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Dia De La Memoria - La Nación


Enviado por   •  24 de Marzo de 2015  •  1.346 Palabras (6 Páginas)  •  137 Visitas

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Un día para la memoria democrática

A 39 años del último golpe de Estado, la reflexión sobre el pasado, sin recortes ni parcialidades autoritarias, es la condición moral para hacer posible la convivencia

No puedo evitar una confesión: no me gusta esta fecha, trae malos recuerdos. Tampoco me gusta que sea feriado, no soy la única. Nadie nos preguntó: de haber podido opinar, nunca hubiera elegido recordar en el calendario de fechas simbólicas el momento de mayor oscuridad de la razón colectiva. Como muchos, habría preferido que quienes propusieron la creación de un día puntual para la memoria, y decidieron además que fuera feriado, hubieran abierto el juego al 30 de octubre para recordar el día en que los argentinos volvieron a votar, cuando, como diría la ensayista Claudia Hilb, "la sociedad argentina recuperó el habla", pero también para festejar el regreso de lo que nunca debió irse: la democracia. Y ahí sí, tal vez, incorporarlo como feriado, sumarle un día puente y pensarlo como salida familiar turística, tendría ribetes menos contradictorios.

Pese a estas diferencias (que también se dan con el feriado del 2 de abril), resulta estimulante que las sociedades se dediquen a sí mismas momentos reflexivos de recordación casi como condición moral para una mejor democracia. Suena bien pensarlo así: como propuesta a futuro y de construcción de un sistema y entenderlo como fecha de todos, de los que estuvieron, de los que están y también de los que estarán, sin recortes, sin favoritismos ni parcialidades autoritarias. En esta dirección, sería positivo tomar el 24 de marzo como recordación de lo que fue la violencia de Estado instalada desde 1976 y durante siete largos años, pero disponer también de este tiempo para reflexionar sobre las condiciones sociales y políticas que generaron la represión inmoral de los militares junto con las responsabilidades individuales y colectivas que condujeron a ese infierno de desaparecidos, campos de concentración, torturas, tumbas clandestinas y niños robados. Hablo de la colaboración civil con quienes fueron los ejecutores del plan macabro de exterminio, pero también de la discusión, hoy casi aislada o entre paréntesis, en función de una mirada épica y alejada de toda crítica, acerca de la experiencia violenta de la política, la de las organizaciones armadas que aunque fueron acuñadas en dictaduras continuaron esas prácticas después de 1973, ya en democracia.

Hace un tiempo -presumo que no soy la única- comencé a sentirme algo aislada en el mundo de las ideas, también en estos temas. En cierto momento perdí sentido de pertenencia y se impuso un límite ético, una suerte de modesta soberanía personal y de lealtad con principios que, por formación, me acompañan desde siempre. No es sencillo. De la mano de la épica hay en muchos un enamoramiento de lo que puede ser una idea llevada hasta las últimas consecuencias y una mirada religiosa sobre ciertos procesos, mientras, por mi parte, descreo cada vez más de las ideas iluminadas en la política, como de las acciones que, argumentando hablar en nombre de las mayorías, desprecian la palabra y la opinión de las minorías.

Este distanciamiento se fue dando en una Argentina radicalizada, dentro de un estado de cosas que contempla descalificaciones y desprecio hacia quien no piensa como uno. O agresiones, cuando se eleva la discusión, e incluso el final abrupto de relaciones de años cuando las diferencias se convierten en argumentos imposibles ya no de cuestionar, sino de escuchar o tolerar. Fue también en estos años que lo que comenzó como un reclamo de credenciales democráticas por parte de sectores que hegemonizaron la lucha de los organismos de derechos humanos ("¿Qué hizo Fulano durante la dictadura?") acabó en una sobreactuación, una mueca, una triste parodia para desmerecer a quienes no comulgan con el pensamiento dominante.

Un día de noviembre de 2013, en el marco del juicio por los crímenes de la ESMA, el presidente del tribunal le preguntó al abogado Jaime Nuguer luego

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