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Discriminacion En El Deporte

NachoMart4 de Julio de 2013

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Estereotipos:

Un estereotipo es una idea o imagen aceptada comúnmente por un grupo. Los estereotipos sociales surgen cuando varios miembros de un grupo acentúan parecidos y crean una pauta. Dicha pauta puede estar determinada por aspectos físicos -raza, género, delgadez-, psíquicos –sexualidad, conductas- y/o sociales -religión, política-.

La importancia de los estereotipos sociales viene determinada por sus consecuencias, en la mayoría de los casos negativas, para los individuos del grupo que no encajan en dichos estereotipos. De ello surgen los prejuicios, opiniones desfavorables frente al grupo social y, como consecuencia, frente a sus miembros. Estos prejuicios desencadenan unas pautas de comportamiento social hacia ese individuo o colectivo: se le discrimina dándole un trato de inferioridad por no cumplir con las pautas del estereotipo implantado socialmente.

El deporte posee un status especial dentro de la sociedad.

En ocasiones, dentro del mundo deportivo, encontramos estereotipos que no cumplen con lo estipulado socialmente pero aún así es aceptado y/o justificado por su procedencia contextual.

El deporte en la sociedad:

La práctica deportiva y el culto al cuerpo son dos aspectos muy relacionados en la sociedad actual. La imagen del cuerpo se ha convertido en un factor a tener en cuenta en la práctica deportiva. Ya no sólo se practica deporte por cuestiones de salud. Se han generado unos cánones socialmente “correctos” que han llegado a crear modas y estereotipos como el “metrosexual” o la “super-modelo” (Krane et al., 2001a; Greenleaf, 2002a; Snoeyenbos, 2002b). Si nos regimos por estos cánones, un hombre atlético y que cuida su imagen y una mujer de complexión delgada siguen las tendencias sociales más aceptadas. Estas tendencias no sólo han creado modas, sino que también son la causa de nuevas enfermedades como la anorexia o la vigorexia (complejo de Adonis).

Cuando nos acercamos a la alta competición deportiva, encontramos que las diferentes modalidades deportivas implican, en determinados casos, un desarrollo “especial” del cuerpo o de algunas partes de éste. Así, el trabajo constante de un tenista, esgrimista o lanzador provoca un mayor desarrollo de un lado de su cuerpo. Un nadador desarrolla su espalda; un jugador de voleibol, sus cuadriceps; y un gimnasta de artística poseerá, en general, una masa muscular muy desarrollada. Por otro lado, encontramos deportes que exigen una determinada complexión como la gimnasia rítmica, donde la delgadez y la flexibilidad son requisitos indispensables.

Mientras socialmente existen unos cánones, el mundo de la alta competición se rige por otros que en ocasiones coinciden, pero en muchas otras no. En las dos últimas décadas, diferentes investigadores han estudiado la influencia de los estereotipos sociales en el comportamiento de los

deportistas (Cashmore, 1996; Kane & Lenskyi, 1998; Ransdell & Wells, 1999; Weiller & Higgs, 1999; Mazhar, 2000; Brooks, 2001; Eastman & Billings, 2001; Krane et al., 2001b; Brace-Govan, 2002; Burger & Doiny, 2002; Greenleaf, 2002b; Harris & Clayton, 2002; Lynn et al., 2002; Snoeyenbos,

2002a; Mewett, 2003; Vicent et al., 2003; Schooler et al., 2004). La mayoría de estas investigaciones se centran en la mujer deportista.

La lucha de la mujer por el reconocimiento deportivo no sólo afecta a marcas o títulos en el deporte. La sociedad se guía por estereotipos y los deportistas, como miembros de una comunidad, se ven influenciados por estas tendencias.

Históricamente, la mujer ha estado más condicionada socialmente en términos políticos, económicos o sociales que el hombre. La lucha contra estas desigualdades va disminuyendo gracias al trabajo social por la igualdad de géneros. En la mayoría de los casos, esta igualdad se centra en obtener los mismos derechos y deberes que otro ciudadano independientemente del género. Pero en el plano deportivo encontramos barreras nuevas a superar por la mujer, las tendencias.

En una sociedad de consumismo como la actual, donde prácticamente todo se rige por baremos establecidos acordes a las tendencias del momento, encontramos que, cuando descontextualizamos aspectos físicos en pro del rendimiento deportivo, retrocedemos en la historia en contra de la igualdad de género. El rendimiento deportivo va unido del esfuerzo físico y éste va asociado, desde sus orígenes, a cualidades propias masculinas, por lo que la percepción de rendimiento va unida a cualidades que en pocas ocasiones se atribuyen a mujeres. Desde un posicionamiento social aplicado al deporte, estar fuerte (musculoso) o estar por encima de la media de altura se percibe de diferente forma en hombres que en mujeres.

