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Defensa de las mujeres


Enviado por   •  28 de Mayo de 2023  •  Resúmenes  •  1.536 Palabras (7 Páginas)  •  34 Visitas

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Defensa de las mujeres

Feijoo comienza exponiendo como la mujer ha sido históricamente una figura que ha estado en un segundo plano, entre la ridiculización y el olvido, en una cultura masculina dominante y absorbente que envuelve inevitablemente todos los aspectos de la sociedad. Distingue entre las principales raíces de esta tendencia tradicional, presentes en las culturas más relevantes del mundo.

La raíz principal y más importante a la hora de perpetuar esta condición, a todas las mujeres del mundo, es la religión, dándonos ejemplos comunes dentro de las religiones dominantes y por tanto más influyentes, como la representación de Dios o Yahvé como un único ente (varón) poderoso y omnipotente, que no deja lugar a otras divinidades, ni mucho menos femeninas, solo pudiendo ser representado por hombres.

“No codiciarás la casa de tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, ni su servidor ni su sierva, ni su buey, ni su asno: nada de lo que es suyo”.[1]

La frase anterior encarna toda la concepción que se tenía de la mujer en la sociedad, teniendo la misma estima que un objeto o un animal. Esto se agrava en el siglo XII como explica Feijoo, ya que se identifica a Eva como la principal responsable de perder la Gracia de Dios, esto provoca que muchos autores monásticos como San Pablo o San Jerónimo identifiquen a la mujer como representante de la lujuria y el pecado, solo pudiendo ser eximidas de su culpa a través de la castidad propia de la Virgen María.

Esta inclinación tan negativa se va tornando un siglo después a la sacralización de la dama y su función de intermediaria entre Dios y los hombres, al igual que la V. María, en la que recae el símbolo del amor humano. Aparecen ejemplos como: Las Cantigas de Alfonso X el Sabio o “La perfecta casada” de Fray Luis de León entre otros. Tal efecto se mantiene hasta la reforma protestante iniciada tres siglos después, en la que se inicia un desafío a la Iglesia Católica, afectando levemente, pero de manera positiva, a la condición femenina de la época, proporcionando un papel crucial a la mujer dentro de la familia y el papel espiritual que esta desempeña.

En los siglos XVII y XVIII no varía mucho la situación de la mujer a excepción de algunos países como Francia en la que se hace patente la influencia de la corriente ilustrada y sus nuevas ideas. En cambio, en España debido a sus históricos referentes se estanca en la misma concepción de siempre.

Ideas de Feijoo: Pasado y futuro

El benedictino se nos presenta como un aire renovador de la sociedad y sobretodo de España, dada su obra “Teatro critico universal” que intenta dar nuevas reflexiones en distintas materias como filosofía, literatura, religión, etc. preludio de lo que sucedería a finales del siglo XVIII y XIX que favorecería parcialmente la situación de la mujer.

Inicia criticando y poniendo en duda el orden establecido en este ámbito en España desde el medievo y continuado durante el Siglo de Oro, consagrándose esta imperante cultura misógina y patriarcal “apoyada” de manera indirecta por grandes representantes de la literatura como Quevedo o Góngora. Siempre apelando a estas simpatías desde su punto de vista y enunciando todo de manera muy entrelazada de modo que forma una estructura interdependiente, apoyándose con ejemplos de insignes figuras históricas que apelaban esta negativa condición a las féminas, tales como: Eurípides o Tomas de Aquino a los que les adjudicaba la posición de persona no grata para las mujeres o frustrados con estas.

A continuación secunda su tesis acudiendo a la historia y expone “una serie de mujeres, dotadas de gran prudencia política y económica”[2] que demuestren y ejemplifiquen las capacidades de estas a lo largo de la historia, reafirmándose a su vez con ilustres predecesores a su pensamiento que pudieran dar más autoridad a lo que él estaba formulando siglos después, surgiendo ejemplos como Diego de Valera con “Tratado en defensa de las virtuosas mujeres” o Enrique de Villena con “Los doce trabajos de Hércules” entre muchos otros en los que se centran especialmente en la virtud y como esta debe ser cultivada independientemente del sexo, intentando desmentir a su vez las cualidades dadas por los hombres a las mujeres tales como el lujo o el pecado mencionando anteriormente, sin caer en el sesgo subjetivo que atañe a Feijoo, dada la variedad de personas y rasgos positivos o negativos que estas poseen.

Finalmente, el texto nos muestra la clara influencia de la obra de Feijoo en el futuro ejemplificando de nuevo con autores que adquieren su visión de la mujer como Jovellanos en su “Sátira 5 a Armesto”[3] o mostrándonos otro patrón muy contrario al primero con el caso de la Sociedad Económica de Madrid y la negativa influencia de Francisco de Cabarrus.

Análisis del texto

Feijoo se opone a la opinión común existente que ejerce un desprecio y olvido hacia la figura de las mujeres, y se propone defenderlas y discurrir o mejor dicho reescribir la visión acerca de sus capacidades dentro de todo ámbito científico, la actitud ilustrada previa incluso a la ilustración misma lleva a nuestro autor contra de las opiniones o creencias comunes, y atreverse a pensar por sí mismo. Se trata de una lógica del buen sentido, de una lógica de sentido común. El benedictino sugiere que existe una venganza en el hombre cuando degrada a las mujeres, pues cree él, que en la saciedad del hambre se engendra en el varón un tedio o frustración al otro género confirmando esto con frases como: “venga con semejantes injurias la repulsa de los ruegos” o “hombre tan maldito que dice que una mujer no es buena, sólo porque ella no quiso ser mala” Feijoo tacha, pues, de hombre maldito al que injuria a las mujeres para vengarse de su rechazo.

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