Discurso acerca de México

México, de una manera penosa, triste, precoz, inmadura y deficiente, es un país que es indiferente a la lectura, vivimos en una época donde el mexicano prefiere emborracharse y mirar la final de la champions league es lo relevante de su domingo, donde la elección de gobernantes es un segundo plano, donde los mismos en sus campañas electorales se burlan del intelecto humano… ¿De verdad piensan ganar votos con canciones?

Para el mexicano promedio le basta; no solo una canción, también con una módica cantidad de $300 pesos.

Ni hablar de la vomitiva… prácticamente asquerosa cantidad de dinero invertido en las campañas, el cual sería bien invertido en materia de salud, educación, apoyo al trabajador, pensiones, programas de apoyo social, etc…

Claro está en la frase “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” (Abraham Lincoln)

En fin… no es el tema, pero si gran parte del problema, si a nuestros ciudadanos no se les inculca una educación de calidad… ¿Entonces por qué exigir conocimiento de algo que no tienes? El propio gobierno no mejora los planes de estudio, sumándole profesores mediocres e ineficientes… ahora teniendo bases del problema.

Es necesario rescatar algo tan esencial, que el mexicano usa tan cotidianamente, algo que muchos creen trivial; otros, poco relevante… etc.

Me refiero a la ortografía y a la redacción, que han decaído en los últimos años… me encantaría decir –solo es una exageración mía-. ¡Pero es real!, y ver que los propios libros de texto estén plagados de errores ortográficos, tal es mi vergüenza, que no me basta ocultar el rostro bajo la palmas de las manos.

Una buena educación, fomentada no solo en planitas y reglas simples, sino desenvolviendo la mente creativa de los entes; moldeando una bella métrica, un estilo propio, un embellecimiento del lenguaje, México tiene potencial para la literatura, no solo novelista, también la tiene en carácter científico, solo tiene su mirada hacia otro lado.

Hay que reflexionar, leer, escribir, pensar, existir… ser conscientes de nuestra imagen, ampliar nuestros límites, palabras hay miles, y frecuentar lo mismo, es como vivir en un muladar lleno de cotidianidad, las mismas caras, la misma actitud, es… horrendo imaginar hablar igual, sin cambios de tono, sin sintaxis, sin puntuación y sin un orden correcto de tildes e incluso lógica.

Nuestro bello, delicado y complejo idioma, siendo aberrado por un habla constante, sin cambios, simplemente… aburrido, es como una conversación con una máquina, no tiene variaciones de tono, es tedioso y desesperante comprender las palabras de una máquina, un ejemplo de ello es el loquendo. Y empeorando el asunto, si uno no tienes idea de las reglas de sintaxis, puntuación y ortografía, olvídate de la comprensión y lógica.

Por ello es fundamental rescatar la ortografía, para mejorar la calidad de nuestros escritos.

Ya sea en cualquier ámbito, ya sea cualquier lugar, cualquier tiempo y forma.

En lo personal, lo que sé de ortografía lo aprendí de la literatura, mi léxico aumento también gracias a ella, tal vez no sea yo un libro de tecnicismos pero si he de recalcar que me han enseñado a hablar de una manera propia ante las personas, retomando una imagen, ciertamente culta… respetuosa, asertiva, etc.

Un ejemplo de ello, sí, de algo que aprendí de la literatura es:

Que la palabra “muy” es un aberrante de la lengua española.

La palabra muy es un ser tan coloquial como los insultos, un limitante a la imaginación y vocabulario de las personas.

Al decir “muy” una persona se torna menos refinada, poco profesional, precariamente interesante… etc.

Sin algo más relevante que compartir, me despido de vosotros, con un cordial saludo y les deseo una bella tarde.

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