Los medios de comunicación son los encargados de divulgar las tendencias sociales. La relación entre lo socialmente aceptado y la divulgación en los medios tiende a ser bidireccional. Cuando un deporte o deportista es aceptado socialmente, mayor es la difusión mediática, y viceversa: a mayor difusión del deporte o del deportista, más “normalizada” es su aceptación social.

Es evidente que los medios de comunicación y el deporte se retroalimentan. Por ello, es importante detectar aspectos, tanto personales como deportivos, donde la sociedad, a través de los medios de comunicación, influye en los deportistas, y más concretamente en su rendimiento. Para ello, estamos realizando una investigación que ha seleccionado su universo de estudio de un centro de alto rendimiento deportivo donde conviven, bajo unas condiciones muy similares, deportistas de ambos sexos, de diferentes modalidades deportivas y de varias nacionalidades (mayoritariamente catalanes).

Objetivos de la investigación:

El estudio consiste en una investigación cualitativa entorno a las tendencias sociales, la imagen que los medios de comunicación proyectan de los deportistas y la influencia que en ellos tienen.

El estudio se centra en la visión que los atletas tienen de sus cuerpos, en la aceptación social de la imagen del deportista y en la influencia de los medios de comunicación en la divulgación de esta imagen.

Los objetivos específicos son:

- Determinar el grado de influencia de la sociedad y de los medios de comunicación en la imagen y hábitos (alimenticios, de la forma de vestir dentro y fuera de la competición, etc.) desde la perspectiva del deportista.

- Identificar la imagen que el deportista cree proyectar a la sociedad y a los medios de comunicación en base a su deporte.

- Analizar aquellos aspectos que coincidan y aquellos en los que discrepen los dos objetivos anteriores, determinando la imagen que el deportista cree dar y el grado de influencia de los medios de comunicación y la sociedad. Especificar en qué se basan los hábitos de comportamiento de los deportistas y qué influye más: el atleta en la sociedad o la sociedad en el atleta.

- Analizar las diferencias a nivel de imagen entre los distintos deportes y en la relación con los medios de comunicación.

- Analizar las diferencias a nivel de imagen y en la relación con los medios de comunicación entre géneros, prestando especial atención a aquellos deportes donde la práctica deportiva sea exclusiva de un género, por ejemplo, gimnasia rítmica, natación sincronizada, etc.

Resultados:

Se ha realizado una prueba piloto para comprobar si el instrumento de evaluación cumpliría con los objetivos planteados y realizar las posibles correcciones para su buen funcionamiento.

El piloto se ha pasado a 20 deportistas (10 hombres y 10 mujeres) y ha sido contestada y entregada por 18 (9 hombres y 9 mujeres). Se ha seleccionado a representantes de ambos géneros en aquellos deportes que lo permitían. Las horas de entrenamiento varían según el deporte, este aspecto no implica nada en cuanto a la comparativa entre deportes.

Cada modalidad deportiva cuenta con unas exigencias determinadas en cuanto a repetición, intensidad, volumen y ciclo del entrenamiento.

Punto de vista del deportista:

En cuanto a la complexión, la percepción que los chicos y las chicas tienen de su propio cuerpo oscila entre delgada, media y fuerte. Destaca la percepción que tienen los deportistas de rítmica (delgada) y de los lanzadores (fuerte).

En general, el desarrollo físico de los atletas va enfocado a todo el cuerpo.

La mayoría de atletas realizan trabajo extra de fisioterapia.

Este punto es muy relevante, puesto que la fisioterapia se utiliza tanto en caso de lesión como para evitar lesiones.

Las partes del cuerpo que más sufren por las diversas prácticas deportivas son, la espalda, las lumbares y las articulaciones, sobre todo rodillas, tobillos y codos. El 50% de los atletas han sido intervenidos quirúrgicamente. Se diferencia la estética en aquellos deportes donde existen calificadores, es decir, aquéllos donde la clasificación depende de la puntuación del ejercicio que emiten los jueces. Es el caso de natación sincronizada, gimnasia artística y rítmica, y trampolín. Los esgrimistas también han destacado este punto.

En cuanto a la indumentaria, el 60% de atletas admiten que ésta condiciona la práctica deportiva, frente a un 40% que admite que no es condicionante. Por otro lado, sólo un 25% afirma que se siente incómodo compitiendo así. La ropa de competición se ve afectada por las tendencias sociales sólo debido a dos aspectos: las marcas deportivas que pujan y generan líneas deportivas según el deporte o deportista (sólo se da en el caso del tenis), y la evolución de los bañadores en natación para evitar el rozamiento.

Pese a que todos los deportistas siguen algún tipo

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