propuestas avanzadas para el mejoramiento de la situación de la clase obrera y defendía la intervención de la Iglesia católica para establecer sociedades cooperativas cristianas independientes del Estado. Además, Von Ketteler proponía medidas para obligar a establecer mejores salarios, condiciones y seguros contra el desempleo y la incapacidad. Atacó los abusos del capitalismo, abogó por una legislación protectora de los trabajadores. Esto lo expresa sobre todo en su libro Liberalismo, socialismo y cristianismo, publicado en 1871. Victor Aimé Huber (l800-l869), defensor conservador de las cooperativas cristianas, Huber unió a sus opiniones políticas la creencia sobre el valor de las sociedades cooperativas basada en la fe católica como medio para solucionar el problema social.
Además de Von Ketteler, otro representante fue el canónigo Christopher Moufang (1817-1890), que escribió y predicó mucho a favor del movimiento social cristiano. Los socialistas cristianos hicieron suya una organización de Asociaciones Católicas de Jornaleros que había sido iniciada por el sacerdote-zapatero Adolph Kolping (1813-1865) en la región del Rhin ya en 1847, con el objetivo principal de restaurar la vida de familia, que se consideraba amenazada por el desarrollo de la urbanización y el trabajo en las fábricas.
Karl Von Vogelsang (1818-1890), alemán protestante, llegó a ser funcionario del gobierno prusiano; fue convertido al catolicismo por Von Ketteler , llegó a ser el inspirador principal del partido cristiano-social austriaco, atacó los abusos del capitalismo, que consideraba como un desastre social, consecuencia de la rebelión de las clases altas de la sociedad moderna en contra del cristianismo.
El cristianismo social parecía partir del supuesto de que todo el mundo profesa la fe católica y aunque tiene como apostolado la fraternidad y la igualdad, mantuvo que dentro de la familia hay diferencias y que, por tanto, en la organización cooperativa la igualdad se interpretaría en el sentido de que el trabajo más humilde sería de igual dignidad que los trabajos más elevados y que todos estarían contentos y orgullosos de la condición en que Dios los hubiera colocado. Las jerarquías serían respetadas de modo que los patrones tuvieran toda la autoridad, responsabilidades y derechos que implica su condición, en tanto que los derechos de los obreros serían respetados y su vida garantizada por un salario mínimo.
Importancia de la corporación
Mientras el centro de la doctrina del cristianismo social es la reforma moral que se debe realizar en la familia, la reforma económica debe partir de una asociación a la que se extienda el trato de la relación familiar, pero esta asociación sería de carácter económico, al estilo de las que existieron hacia fines de la Edad Media y que fueron conocidas como gremio o corporación. En las corporaciones se formarían los órganos que discutirían las leyes sobre el trabajo, la jornada laboral, el descanso semanal, la capacitación, la higiene industrial, el trabajo de mujeres y niños, el salario mínimo, etc. Así, las corporaciones organizadas por el clero producirán el efecto de que todos sus miembros estén contentos con su suerte en sus trabajos y dispuestos a llevar una vida tranquila y feliz.
La escuela católica de la izquierda y la escuela católica de la derecha
Entre las corrientes del catolicismo social se han tenido diversas manifestaciones, entre ellas destacan las que se detallan a continuación:
El Partido de los Jóvenes Clérigos.- Loesewitz publicó en 1888 un artículo en la Asociación Católica, revista católica francesa, donde decía que “la pretendida productividad del capital, que en la gran iniquidad de las sociedades paganas y, desde el punto de vista económico, la causa última de los sufrimientos sociales, no es otra cosa que una palabra inventada para disimular el hecho real: la apropiación de los frutos del trabajo de otro por aquellos que poseen los instrumentos de trabajo”. Este grupo atacaba violentamente la productividad del capital.
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